Por las impertinencias de su embajador, Teunis Kamper, el gobierno de Holanda le ofreció disculpas al de Guatemala.
Y yo me pregunto, qué hubiera pasado con Kamper si lo que dijo lo hubiera dicho en La Habana, o en Caracas donde no son tan condecendientes como los chapines. Ojalá que la experiencia holandesa sirva de advertencia a otros embajadores con aires de procónsules que medran en los pasillos del Congreso, de los tribunales y del Ejecutivo.
En su momento, Kamper dijo cosas como:
“Es primordial crar una cultura de tributación, porque las élites del país no están acostumbradas a pagar impuestos”.
“Si usted -Juan Luis Florido- es de la opinión de que el MP no tiene recursos para hacer bien su trabajo, ¿por qué no renuncia”.
“Yo soy una persona que no especula. una de las principales tareas de un gobierno es garantizar el bienestar y la seguridad, y en Guatemala es evidente que eso no sucede”.
“El MP, la Policía Nacional Civil y la Corte Suprema de Justicia son responsables de la inseguridad por la impunidad con que trabajan”.
Las expresiones del representante diplomático de Los Países Bajos no sólo fueron impertinentes, sino que constituyen violación de la Convención de Viena, tal y como atinadamente lo hizo ver el excanciller guatemalteco Gabriel Orellana.