No hay tal pacto fiscal

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Ve pues: de las ocho líneas del Pacto Fiscal, la que se refiere a mejorar la calidad del gasto es la que menos empuje ha tenido desde que se suscribió aquel convenio. ¿Estuviste ahí para la suscripción? ¿No? Yo tampoco…es que el tal pacto se suscribe entre grupos de interés, y ya sabes: el presupuesto del estado es una forma de transferir recursos de los grupos no organizados de la sociedad, hacia los grupos organizados.

Por medio del Pacto Fiscal, aquellos grupos se enfocan en elevar la capacidad de los políticos y funcionarios para extraer dinero de los tributarios para luego redistribuirlo políticamente; y claro, ¿por qué iba a interesarles la mejora de la calidad del gasto? Si esto ocurriera, ¿de dónde iba a salir dinero para los diputados que son contratistas del estado? ¿De dónde iba a salir para privilegios? ¿De dónde iba a salir plata para comprar lo que no se necesita, comprar caro y subsidiar los intereses particulares de los que está plagado el presupuesto?

¡Sin que se resuelva la calidad del gasto no se debería avanzar un paso más en pacto alguno!  Sin que se resuelva la calidad del gasto, ningún político y funcionario debería atreverse a hablar de apretar a los tributarios,  distraer más recursos del sector voluntario de la economía hacia el sector coercitivo, o de drenar dinero del sector productivo hacia el malgasto, el desperdicio, y la corrupción del sector estatal.

Luego del destape de La Línea y de que se hiciera más evidente que la corrupción no es cosa de gatos en el gobierno, sino que llega hasta la Presidencia y Vicepresidencia de la República, ¿por qué creerán los fanáticos de los impuestos que a los tributarios les interesaría entregar más de lo que les cuesta trabajo ganar? Y eso que todavía no sabemos qué podredumbre hay en los ministerios de Comunicaciones, Educación y Salud, para mencionar sólo tres.  Y eso que no hemos atisbado en la corrupción en los organismos Legislativo y Judicial.  Y eso que no hemos escarbado en la corrupción de las entidades descentralizadas y autónomas. Cuando aquello pase vas a ver por qué es que hay que empezar por controlar la calidad del gasto.

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  1. Es triste ver a “expertos” burro-cratas tipo Icefi, que no tienen en su léxico palabras como ahorro, reducción, priorización, eliminación, transparencia, entre otras, se limitan a dos: más recaudación, que se haga con el dinero no importa. Podríamos cerrar varios ministerios, secretarías, fondos, etc.,cuantas plazas fantasmas y/o inútiles, teléfonos, carros, seguridad, viâticos, viajes, entre tantos otros dejaríam8s de finanaciar, entonces el dinero sobraría para las funciones reales del estado: seguridad y justicia.