El Presidente hace tratos con un notorio sospechoso de corrupción; su candidato oficial recibe plata de una empresa brasileña; y su vicepresidenta evade impuestos. ¿Qué falta?
Hoy nos enteramos de que el presidente, Otto Pérez Molina habría negociado con el empresario argentino -sospechoso de corrupción- Hermann Karsten para que su empresa Kolektor fuera asesora de la Superintendencia de Administración Tributaria, aquí en Guatemala.
También leemos que documentos incautados por la policía a la empresa brasileña OAS, que es investigada en el caso de corrupción en la empresa estatal Petrobras, apuntan a que acuella empresa le donó un millón de dólares al precandidato del Partido Patriota a la Presidencia de Guatemala Alejandro Sinibaldi.
La guinda del pastel es que la vicepresidenta Roxana Baldetti adquirió una vivienda ubicada en la colonia Jardines de la Asunción, zona 5, la cual declaró en Q50 mil cuando los precios de los inmuebles en dicho sector superan los Q500 mil. Lo anterior ocurre en un momento en que el Gobierno les exige más impuestos a los tributarios y asegura que lo que ya toma de ellos no le alcanza. El caso, sin embargo, tiene un caveat: No creo que los pipoldermos deban dar el ejemplo en cuanto al pago de impuestos siendo que estos son una forma de robo. Ya sabes tu que los impuestos no son más que dinero ajeno tomado por la fuerza para ser repartido, por los que ejercen el poder, entre intereses específicos y particulares -y su clientela-; intereses con los que los legítimos propietarios de aquel dinero posiblemente no contribuirían voluntariamente. Entonces, lo que hace Baldetti es lo que haría cualquier tributario y ciudadano medianamente chispudo y responsable: Salvar su patrimonio de la expoliación y del despojo. Baldetti sabe, como sabe cualquier tributrio y ciudadano medianamente chisputo y responsable que su obligación moral es la de no entregarle su patrimonio a los saqueadores.
Hay quienes dicen que Baldetti -y los otros pipodermos que eluden y evaden impuestos- deberían dar el ejemplo en cuanto al pago de los mismos y lo difiero en esa opinión. Nadie está moralmente obligado a dar el ejemplo en cuanto a permitir el robo, el saqueo, la expoliación y el despojo. Eso es la sanción de la víctima que necesitan los victimarios.
La ilustración la tomé de aquí.