Los verdaderos efectos de la legislación caprichosa

Los efectos no intencionados de la diarrea legislativa que agobia a los guatmatlecos supera por mucho a los supuestos efectos positivos.  Pero peor aún…esa multiplicación de leyes caprichosas, le abra las puertas a la arbitrariedad y a la corrupción.  


Hoy, en el marco de la absurda ley que prohibe que más de una persona vaya en moto leemos que en Chiquimula hay dos policías que patrullan las calles en motocicleta, y se dan a la tarea de detener a jóvenes y a señoras que conducen motonetas, porque saben que la mayoría no porta licencia de conducir; sin embargo, en lugar de sancionarlas, piden mordida de Q50 a Q100. ¿Cuánto van a pedir ahora, si no portan el chaleco y el casco?

Este ejemplo se suma al de que en lugares como Santa Rosa, Chimaltenango y Sacatepéquez, agentes de la Policía Nacional Civil visitan a tenderos varias veces al día y, mediante el uso indebido de la Ley Antitabaco, los amenazan y extorsionan por vender cigarrillos, cosa que no es prohibida por la normativa citada. 


Otro caso de interpretación abusadora de la ley es el que hacen autoridades de Educación en el sentido de que impiden que en las escuelas sean recomendados libros, en el supuesto de que como es prohibido vender libros en las escuelas (sí, leyó usted bien, en Guatemala es prohibido vender libros en las escuelas), también es prohibido recomendarlos.  Esto lo leí en Siglo Veintiuno el 5 de marzo de 2009 en la página 8; y no puse el enlace directo porque no lo encontré en su sitio Web.  La prohibición está en el Acuerdo Gubernativo 226-2008.

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