Geraldina Baca-Spross, una sonata de creatividad y entusiasmo por las artes

A Geraldina Baca-Spross, promotora de arte extraordinaire, la vi por primera vez cuando mi abuela, Frances, y yo estábamos haciendo cola para entrar al espectáculo Nueces y cascabelesElla es Geraldina, me dijo mi abuela, Mira que ojos tan lindos tiene.  Y efectivamente, Geraldina se veía guapísima, y nos sonrió cuando mi abuela y yo le hicimos un gesto de saludo y entró al Teatro Nacional.

Geraldina y las artes escénicas en Guatemala son una sola.  Desde 1976 hasta lo que va del siglo XXI, la historia de la música, la danza, la ópera, el teatro, el ballet, y otras artes de esa naturaleza -en Guatemala- no puede ser escrita sin mencionar a esta dama en un lugar distinguido.

La segunda vez que la vi fue en su casa del final de la Avenida de las Américas.  Yo repartía juegos electrónicos Odyssey para ganarme unos quetzales y llegué a su casa a dejar e instalar uno.  Tuve la suerte de que ella me recibiera y ¿sabes que me impresionó muchísimo? En su casa había dos pianos. A uno, de niño, eso lo impresiona mucho.  Era evidente que era la casa de una artista y, sobre todo, la casa de una pianista, porque Geraldina también toca el piano.

Haz clic en la foto para ver una entrevista que le hice a Geraldina en 2012.

Las producciones de Geraldina no sólo han sido espectaculares siempre; sino que, las suyas, siempre han sido elegantes y de muy buen gusto.  No ha habido nada ordinario en sus producciones por sencillas que fueran.  Desde la presentación de una ópera, hasta la de un solista lucen magníficas si Geraldina las organiza.  Si el arte muestra el sentido de vida de los artistas, el arte que Geraldina produce y hace posible, es la materialización de todo lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico.

El miércoles pasado, Geraldina Baca-Spross recibió el reconocimiento Llamas de la Libertad de parte del Consejo Directivo de la Universidad Francisco Marroquín, presea que se otorga a personas que han llevado la misión de la Universidad un paso más allá.  Más merecido, imposible, porque Geraldina ha llevado, a las artes, donde tanto se necesitan, los valores estéticos propios de una sociedad abierta y de personas libres. La vida de Geraldina es la prueba de que una vida con propósito es una vida plena y feliz.

He tenido la dicha de ser invitado a seis producciones de Geraldina, primero enla Organización para las Artes de la Universidad Francisco Marroquín y luego en el Departamento de Artes Escénicas, de la Casa de la Libertad.  Primero en Monstruos y prodigios, como un miembro del público que inicia una guerra de pan con los actores; luego en Holiday of Musicals, como un estudiante preguntón; más tarde en El carnaval de los animales, al leer los textos de esa obra de Saint-Saëns; tuve un párrafo en la producción del Pájaro de fuego; leí una narración en Joy 2022 y, en mayo pasado, fui el narrador en Durmiendo en el museo.  Esas experiencias las he gozado como mico y se las agradezco mucho a Geraldina.

Siempre recordaré el recital que, a oscuras y en medio de lluvia y relámpagos, organizó en su casa durante la tormenta Agatha con la complicidad del virtuoso Roberto Prosseda. Sus soirées de navidad en compañía de Lowell, su esposo, y de damas notables como la cantante de ópera Susy Sello y esa institución que era Siang Aguado de Seidner, y de otros personajes de la cultura guatemalteca, también son memorables. Sus deferencias para mi madre, siempre son valoradas.

¡Estoy seguro de que tenemos Geraldina Baca-Spross para ratos! y de que los chapines seguiremos disfrutando de su vitalidad, de su creatividad y de su entusiasmo por las artes.   L´chaim, querida Geraldina.

Columna publicada en República.

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