03
Abr 10

"El lenguado es alabado, y el bacalao es alabao"

El bacalao es, para mi gusto, el rey de los platos de la Semana Mayor chapina. En casa lo preparamos con base en la receta de mi bisabuela, Adela; pero he ido modificando la receta. Las claves, sin embargo, son usar bacalao noruego para que su carne sea resistente; cambiarle el agua al pescado unas tres veces antes de freírlo y dejarlo en agua durante la noche del jueves, para quitarle la sal; y usar aceite de oliva de forma muy generosa, pero muy generosa.

El aceite contribuye mucho a que la salsa tome un color intenso; y una de las cosas más ricas de comer bacalao a la vizcaína es remojar en la salsa y el aceite pedazos de pan francés de horno de leña. Y, por supuesto, no debe faltar un buen Reserva, y mejor si es de la ribera del Duero.

La salsa tradicional se prepara con cebollas y ajos, tomates, aceitunas y alcaparras; pero en la casa le añadimos un chile guaque asado y al tomate le licúo unas aceitunas. En esta ocasión, por cierto, usamos cebollas cultivadas en la casa.
Mucha gente no le atina a quitarle la sal al pescado; y encima, prepara el plato y se lo come. He encontrado que lo más fácil es pasar los filetes por agua fría; y luego dejarlos remojar durante una hora y cambiarles el agua; luego se dejan durante la noche y se les vuelve a cambiar el agua en la mañana; antes de empezar a preparar el plato se vuelve a cambiar el agua en una tercera ocasión previo a cortar en cubos el bacalao y dejarlo escurrir para luego freírlo. Así no hay pierde, y, con la sal de las alcaparras (normales, no saladas) es suficiente para que el plato salga bien sazonado.
Los tomates pueden ser asados, o cocidos; pero si puedo escoger, prefiero usarlos asados. Mi abuela, Frances, y una de mis tías abuelas se tuvieron durante años una discusión acerca de si mi bisabuela los usaba asados, o cocidos. He encontrado que no hace mayor diferencia, pero prefiero usarlos asados.
El buen bacalao es blanco cuando se lo compra; y su carne es resistente cuando se lo prepara. Por eso es bueno comprarlo de las aguas más frías posibles, para que su carne sea firme.
Los postres tradicionales apropiados para el bacalao en la Semana Mayor chapina, son el dulce de garbanzos, la miel de garbanzos, los moyetes, o las torrejas. Pero a mí me gusta usar estos para la refacción y de postre acudir a sorbetes de mango, de jocotes marañones, o de berries porque son refrescantes.
El bacalao me gusta mucho desde que era muy niño; y estoy consciente de haberlo comido, por primera vez, a eso de los 8 años. Y en aquel entonces no venía casi sin espinas, como viene ahora, de modo que había que comerlo con mucho, pero mucho cuidado para no terminar con una espina metida en el gaznate.
La otra forma en la que me gusta mucho este pescado es en forma de frituras, plato que comí por primera vez en la casa de la tía abuela cubana de un amigo.
..y bueno, como dicen Les Luthiers: Alabado sea el lenguado, y el bacalao alabao.

02
Abr 10

Panes de Flores Costa Cuca y de San Marcos

Los de la primera foto son tres panes de Flores Costa Cuca, que recibimos en casa, gracias a los cuates Alexis y Mari. Y los de la segunda foto son dos panes de San Marcos, que nos trajeron mi hermana Guisela y el Ale.
Nótense los diseños distintos; y su sabor y texturas también son diferentes. Cada región tiene sus panes característicos; pero todos tienen los mismos propósitos: que haya pan durante la temporada en la que ninguna panadería trabajaba; y compartirlo con familiares, amigos y vecinos. Durante esta temporada el pan se hace por arrobas y se obsequia, o se intercambia.
La tradición, en la Costa Sur, es comerlo remojado en miel de garbanzos; y no se qué ocurre en otras partes del país. Pero estoy seguro de que, sin duda, también se come remojado en chocolate y en café con leche.
En un momento desayunaré miel de garbanzos y remojaré, en ella, pedazos de estos panes deliciosos.

01
Abr 10

Una tarde perfecta para Lucía di Lammermoor

Lucía di Lammermoor es, por mucho, mi ópera favorita; y hoy, en esta tarde hermosa y brillante me he topado con esta versión ambientada en el siglo XIX. Buena música para disfrutar de el atardecer, acompañado por un vaso de vermouth rosso con un twist de mandarina.

01
Abr 10

Pepián con cáscara de platano

El pepián es una de mis comidas chapinas favoritas. Es de origen antigueño y se prepara con espinazo, carne de marrano, carne de res, gallina o pollo; y a mí me gusta hacerlo con una mezcla de marrano y gallina. Se come acompañado con ejotes, papas y güisquiles o chayotes.

El caldo se prepara con tomates o jitomates, miltomates, cebollas, ajos, pepitoria, ajonjolí,o sésamo, culantro o cilantro, chile guaque y tortillas quemadas. Todos los ingredientes deben estar tostados porque la idea es que el caldo salga entre marrón oscuro y negro. El pepián “canche”, no sirve.
Lo interesante de esta foto es que el muchacho está tostando los chiles, los tomates y el ajonjolí, y una cáscara de plátano. A mí me llamó la atención este último ingrediente y -aunque no pudimos probar el pepián que estaba preparando, porque la preparación era anoche y el plato era para vender hoy-la propietaria del lugar nos aseguró que le da un sabor especial a su pepián.

01
Abr 10

Comidas de procesiones en Semana Santa

Las procesiones chapinas salen acompañadas por numerosas opciones de comida. Algunas de aquellas comidas son muy tradicionales como los churros, los buñuelos, los moyetes, el pescado, los panes con pierna, con gallina o con chiles, los encurtidos, las plataninas, las corbatas chinas, las plataninas, los elotes, el pepián, las empanadas, las granizadas, los algodones de azúcar, las enchiladas y los tacos, los pirulíes, los dulces típicos, los jugos, la carne adobada, los chorizos, las garnachas, las tostadas y los jocotes. Otras son novedosas como las pizzas en carretilla y los cubiletes de PriceSmart acompañados con chocolate o café capuccino.
Yo no aguanté la tentación y paré en la Plaza de la Constitución comiendo buñuelos.

01
Abr 10

Dulce de garbanzos, ¡el postre estelar!

El dulce de garbanzos es el postre estelar de esta temporada, en Guatemala. A mí me gusta su sabor, que integra muy bien la canela, el azúcar y los garbanzos; pero también me pierdo -como en un sueño- en su color dorado. Los de la foto son los que hicimos ayer, en casa.

Esta es primera vez que lo hacemos, luego de que allá a finales de los años 80 hicimos uno en casa de mi madre. El asunto con este postre es que hay que pelar los garbanzos uno por uno, tarea que consume cerca de dos horas por libra, por persona. El otro asunto es que mi tía abuela, La Mamita -que era la diosa del dulce de garbanzos- nos advertía que estos se podían pasmar si no eran debidamente trasladados de la cocción a la miel. Si los garbanzos se pasmaban, quedaban duros y la miel no les calaba. Así que hacer dulce de garbanzos no es cualquier cosa.
Luego de que falleció La Mamita, mi tío Rony se convirtió en el rey de los garbanzos en dulce. La mera verdad es que los suyos son magníficos y nunca han tenido nada que envidiarle a los de La Mamita, Siempre dorados, siempre calados y siempre clara la miel.
Hoy celebro que los que hicimos en casa siguen la tradición que sembraron La Mamita y Rony; y que, seguramente, viene de mi bisabuela Gilberta de donde venían muchas de las costumbres y comidas que hacía La Mamita.
En a Costa Sur el dulce de garbanzos se llama miel de garbanzos y se prepara con panela, en vez de azúcar. También se le añaden frutas como plátanos y mangos.