El columnista Adrián Zapata, comenta hoy que el tejido social está roto. Lo destrozó la represión desatada por la guerra sucia que impulsó, de manera institucionalizada, el estado contrainsurgente, durante la época del conflicto armado. Mi hipótesis es que si es cierto que el tejido social está roto, es porque, siendo la sociedad la consecuencia de una continua serie de intercambios; ese resquebrajamiento ha sido posible porque aquella serie de intercambios ha sido obstaculizada, impedida, dificultada y manipulada por aquellos que tienen la facultad de usar el poder de la ley para inervenir en la libertad de intercambiar y servir sin protección, ni privilegios.
Al respecto creo que al buen Adrián le faltó anotar que, el conflicto armado al que se refiere fue ocasionado por grupos armados que querían establecer un estado totalitario según modelos tomados de Cuba, la Unión Soviética, Europa del Este y hasta China. La URNG, con su guerra de 36 años, quería establecer la dictadura del proletariado; y la historia nos muestra que en los países donde se tuvo éxito en tal empresa, los muertos se cuentan por millones y el tejido social fue sustituido por ordenes militarizados, piramidales y opresivos. ¿Hasta qué punto? Hasta el de que miles de personas han perdido sus vidas lanzándose al mar y huyendo de Cuba, o de China; y cientos la perdieron tratando de saltarse el Muro de Berlín.
El tejido social chapín sufrió mucho durante el enfrentamiento armado interno; pero en justicia, debe recordarse que la causa de ese enfrentamiento fue que había un grupo que – mediante el secuestro, el asesinato, y otras formas de terrorismo- quería establecer una dictadura totalitaria. Y ese grupo era la URNG.
En cuanto al narco, en tanto que las drogas sean prohibidas en los países consumidores y en tanto que el precio de las mismas obtenga el premium de la prohibición, los muertos, la corrupción, la desinstitucionalización y la corrosión del tejido social, la vamos a seguir poniendo nosotros, al sur del Río Grande.
