¿Siempre dispuestos a hacer el ridículo?

Esta es la historia de un sujeto que le estafó al estado de Guatemala Q276 mil.  Aparentemente, en uno de sus esquemas de pillo, estafador se hacía pasar por hijo de un exembajador español y, mediante ese truco, conseguía favores y servicios de distintas dependencias gubernamentales.  El encargado acaba de ser sentenciado; pero el tribunal lo absolvió del delito de usurpación de funciones porque argumentó que la Fiscalía no presentó pruebas suficientes que comprobaran que el sindicado se hacía pasar por himo del exrepresentante diplomático.  

A este respecto se me ocurre que: Lo de la usurpación nunca existió y fue un invento;  Lo de la usurpación sí existió pero se hacía de forma oral y por eso no hay pruebas.  Si este fuera el caso, lo que me sorprende es lo serviles que son ciertos funcionarios y empleados públicos que no dudan en prestar servicios y favores a cualquiera que cecea y que llega a pedir cosas; o Lo de la usurpación sí existió, y que, aunque hay pruebas duras, alguien prefirió no presentarlas supuestamente para no quedar en ridículo.
Y yo digo que de todos modos quedan en ridículo porque, ¿cómo es eso que un patojo cualquiera llega y consigue favores de funcionarios y de empleados sólo porque dice que es hijo de un embajador?
…y ahora que estamos hablando de ridículos, por favor déjenme que les recomiende Ridicule, una peli francesa que se puede conseguir, con subtítulos, en Take One, la tienda de vídeos de Plaza Futeca, en la zona 14.

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