El que pinta pared y mesa demuestra su bajeza dice un adagio que aprendí cuando era muy niño; y a la dirigencia popular -que salió a ensuciar las calles el 20 de octubre pasado- aquello parece no inquietarla. De hecho, en una de las parede manchadas, justo debajo de un letrero que dice Por favor no manche las paredes, algún patán escribió: Las paredes gritarán los que los medios callan. Y…¿qué gritan las paredes?
Primero gritan con hoces y martillos -que no podían faltar-, y esta vez cortesía del Partido Socialista Centroamericano. Gritan que Jesús era guerrillero y preguntan: ¿Cristo al servicio de quién? Quizás para deleite de quienes están resucitando la teología de la liberación y añoran los tiempos en los que jesuitas, maryknoll y otros miembros del clero participaban activamente en grupos guerrilleros.
Las paredes ensuciadas por los manifestantes revolucionarios sostienen, a gritos, que si hay más educación hay menos ladrones, como si la gente que no ha tenido educación fuera ladrona, y como si no hubiera ladrones bien, bien educados. Las paredes gritan y claman por el ven vivir cuando se refieren al buen vivir y gritan minerras cuando aluden a las empresas mineras. Las paredes gritan que la dirigencia popular quiere la estatización de los servicios públicos para que los políticos y sus funcionarios las controlen y se enriquezcan de ellas sin prestar servicios como ocurría cuando los servicios públicos estaban en manos de los políticos y sus funcionarios.
Es interesante el hecho de que la mayoría de manifestantes son burócratas y empleados del gobierno. ¡Miembros del gobierno que quieren hacernos creer que son pueblo! Pueblo, muchá, somos los que no estábamos ahí. Pueblo somos los que les pagamos sus sueldos.
Las paredes gritan que la dirigencia popular no se ha enterado de que el dogma de Montaigne sólo es realidad cuando los grupos de interés pueden hacer uso de la ley para expoliar a los demás. Montaigne planteó que el provecho de unos es la pobreza de otros y eso sólo es posible en sistemas como el mercantilista, el socialista y otros en los que no hay igualdad de todos ante la ley, ni se respetan absolutamente los derechos de todos a la vida, la libertad y la propiedad.
A veces, las paredes gritan ideas con las que uno no puede sino estar de acuerdo: ¡No más salarios de hambre!, por ejemplo; o ¡Por el buen vivir!…ojalá y explicaran cómo. Digamos: Clamando contra los impuestos expoliatorios, o a favor de más y mejores inversiones productivas, o a favor de más y más flexibilidad laboral. Las paredes gritan que ellos mandan, porque tu los dejas. Pero para eso, claro, no hay necesidad de pintar paredes y mesas.
Y a todo esto…¿qué se celebra el 20 de octubre? Pues la revolución que en 1944 acabó con el ancién regime en Guatemala y que luego fue secuestrada por los socialistas; mismos que ahora festejan pintando hoces y martillos en la Sexta Avenida del Centro Histórico.