La peligrosa política de estabilidad de precios políticos

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Hoy leí que Carlos Escobar Armas, fundador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales advirtió que, en Guatemala, los problemas sociales son los mismos de hace 35 años.  ¡Y qué razón tiene!; pero…¿cómo iba a ser de otra forma si las supuestas soluciones a aquellos problemas son siempre las mismas?  ¡Las mismas que siempre fracasan!

Veamos, por ejemplo, la iniciativa presidencial de llegar a acuerdos para estabilizar los precios.  ¡Como si los precios fueran consecuencias de acuerdos políticos!  ¡Como si los precios fueran consecuencias de ecuaciones, derivadas, mediciones, o cábalas!  ¡Como si lo que opinaran los políticos, o los técnicos en oficinas con computadoras fuera determinante para los precios!.

En los años 70 la estabilización de los precios de la leche, por medio de la fijación de precios tope, acabó con la industria lechera.  ¡La mató!  Alguien dirá que la fijación de precios no es lo mismo que acordar precios.  Pero para el caso son exactamente lo mismo si acordar precios es una decisión política.  Me explico:  Los precios son consecuencia de los miles y millones de acuerdos que hacen vendedores y compradores en el mercado.  Y el mercado es lo que ocurre cuando las personas intercambian su propiedad.  Los acuerdos políticos, en cambio, son conseguidos desde el poder, con propósitos políticos y poco, o nada tienen que ver con el intercambio libre, voluntario y pacífico entre personas.

En los años 80 la estabilización de precios hizo que desaparecieran, de las estanterías de los mercados y los supermercados la Incaparina, el papel toilette de buena calidad, las baterías y otros productos de consumo.  La estabilización de precios hizo que los panes se redujeran en tamaño y en calidad a tamaños absurdos.  Una vez fue abandonada la política de estabilización de precios, no solo reaparecieron los productos que habían desaparecido sino que la calidad de los panes, su tamaño y la variedad de la oferta de panes se elevó a los niveles que disfrutamos hoy.  Ni el pan más rascuache, de la panadería más gacha, es tan malo ahora como el pan que se consumía generalizadamente cuando este producto se vendía bajo una política de estabilidad de precios.  Ni la leche más corriente, que consumes ahora, es tan mala como el agua de color blanco que se vendía bajo una política de estabilidad de precios.

¿Qué industrias asesinará la nueva política de estabilidad política de precios? ¿Qué productos hará desaparecer la nueva política de estabilidad política de precios?

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  1. Geraldine Pearse

    Pero en qué mundo viven los políticos que no aprenden nada. Nada de los fracasos de otros gobiernos, nada de lo bueno de otros países o de lo nuestro. Varias personas sabias han dicho que seguir haciendo siempre lo mismo esperando resultados diferentes es la definición de locura o estupidez, no recuerdo.