Que lo cuiden Pachamama, El Corazón del Cielo, Yahvé y Babalú. ¡Que no nos deje! El presidente Alvaro Colom rechazó -por ahora- la propuesta presentada por 22 diputados de la UNE que consiste en nacionalizar los servicios de energía eléctrica que presta Unión Fenosa por medio de Deorsa y Deocsa. Colom afirmó a los diputados que no está de acuerdo con la nacionalización.
Unión Fenosa
06
Mar 08
¡Larga vida al presidente Colom!
05
Mar 08
¡Zape! Shoo!
¡Zape! y Shoo!, son interjecciones -una española y otra inglesa- que sirven para ayuentar, o para espantar. ¡Zape, gato!, o Shoo, fly!, decía mi abuela.
¡Zape!, le está diciendo un grupo de diputados de la administración socialdemócrata guatemalteca a futuras inversiones extranjeras en materia de energía eléctrica; precisamente en momentos en que la administración reconoce que estamos próximos a una crisis de generación eléctrica.
El diputado Inés Castillo encabeza el grupo de diputados que pretende hacer avanzar una ley que nacionalice las distribuidoras que compró Unión Fenosa en 1998. La idea es muy mala, en dos aspectos que se notan de inmediato:
1. Cualquiera que haya estado pensando en hacer alguna inversión en el ramo, ahora puede estar seguro de que su inversión sería muy precaria, o que tendría que estar sometida al chantaje de los legisladores chapines.
2. Unión Fenosa podría inhibir no sólo sus eventuales inversiones en posibles proyectos futuros; sino las que tuviera que hacer para darle mantenimiento o mejorar los que ya tiene.
Shoo, fly!; y Guatemala queda como un país en el que la seguridad para las inversiones depende de los veleidosos vientos políticos, o de la ignorancia de los pipoldermos ideologizados e ignaros.
Los chapines vemos la tempestad y no nos persignamos porque están por venir los apagones y espantamos a las inversiones en energía. Los diputados socialdemócratas aseguran que Unión Fenosa presta mala calidad de servicios y que las tarifas son altas. Pero aquí hay dos cosas que hay que recordar: Primero, por muy malo que sea el servicio, no es inexistente como el que no había cuando el estado lo “prestaba” y seguramente es mejor que el poco que había cuando el estado conseguía que hubiera. Recordemos los apagones de los años 90 y las luces mortecinas que mal iluminaban el país en décadas anteriores. Segundo, las tarifas las aprueba ese ñaque que es la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, o sea, el mismo gobierno al que los diputados quieren entregarle la tarea de generar energía de buena calidad y barata.
La idea es tan mala, tan mala; que yo no creo que sea de verdad. Más bien creo que sólo es una forma de chantaje de los pipoldermos. Pero…el daño ya está hecho; ¿quién resulta beneficiado?
10
Jul 07
Un trato, ¿es un trato?
Como cuenta mi amigo Luis Ernesto: Unión Fenosa se queja de que la administración nunca cumplió con el aporte que le correspondía para un fideicomiso para la ampliación de las líneas eléctricas en el interior del país. Y un contrato es un contrato, aunque talvez en Guatemala, no.
A los comerciantes de la 6a. Avenida de la zona 1 (los formales que tienen locales) Tu Muni los obligó a quitar los rótulos que tenían sobre aquella arteria (bajo el concepto de Centro Histórico); y a cambio el ayuntamiento se comprometió a quitar a los vendedores informales de las banquetas (que de hecho tapan a los locales formales). El resultado: fuera rótulos y quedan los informales…
Ahora la víctima es el ferrocarril, según esta historia publicada por el Los Angeles Times:
The Pittsburgh millionaire who spent $15 million to revive Guatemala’s once-defunct railroad said Monday that the freight trains would stop rolling Oct. 1.
His company, Railroad Development Corp., is locked in a legal battle with the Central American nation’s government, which Posner said has made it impossible to keep operating the money-losing service.
“Enough is enough,” Posner said. “It’s clear that at every level of Guatemalan society there is, at best, a lack of respect and, at worst, an outright hostility to everything that we have been trying to accomplish.”
Posner said the company would continue running trains to the end of September to meet previous commitments to freight customers.
The company will also press ahead, he said, with a legal action seeking $65 million in compensation from the government for allegedly damaging its business. Guatemalan officials did not respond to a request for comment.
Posner, 51, was the subject of a Times profile last month that chronicled his efforts to restore rail service to Guatemala, whose national railroad ceased functioning in 1996.
Posner’s railroad firm in 1998 won a 50-year concession to get the freight trains rolling again. It reopened a 200-mile stretch of track running from the capital of Guatemala City to the Atlantic port of Puerto Barrios, a feat hailed by train buffs but which never turned a profit.
Posner has made a career out of salvaging troubled railways in far-flung parts of the globe, including Malawi, Mozambique and Estonia.
But Guatemala has proved a tougher haul than any of them. Scrap metal thieves routinely plunder the tracks. Thousands of squatters have taken up residence in the right of way. Washouts ravage the rails during the rainy season.
But Posner said his biggest stumbling block in Guatemala had been the government. He claims that it failed to honor its agreement to contribute $3 million for track improvement and to evict squatters from the most potentially profitable lines.
When the company pressured the government to live up to its end of the bargain, Posner said, it retaliated with a rare and powerful legal maneuver to repossess its locomotives and rail cars.
That 2006 action is still tied up in court. But Posner said the threat alone scared off customers, sending his firm into a downward spiral.
In its suit against Guatemala, the company is invoking an investor protection clause in the Central American Free Trade Agreement, which includes the U.S. and Guatemala.
That pact forbids governments from expropriating assets of foreign investors. The railroad firm filed a claim in Washington last month before a special international dispute panel. A decision could take two years.
Posner said he finally concluded that nine years of spinning his wheels in Guatemala was enough.
“We can’t succeed in a country that doesn’t want us there,” Posner said.
Some say Guatemala might end up the real loser.
“The implications for foreign investors are not good,” said Carlisle Johnson, a political analyst and host of a popular radio program called “Good Morning Guatemala.” “Who is going to come in after this fiasco?”
marla.dickerson@latimes.com