30
Mar 13

La magia de las alfombras

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Cuatro, o cinco generaciones se cruzan frente a la alfombra que ayudé a hacer ayer, con unos amigos.  Esto es lo que más me gusta de las tradiciones -aunque no esté de acuerdo con la filosofía de algunas de ellas-.  Me gusta el encuentro entre generaciones; el establecimiento de vínculos culturales, históricos, familiares, y amistosos.  La oportunidad de enriquecerse cultural y afectivamente.  La ocasión de aprender acerca de costumbres y prácticas que no sólo son inmemoriales (en muchos casos), sino que ha adaptado, o que han permanecido prácticamente inmutables.

La anciana iba de paseo viendo alfombras como es la costumbre.  Se detenía frente a las alfombras dos, o tres veces y sonreía.  Mientras tanto, Sebastián se aseguraba de que la alfombra se mantuviera humeda.

De verdad les agradezco a mis abuelas, a mis padres, a mis amigos y a todos los que no sólo me enseñaron a disfrutar de las tradiciones y de la alegría de celebrarlas en compañía de quienes uno ama; sino que me permiten ser parte de ellas.  ¡Mi vida es muchos más rica gracias a las experiencias, y a quienes me acompañan en el camino de vivirlas!

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La de la foto es la alfombra que hicimos ayer con unos amigos en la Quinta avenida y Primera calle de la zona 1. Las alfombras son componentes propios e indispensables de las procesiones chapinas.  En su libro, Alfombras de aserrín,  Amelia Lau Carling cuenta que La semana antes del domingo de Pascua…los vecinos crean alfombras de aserrín teñido, de flores y de frutas sobre el camino de muchas procesiones.  Año tras año las hacen con nuevos diseños.  Año tras año las procesiones marchan sobre ellas, destruyendo sus dibujos al pasar.  De niña en Guatemala, mi hogar era el de una familia china que se aferraba a sus costumbres.   Pero la semana santa era una temporada como ninguna otra hasta para una familia china tan tradicional como la nuestra.  Con los vecinos nos juntábamos en las aceras para admirar las alfombras antes de que los cortejos caminaran sobre ellas.  Viendo las procesiones, yo sentía que la historia que narraban ocurría ahí mismo.  Y la belleza de los breves tapices creados con tanto primor se ha quedado grabada en mi corazón.

Elegí este relato porque Amelia expresa muy bien mis propios sentimientos frente a las alfombras; porque la familia de Amelia vivía en la Quinta Avenida de la zona 1, a unas cuadras donde vivía mi tatarabuela, Gilberta y su familia; y porque este año –por primera vez en mi vida– estuve algo involucrado en la elaboración de una alfombra de aquellas.

Al describir el proceso, Amelia cuenta que Primero puso una capa de aserrín natural y la regó con agua.  En seguida sus ayudantes dibujaron sobre ella las figuras de aserrín coloreado.  Se encaramaban sobre  tablas para alcanzar los lugares que debían adornar sin estropear lo que ya habían hecho.  Con un colador y unos esténciles de cartón, pasaban finas lloviznas de colores.  Cuidadosamente medían los diseños, siguiendo las instrucciones…luego otro ayudante pasaba por toda la alfombra con una regadera muy fina de agua, “pish, pish”, para que el aserrín quedara bien plano.  Ay, que linda era.  ¡Parecía una alfombra de verdad!

Luego de elaborar la alfombra, y antes de que pasara la  procesión de La Recolección, doña Yoli nos invitó a almorzar los tradicionales bacalao a la vizcaína y torrejas.  El de la foto es el equipo que elaboró la alfombra frente a la casa de doña Yoli.

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30
Mar 13

Miel de garbanzos y felicidad

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¡Esto es la felicidad, tómale foto a la felicidad!, le dijo una cuata peruana a otra cuando probó el plato de miel de garbanzos que les ofrecí.

La miel de garbanzos, al estilo de la Costa Sur, se prepara con panela (y en casa usan una mezcla de panela canche y panela oscura para darle el toque perfecto).  En casa le añaden fruta, como en la Costa, sólo que tienen el cuidado de cortarla en cubitos que se mezclan de forma balanceada con los garbanzos.  Finalmente hierve a fuego muy lento hasta alcanzar el toque enmielado.

En la costa se come con pan; y lo que uno hace es remojar el pan en la miel y comer los garbanzos y las frutas.

Este es otro de los platos típicos de esta temporada.


29
Mar 13

¡Los reyes del bacalao!

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¿Cuánto tiempo tendré de hacer el bacalao en casa? ¿Quizás unos 20 años? Y antes de eso veía cómo lo hacían mi madre y mi abuela, de acuerdo con la receta de mi bisabuela.  Nunca me ha salido mal, con todo y que un año no le quité bien la sal.

Este año, sin embargo, estoy seguro de que en casa superamos los de años anteriores.  Usamos la receta estándar; pero aparte preparamos una salsa paralela con tomates y chiles -guaque, pasa y de árbol- asados y la freímos en aceite de oliva en el cual fueron dorados unos ajos.  Con esta preparación sazonamos la salsa principal.  ¡Ay que alegría!, el bacalao salió como nunca.  De verdad nos superamos.  Pero no sólo con el sabor, sino con el color y con la textura de la salsa.

Usualmente almorzamos bacalao el viernes; pero, como mi amiga doña Yoli nos invitó este año a almorzar a su casa, mientras contribuimos a elaborar una alfombra frente a su casa en el Centro Histórico, pues hicimos el bacalao ayer y nos lo almorzamos.

La clave de un buen bacalao es el pescado mismo que debe ser de aguas bien, bien frías para que su carne sea firme.  La otra clave es usar aceite de oliva abundante y de buena calidad.  La tercera clave es desalar bien el pescado y sacarle las espinas si las tuviera.  La cuarta clave es asar los tomates y los chiles. Ciertamente que el bacalao es el rey de los platos tradicionales de esta temporada en Guatemala; y ahora tengo la impresión de que en casa somos los reyes del bacalao.

¿Dime si no se te antoja remojar pan francés de horno de leña en esa salsa?


29
Mar 13

Mangos en dulce, irresistibles

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Calculo que, si quisiera, podría comerme una docena de mangos en dulce.  ¡Ahora mismo!  Su sabor y su aroma tan intensos, se infusionan en la miel que sazonamos con canela, clavos, pimientas negras y pimientas de Chiapas.

A mí me emociona comer mangos en dulce y son mi postre tradicional favorito para este día. Me imagino que son soles y que han capturado la luz del sol en su color y en su brillo.


29
Mar 13

Chispas e incienso que preceden a las andas

Las procesiones propias de esta temporada incluyen nubes espesas de incienso.  He notado que en muchos cortejos son niños los que mantienen encendido el carbón que hace posible las nubes aromáticas de incienso que preceden a las andas.

En estas imágenes, de la procesión de La parroquia vieja, se ve a los patojos sacándoles chispas a los inciensarios y agitándolos para producir el humo que invade las calles, los callejones, las casas y los corredores de las vías procesionales.

En el vídeo también se ven y se oyen el pito y el tambor que precede a las andas.


28
Mar 13

Fotógrafo de Efe fue agredido en procesión

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La verdad sea dicha, aveces la mara se pone muy brincona contra los fotógrafos. A mí me pasó hace ratos en La Antigua; y a mi cuate, Jorge, le ocurrió también. Recientemente me pasó con turistas en la iglesia de Santo Domingo y en la Catedral.   La mara se pone bien agresiva y si se lo hacen a uno, pues uno ya sabe a qué atenerse con esa clase de gente; sin embargo, cuando uno anda con turistas es particularmente bochornoso.

Dice Oscar Rivas, el autor de la foto, que mientras el corresponsal de la agencia internacional de noticias Efe tomaba fotos para dar a conocer las tradiciones guatemaltecas a todo el mundo, fue agredido verbalmente por miembros de la Comisión de Orden de la procesión de Candelaria.

El contexto es el siguiente:  La procesión venía a más de tres cuadras atrás de donde estaba el fotógrafo que estaba tomando una foto de la fila de cucuruchos que espera el turno; no interrumpía el paso, tampoco estaba sobre la alfombra y mucho menos buscaba el enfrentamiento.

Sospecho que este fenómeno es propio de cuando algunas personas llegan a tener algo de poder.   No hallan la hora de poder aplicarlo sobre cualquiera: un fotógrafo, o un turista.  La gracia, para ellos, es la de ejercer la facultad de imponerse.

Uno entiende que deba haber orden en los cortejos, y que deba haber respeto en los lugares de culto; pero con los turistas, y en temporadas como la actual, los chapines somos anfitriones y no estaría de más que actuáramos con algo de civilidad…o con dos dedos de frente.


28
Mar 13

Garbanzos en dulce, la ambrosía de la temporada

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Ya así, en serio, en casa no se siente que es esta temporada sin garbanzos en dulce, sin bacalao, jocotes marañones y sin corozo.

El de la foto es el dulce de garbanzos de este año.  Su color dorado es inconfundible, y la claridad de su miel se fusionó con el sabor delicado de los garbanzos.  Parece increíble que en la antiguedad estas delicias fueran asociadas con la frugallidad e incluso con la rudeza.  Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es propio de la Semana Santa chapina.

Los garbanzos en dulce o miel de garbanzos es una de la comidas típicas de la Semana Mayor chapina; y en mi familia quien los hacía cuando yo era niño era mi tía abuela, La Mamita.  Luego mi tío Rony fue el heredero de la tradición que recogimos en mi casa hace unos pocos años.

En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en una miel de agua, azúcar y canela.  La noche anterior se dejan en agua, con un toque de bicarbonato y en la mañana se pelan.  Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan en la miel para que calen bien.

Hace unas semanas, dos de mis fotos de garbanzos en dulce fueron publicadas por la Revista Dy la foto que acompaña a esta entrada es con un huipil de Panajachel, Sololá.


28
Mar 13

Limpieza luego de las procesiones

A su paso, las procesiones dejan los restos de las alfombras de aserrín y otros materiales que la gente hace a su paso.

Hay una larga tradición de elaboración de alfombras en Guatemala y las hay de muchos tipos. Los restos de estas formas de artesanía efímera tienen que ser removidos tan pronto como pasa una procesión no sólo porque hay que limpiar -que ya es bastante buena razón- sino porque en unas horas la gente empieza a elaborar alfombras para el siguiente cortejo.

A mí me gusta mucho el momento en el que los barredores se ponen de acuerdo y empujan el aserrín al mismo tiempo. Detrás de ellos vienen otros muchachos amontonando lo que vaya quedando y detrás vienen la máquina recogedora y un gran camión en el que se junta toda la basura. Y las calles quedan como que aquí no ha pasado nada.


28
Mar 13

Venta de mangos verdes y maduros

Inseparables de las procesiones propias de esta temporada son las ventas de alimentos.  La del vídeo es de mangos verdes y maduros; pero las hay de tamales y paches, tortillas con carne y embutidos, tacos, toda clase de frituras, gallina, caldos, encurtidos y bueno…la lista es larga.

Salir a ver procesiones no sólo quiere decir ir a ver los cortejos; quiere decir reunirse con la familia y los amigos, disfrutar del ambiente, practicar el antiguo arte de people watching y ¡¿¡cómo no?! comer enchiladas, empanadas, corbatas chinas, churros y todo lo que se antoje.


25
Mar 13

¡Ya vino el pan!

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Ah, como quisiera compartir el aroma de este pan.  El aroma inconfundible que dan el  horno de leña. La leche ordeñada el mismo día en que se hizo el pan y los huevos de las gallinas de la vecindad.  Hecho, además, con cariño por mi cuata Shalby en Coatepeque.

El aroma, el sabor y la textura de este pan son primigenios y eso nos conecta con la historia, el pasado y las tradiciones.  Por eso es que el pan es bueno para celebrar la vida y lo que la hace buena.  En Occidente, el pan está vinculado a la civilización y la cultura.

En la Costa Sur de Guatemala, se acostumbra preparar pan para Judas. La costumbre es que, el miércoles, grupos generalmente de jòvenes van de casa en casa y por las calles con música y pidiendo pan. La gente le da pan a Judas y por unos pesos los jóvenes bailan con el apóstol. También es costumbre que la gente intercambie pan.

El origen de estas costumbres, digo yo, es porque antaño las panaderías cerraban durante la Semana Mayor y, por lo tanto, la gente tenía que hacer su propio pan. Y luego…la necesidad se convirtió en fiesta, como suele suceder. La comida se disfruta más cuando se hace compartida; especialmente cuando se comparte con quienes se les tiene cariño, respeto y admiración.

Hace dos años hicimos el pan en la casa y salió sabroso; pero como no tenemos horno de leña, hace faltó aquel toque especial.

En la Costa Sur la costumbre es remojar el pan en la miel de garbanzos; y a mí me gusta mucho así, o remojado en leche, o en chocolate.