La ciudad de Guatemala es un atolladero; y esta caricatura buenísima de Fo, publicada hoy en Prensa Libre, ilustra el motivo. Mi apuesta es a que esta administración municipal ha dispuesto hacer la ciudad hostil a los automóviles particulares. Alguien, el alguna oscura oficina del Palacio de la Loba, ha de creer que los chapines deberíamos caminar más y que deberíamos usar transporte colectivo, y va a hacer todo lo que sea posible por imponer su criterio. Otro ejemplo más de constructivismo arrogante.