Los zompopos de mayo son una delicia, y ayer, el mercado de San Juan Sacatepequez estaba lleno de canastos con estas criaturitas sabrosas. Se los prepara tostados, en el comal, y luego aderezados con mantequilla y sal. En casa nos gusta comerlos con guacamol y tortillas.
Ayer, que fui con un grupo de amigos a aquella población trajimos una buena porción y los tostamos en casa. A @MasDubi le encantaron y se llevó su propia bolsita para preparar en su casa. Mi cuata, Erika B. los comió por primera vez y aunque admite que fue una experiencia, sospecho que no quedó convidada para probarlos de nuevo. Aunque quién sabe. Mi cuata Jeniffer huyó y no quiso probarlos.
En casa los esperamos con mucha emoción cada año; y en 2010 el día que fuimos a San Juan no estaban disponibles, así que teníamos dos años de no comerlos.
A mí me gustan desde que en Cuarto, o Quinto año de Primaria, un compañero de clases los llevó al colegio. A mí me saben como a maní tostado, y otras personas le encuentran gusto de chicharrones molidos.
Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra “Historia natural del reino de Guatemala”; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.
Aparte de zompopos, comimos una variedad de hongos, y visitamos la morería de don Esteban Suruy.