La reforma constitucional no debe pasar

¡No debe pasar el proyecto de reforma constitucional!; y si quieres hacer tu parte para evitar este atropello comparte esta entrada para que más y más personas se den cuenta del peligro.

¿Peligro de qué?  De que del Congreso salga una normativa constitucional que le restablezca al banco central la facultad de financiar el endeudamiento del gobierno y el crecimiento del gasto público, y desate un proceso inflacionario.  Peligro por que se sabe qué es lo que enviará el Presidente al Congreso; pero no tenemos idea de qué es lo que los diputados sacarán de ahí.  Peligro de que se irrespete el principio de Primero en tiempo, primero en derecho, que ampara a los proponentes de las iniciativas que preceden a la del Ejecutivo.  Ya te mencioné tres razones, pero  hay más.

A la vista del peligro es importante que los ciudadanos y tributarios asumamos la responsabilidad que nos corresponde y que advirtamos a los que no están concientes de la amenaza.  Por eso creo que es oportuno compartir una serie de textos que la Agrupación Nomophilakia* publicó con ocasión de la Asamblea Nacional Constituyente de 1985.  Por favor cópia y distribuye estos textos para que más y más personas mediten sobre lo importante que es defender la Constitución y ponerle límites al ejercicio del poder.

La responsabilidad del ciudadano:

Todo ciudadano de una sociedad democrática tiene el deber de educarse y adquirir el conocimiento necesario para entender los asuntos cívicos. Democracia significa autodeterminación. Un pueblo indiferente a formarse un juicio propio e independiente de los problemas políticos y económicos fundamentales, no puede determinar sus propios asuntos. El derecho de voto es también una responsabilidad moral. El hombre inteligente que descuida educarse e instruirse para ejercer lo mejor posible su deber como votante soberano, no es frívolo, sino perverso. SU IGNORANCIA ENGENDRA EL DESASTRE.

Para salvar a la democracia del despotismo, el ciudadano debe poder enfrentar a los profesionales de la propaganda, que son celosos partidarios del burocratismo y del socialismo. Algunos de ellos son educadores de distintas instituciones docentes, otros son editores y colaboradores de periódicos “progresistas” que consideran como símbolo de la perfección científica, el profesar el radicalismo burocrático o socialista.

La propaganda es siempre de mentiras, falacias y supersticiones. La verdad se sostiene por sí misma, es la identificación correcta de la realidad, de un estado de cosas que existe y opera. La verdad no necesita propaganda.

LA IDENTIFICACIÓN DE LA VERDAD, ES UNA CONDENA DE LO QUE ES FALSO.

El resultado más nefasto judicial de la aversión del ciudadano medio a interesarse seriamente por los problemas políticos y económicos, consiste en su disposición a apoyar un programa de compromiso.

Ve el conflicto entre un sistema de economía libre y socialismo como si fuera una disputa entre dos grupos en que cada uno reclama y exige aquello a lo que tiene derecho.

Como no se encuentra preparado para juzgar las razones propuestas por cada una de las partes involucradas, cree que una buena solución para terminar la disputa es un arreglo amistoso en donde cada reclamante obtenga una parte de su reclamación. Cree que así, no existiría plena libertad ni pleno socialismo, sino algo intermedio. No obstante, el razonamiento de los partidarios de la solución intermedia o del compromiso, es falaz. El conflicto entre libertad económica y socialismo no es una lucha entre dos partes por tener una participación mayor en el dividendo social, sino una lucha entre un grupo que exige que se respeten los derechos del ciudadano y uno que exige para sí el derecho de violarlos.

NO PUEDE HABER COMPROMISO ENTRE LIBERTAD Y CONTROLES GUBERNAMENTALES; ACEPTAR “SOLO ALGUNOS CONTROLES”, ES RENUNCIAL AL PRINCIPIO DE DERECHOS INDIVIDUALES Y SUSTITUIRLO POR EL PRINCIPIO DE QUE EL GOBIERNO TIENE PODER ILIMITADO Y ARBITRARIO, SOMETIENDOSE ASÍ UNO A UNA ESCLAVIZACIÓN GRADUAL.

El intervencionismo estatal en la economía es una política que se destruye a si misma. Crea desempleo, monopolios, crisis económica, restricción general de la productividad del esfuerzo económico, “nacionalización” de las empresas y finalmente guerras.

La democracia es impracticable si los ciudadanos inteligentes, los líderes intelectuales de la comunidad, no se encuentran en situación de juzgar y formarse así, su propia opinión acerca de los principios básicos de programas sociales, políticos y económicos. Si abandonan su responsabilidad, dejan que la sociedad se divida en dos castas: los gobernantes y los crédulos ciudadanos, emergiendo así, el despotismo.

El conflicto entre libertad y totalitarismo, no se decidirá mediante guerras civiles y revoluciones. Es una guerra de ideas y será la opinión pública quien determine la victoria o la derrota.

SI UNA SOCIEDAD QUIERE SER LIBRE Y PRÓSPERA, DEBE ADQUIRIR EL CONOCIMIENTO NECESARIO PARA ENTENDER LOS ASUNTOS CÍVICOS, LOS PROBLEMAS POLÍTICOS Y ECONÓMICOS Y ASÍ PODER FORMARSE UN JUICIO PROPIO E INDEPENDIENTE PARA DETERMINAR SUS PROPIOS ASUNTOS.

El autor de los textos, por cierto, es Warren Orbaugh a quien le doy las gracias por compartirlos de nuevo.

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1 comment

  1. […] tarea de protegerlo; te recomiendo la serie de publicaciones que comencé con esta que se titula: La responsabilidad del ciudadano; y que sigue con Blanco y […]