27
Jun 11

Zompopos de mayo, ¡una delicia!

Los zompopos de mayo son una delicia, y ayer, el mercado de San Juan Sacatepequez estaba lleno de canastos con estas criaturitas sabrosas. Se los prepara tostados, en el comal, y luego aderezados con mantequilla y sal. En casa nos gusta comerlos con guacamol y tortillas.

Ayer, que fui con un grupo de amigos a aquella población trajimos una buena porción y los tostamos en casa. A @MasDubi le encantaron y se llevó su propia bolsita para preparar en su casa. Mi cuata, Erika B. los comió por primera vez y aunque admite que fue una experiencia, sospecho que no quedó convidada para probarlos de nuevo. Aunque quién sabe. Mi cuata Jeniffer huyó y no quiso probarlos.

En casa los esperamos con mucha emoción cada año; y en 2010 el día que fuimos a San Juan no estaban disponibles, así que teníamos dos años de no comerlos.

A mí me gustan desde que en Cuarto, o Quinto año de Primaria, un compañero de clases los llevó al colegio. A mí me saben como a maní tostado, y otras personas le encuentran gusto de chicharrones molidos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra “Historia natural del reino de Guatemala”; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Aparte de zompopos, comimos una variedad de hongos, y visitamos la morería de don Esteban Suruy.


25
Jun 11

Agradable visita de un zompopo de mayo

!Hoy llegó a mi casa un zompopo de mayo!  Me lo encontré en el balcón y luego de una sesión de fotografías lo dejé volar sobre el cedro de mi vecino.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra “Historia natural del reino de Guatemala”; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

En casa los comemos asados.


22
Jun 10

¿Zompopo de mayo gigante?

Este zompopo de mayo gigante fue una de las primeras carrozas durante el desfile que se celebró el domingo pasado en San Juan Sacatepequez. ¿Y cómo no?, si San Juan es tierra de estos animalitos deliciosos.
Los zompopos de mayo salen de la tierra entre mayo y junio y son comestibles. Se les separa el abdómen, se lava bien, se seca tantito, y luego se asan en comal con un poco de mantequilla y sal.
La carroza formó parte del desfile con el que el pueblo celebra su fiesta patronal. El mismo duró entre 4 y cinco horas, y tuvo dos partes: la de carrozas alegóricas y la parte hípica.

21
May 10

¡Ya hay zompopos de mayo! ¡Yummy, yummy!

Miles de zompopos de mayo cubrieron las calles de Barberena, Santa Rosa, el pasado martes 18. Estos insectos encantadores constituyen una maravilla de la naturaleza y también son deliciosos. Yo los compro en San Juan Sacatepequez, donde también abundan; y allá los venden limpios (sólo los culitos) para asarlos en el comal, con mantequilla y sal, en tortillas de maíz.


Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Las fotos son de los zompopos que comimos en casa el año pasado.

29
Jun 09

Deliciosos zompopos de mayo

Ayer fuí a San Juan Sacatepequez en busca de hongos de San Juan, y con lo que me encontré fue con zompopos de mayo. Como estos bichos son bocatto di cardinale esta fue una ocasión que no dejé pasar. Ahí estaban en un canasto, así que le pedí a la señora que los vendía que separara las partes traseras y comestibles de los zompopos y me traje media libra a casa.

Mediante soplidos y en un colador retiré las alas que habían quedado, luego los lavé cuidadosamente y los dejé secar durante un rato. Puse a calentar el comal y ahí los tosté lentamente. Cuando ya estaban tostados los puse en un cacito que tenía con mantequilla derretida y les añadí sal. Los comimos en tortillas y con guacamol. A mí me saben como a maní bien tostado, o como a la shinga de los chicharrones; pero hoy había opiniones encontradas en cuanto al sabor que pudieran tener.

Yo no los comía desde que estaba en Quinto año de primaria cuando un amigo llevó unos al colegio. A mí me gustaron entonces y me gustaron ahora; y me dió mucho gusto poder prepararlos en casa y que me slieran muy buenos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala. Tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Eso de comer insectos y simlares no me es ajeno. Mis padres tenían caracoles en el jardín de la casa y mis hermanos y yo hacíamos carreras y apuestas poniendo a los caracoles a competir en el piso de la casa. Ya se imagina, usted, que no era una carrera de velocidad; pero para nosotros era emocionante ver a nuestros caracoles avanzando del extremo de un ladrillo a otro en el piso.

También los comíamos en la casa. A los caracoles se les pone en una jaula colgante y se les purga la baba dándoles lechuga para que coman. Una vez purgados son cocidos y aderezados con mantequilla, ajo, sal, perejil y un toque de jerez seco.

Nunca he comido saltamontes, ni me he tragado los gusanos del mezcal, pero cuando tuve la dicha de visitar a mis amigos Juan y Bellita, en México, en su casa comí escamoles, que son huevos de hormigas rojas. Ya se imaginará, usted, que cuesta mucho recolectar los huevecillos al pie de los magueyes y que al mortificado recolector lo deben morder miles de hormigas rabiosas.

Los escamoles son preparados con mantequilla, ajo, cebolla, chile serrano, apasote y sal; y se los come en tortillas. Según los expertos, los escamoles son el caviar mexicano.


31
May 07

¡Zompopos de mayo!

De mis inusuales compañeros de trabajo, unos de los que más gusto me da ver son los zompopos de mayo.

Cuando era niño los probé asados y con mantequilla, como corresponde; y lo nos he vuelto a comer desde entonces. Sin embargo, hace un par de años comí escamoles y también me parecieron deliciosos.

Los zompopos de mayo saben como a maní bien tostado, o como la shinga que queda en el fondo de una bolsa de chicharrones.

También, cuando era niño y con mis compañeros de colegio, solía hacer peleas de zompopos; pero como decía la nana de un cuate: todo patojo es bruto.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala. “Tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto”.

Javier Aroche tiene fotos de zompopos, también.