Un barco pirata bajo mi ventana

¡Hay un barco pirata bajo mi ventana!…bueno, la imitación de un barco pirata, je je.  Pero lo interesante es que me puso a pensar en que los piratas -como otros vándalos y delincuentes- tenían códigos de conducta que había que respetar y que aceptaban contractualmente.  Tenían normas que permitían la asociación y protegían sus vidas, sus propiedades y su libertad.

El código de los piratas era uno de conducta y contenía normas de disciplina, normas para repartir botines e incluso normas para compensar a compañeros heridos.

El propósito de esta meditación no es el de defender, o justificar a los piratas; sino llamar la atención sobre la importancia de los códigos de conducta y las normas como instituciones aún en organizaciones criminales.

Eso sí…sí tengo un pirata favorito:  Ragnar Danneskjöld.  En La rebelión de Atlas, R.D. es un pirata notorio que lucha contra los saqueadores en sus mismos términos violentos; es un Robin Hood al revés que roba de los parásitos y les devuelve su riqueza a los creadores y emprendedores productivos a quienes les fue robada primero.

 

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3 comments

  1. Seguro la mala reputación, no es por lo que hacían entre ellos como grupo social, sino lo que le hacían a los demás.

  2. Tienes razón, Pepe. Por cierto que encontré este trabajo por el cuate Virgil Storr, que me dan ganas de leer: http://books.google.com/books/about/Enterprising_Slaves_Master_Pirates.html?id=hq2amQ9e0DMC

  3. Gracias, voy a buscar el libro.

    Saludos.