17
Abr 19

¡Waffles con jarabe de maple añejado en barriles de whiskey!

Ya se que no es de temporada; pero tenía un antojo y hoy me lo quité: Waffles con tocino y jarabe de maple añejado en barriles de whiskey.

La mera verdad es que los waffles me salen muy bien.  Uso la receta de mi bisabuela, Mami y los hago en su wafflera marca Universal de ca. 1924.

Si te gusta el jarabe de arce, este que es añejado en barriles de whiskey te va a gustar mucho, mucho más ya que el sabor amaderado y el del licor elevan la experiencia.

Por cierto que el whisky es escocés; en tanto que el Whiskey es estadounidense, o irlandés.  En este caso, como la miel viene de estado de Washington los barriles son de Whiskey.


11
Abr 19

Adiós a Alberto Cortéz y a Pastor López

Recién se han muerto Alberto Cortéz y Pastor López, dos músicos notables cuyas canciones son inolvidables y estuvieron presentes en mi vida de forma positiva.

De Alberto Cortéz mi favorita es No soy de aquí, ni soy de allá (que es de Facundo Cabral); pero si hay que hacer una lista no puedo dejar afuera Mi árbol y yo, Te llegará una rosa, y  A partir de mañana.

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De Pastor López posiblemente son incontables las veces que bailé con Traicionera y Brisas del valle.  ¡Yo, que tengo la gracia de una silla para el baile! ¡Yo, a quien Terpsicore le dio la gracia de una escoba para el baile!

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¡Ah, la música! Siempre tiene el poder de hacerme viajar en el tiempo y en el espacio.


20
Feb 19

Celebramos el Día de la Marimba

Hoy, que es Día de la marimba, y como lo he hecho en otros años les comparto una de mis piezas favoritas para ese instrumento: Río Polochic.

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El autor de esta hermosa pieza es Rodolfo Narciso Chavarría; y a mí me trae a la memoria fiestas alegres en la casa de mis padres con ocasión de sus cumpleaños y en la de mi abuela, Frances.  También me recuerda a mi bisabuela, Adela, cuyas manos llevaban el ritmo de la música de marimba, aún cuando sus piernas ya no podían llevarla a lo ancho y lo largo del salón.

Mami, mi bisabuela, tenía una marimba fabricada por Rosendo Barrios, propietario de la celeberrima Fabrica Internacional de Marimbas; y uno de los orgullos de ella era su marimba. En un reportaje titulado Una voz de madera, Mario Barrios (hijo de Rosendo) contó que la última marimba creada por su padre fue la del Hotel Casa Contenta, en Panajachel. En aquella época la propietaria era mi bisabuela, Adela Schuman de Morales, y ella le dijo a don Rosendo: Quiero una marimba que suene. Dicho y hecho. De la fábrica salió una marimba tallada al gusto; pero, sobre todo, potente. Tanto que el sonido rompió los vidrios del lugar, cuenta el reportaje por Christa Bollman que fue publicado en la Magazine 21, el domingo 24 de enero de 2002.

Yo crecí escuchando música de marimba y algunas de mis piezas favoritas son el DanzónEl Ferrocarril de los AltosVerónicaRío Polochic entre otras. En realidad nunca aprendí a bailar bien; pero recuerdo que de niño me impresionaba mucho ver bailar a la gente, especialmente cuando había marimba.

Actualización: Pregunté en Twitter: ¿Cuál es tu pieza favorita de marimba? y 103 personas contestaron.  De ellas 82 dijeron que es Ferrocarril de los altos, 11 prefieren Río Polochic; 6 prefieren Verónica y 3 Danzón. Fiesta de pájaros no estaba en mi litsta pero recibió votos.


22
Dic 18

Recuerdos de Interfer

Interfer es la Feria Internacional de Guatemala y tenía..tenía digamos que unos cuarenta años de no ir…fui el jueves y fue una experiencia muy agradable.

¡Por supuesto que me encanta el ambiente de fiesta! Me encanta ver a las las familias pasándosela bien, la gente que llega a oír la música, a bailar y a subirse a los juegos mecánicos.  Disfruté muchísimo de la gente emprendedora que llega a mostrar sus productos, ya sea artesanales, agrícolas, o comerciales.  Me entusiasma mucho la gente que se ve que le está haciendo ganas, aunque me da algo de tristeza que tengan que hacerlo en un ambiente económica y socialmente asfixiantes.

Cuando yo era niño un año había Feria Internacional o Interfer; y al otro había Feria Nacional.  La verdad sea dicha, la Interfer de ahora no tiene mucho que ver con la de los años 70 ya que no hay pabellones con exhibiciones industriales, comerciales y agrícolas de otros países.  Si la Interfer de ahora no se distingue de la Feria Nacional, me pregunto si todavía existe la Feria Nacional.

De todos modos que importa.  Dudo mucho que en la era de la Internet, una feria al estilo de la Interfer de los 70 tuviera relevancia alguna.  Lo importante, sin embargo es el espíritu general de fiesta y emprendimiento que hay en el Parque de la Industria.

Cuando yo era niño recuerdo que alguna vez fui con el colegio y a mí me gustaban mucho esas excursiones.  Mis padres solían ir alguna noche con mis tíos y sus amigos a comer y a echarse las chelas, supongo.  Y algún domingo nos llevaban a mis hermanos y a mi.  Luego de visitar pabellones y bazares la costumbre era comer garnachas y echarse las chelas, mientras los niños corríamos sueltos por ahí con unos centavos en los bolsillos para comprar chalchigûites.  ¿Qué recuerdo haber comprado en Interfer? Posters fosforecentes para el dormitorio y un colmillo (que yo decía que era de lobo) para colgarme al cuello.

Como a mí me gustan mucho esas cosas, y me fascino con las abejas y la miel, lo que más, más me impresionó fue un panal y ver a las abejas trabajando.  Cómo me hubiera gustado llevar a mis sobrinos (cuando eran niños) a ver algo así. Haz clic en la foto para ver el vídeo.

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La feria termina el domingo y me alegro de haber ido.  Aunque me hicieron falta los pabellones con maquinaria y productos, me divertí en los bazares y disfruté mucho en el salón de los emprendedores. Además me senté a comer flautas y a echarme una chela, luego de pasar por la concha acústica y el parque del beso a escuchar música y a ver a las parejas bailando.

El paseo por Interfer me dió algo de nostalgia; pero me llenó de alegría -fue una noche encantadora- y de verdad espero volver.


12
Nov 18

La barbería

Cuando era niño, mi padre me llevaba a la barbería del Hotel Palace, donde él y su padre se habían cortado el pelo.  Mi abuelo, Luis. por cierto, tuvo otra temporada de ir a la Barbería Londres, que es mencionada en el artículo que inspiró estas líneas y que creo que quedaba en la Décima calle y Séptima avenida.

Un reportaje titulado El regreso de los barberos, publicado en la Revista D, me trajo a la memoria los barberos de mi infancia y de mi adolescencia.

Mi abuelo se cortaba el pelo cada ocho días…y a mí me cuesta mucho, pero mucho ir cada dos, o tres. ¿Sabes qué sí me gustaba mucho y ya no es igual? El aroma a agua de colonia y a talcos de aquellas barberías del centro.

También durante mi infancia hubo un tiempo en que uno de los barberos del Palace, cuyo nombre creo que era don Meme,  llegaba a casa a cortarnos el pelo a mi hermano, Juan Carlos y a mi.  En aquel tiempo uno iba a clases de 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 4:00.  Cada tanto, en algún momento entre el almuerzo y la hora en que pasaba el bus del colegio para llevarnos de vuelta en la tarde, llegaba don Meme y nos pelaba a mi hermano y a mí.  No era raro que luego de los procedimientos, mi papá nos preguntara: ¡¿Quién te peló, que sólo las orejas de burro te dejó?!

Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de la barbería del Palace –ca. 1966- fue el de una tarde en que estornudé y el barbero que me atendía respondió ¡Salut implora! Frase a la que contesté: ¡Cucaracha inmunda! y acto seguido los cuatro, o cinco barberos que había en la sala y la demás gente soltaron carcajadas. Pero, ¿de dónde vino eso? Pues de mi abuelo Jorge que, cuando uno estornudaba, respondía ¡Salut implora, cucaracha inmunda!  y a los niños eso nos causaba mucha gracia, y yo pensaba que era lo apropiado para decir en caso de estornudo.

En mi adolescencia temprana, iba a cortarme el pelo a la Barbería España, en la Quinta avenida y novena calle, donde todavía atendía uno de los viejos barberos de la Palace, pero no el mismo que me llegaba a cortar el pelo a la casa cuando era niño y creo recordar que se llamaba don Carlos. Lo importante de esa barbería es que allá iba yo sólo, por mi cuenta y en camioneta, sin que me acompañara alguien de la casa.

Todavía existen los pequeños azulejos que había en el local de la Barbería España, en la Quinta avenida; y el edificio del Hotel Palace ahora es un colegio.  A ver si un día que ande por ahí me da por visitar el lugar para ver qué tanto ha cambiado.

Ah, y casi se me olvida, alguna vez me llevaron a la Barbería Los caballitos, que era para niños y quedaba poco más, o menos en la Quinta avenida y Primera calle de la zona 1.

La foto del Hotel Palace, en 1926, es de Guate Histórica.


07
Oct 18

Adiós a Charles Aznavour

Para mí, Charles Aznavour es la hora del cóctel con mi abuela, Frances, cuando ella vivía en Panajachel a mediados de los años 80. Cóctel, BTW, meant vodka.

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Para mi, Charles Aznavour es Venecia sin ti y sobre todo Emmenez-moi.  Nunca estuvo en mis playlists hasta hace un par de años que incluí una serie de chansons para darle variedad a la que uso en el carro. Ahora que le puse atención a Aznavour, con ocasión de su muerte, lamento mucho no haberlo disfrutado más y mejor, más temprano en mi vida.

Por poco y se me olvida: ¡Adiós, Charles Aznavour!


06
Oct 18

Adiós a Montserrat Caballé

Fue en el año del terremoto, en casa de mi amigo Ricardo, cuando conocí a Montserrat Caballé y se hizo nueva y querida en mi pequeño mundo musical.  Montserrat murió hoy y deja un vacío. ¡Como me gusta su interpretación de O mio bambino caro! y como me gustaba su personalidad.

Algún tiempo después, en el contexto de las olimpiadas en Barcelona, su interpretación de How can I go on, con Freddy Mercury dejó una honda huella musical en mi.  De cuando en cuando me sorprendo cantándola bajo la ducha y siempre me causa el mismo efecto dulce y melancólico.  No por la letra, sino por las voces y la música.

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Montserrat también fue una heroína contra el saqueo de parte del estado y tuvo que purgar seis meses de cárcel por tratar de defender su propiedad frente a las demandas de Hacienda.


24
Sep 18

Cabras, leche y recuerdos

Una de las estampas urbanas que más disfrutan los visitantes que suelo llevar al centro de la ciudad es la de las cabritas; y el martes pasado vimos como ordeñaban a una.

Escenas como esta no se ven en las grandes ciudades del mundo.  Y ni siquiera en las pequeñas de los países desarrollados. A los visitantes no sólo les encantan las cabras que pasean por las calles y por la Plaza de la Constitución, sino que les impresiona el chasquido del látigo y el hecho de que la gente tome leche al pie de la cabra.

Cuando yo era adolescente, llegaban cabras a mi colonia y mi padre solía comprar leche de cabra.  Se las daba a mis primos a quienes les causaba mucha gracia.  Yo no la tomaba porque no me sienta bien.  Lo que yo detestaba, eso sí, era el sonido del látigo, sobre todo en vacaciones cuando las cabras pasaban temprano y yo todavía estaba bien dormido.  No era agradable despertar con aquellos latigazos en el aire.

Descontando la imundicia que dejan por ahí, estos son los contrastes entre la urbe moderna, y la Guatemala que todavía tiene rasgos de pueblón.


24
Sep 17

Delicia de caldo de albóndigas

El caldo de albóndigas -con la receta de mi abuelita Juanita y de la Mamita- es uno de mis comfort foods favoritos en todo el universo mundo.

El sábado pasado lo preparé en casa, con ayuda de mi mamá; y con todos los alborotos se me había olvidado. La última vez que lo comí en casa de mi abuelita y de mi tía abuela fue antes de 1976 – se eso porque porque esa casa se cayó para el terremoto- y fue para un almuerzo al que llegamos mi madre y yo…y estaba lloviendo. Siempre asocio este caldo con un día lluvioso, siempre me trae alegría y su aroma me hace viajar en el tiempo.

Siempre he sido sopista.  Más sopista que caldista en el sentido de que me gustan más las sopas que los caldos; pero me encantan el caldo del cocdo, el de gallina, el de pollo y el de albóndigas.  En casa de mis padres sólo se tomaban sopas en la cena; pero en casa de mis abuelas también se tomaban sopas, o caldos, en el almuerzo. Esta es la segunda vez que hago este caldo de albóndigas y volví a recordar, con mucho cariño, a aquel par de viejitas.


10
Jun 17

¡Adiós a Adam West!

Adam West, el Batman de mi generación, falleció hoy a la edad de 88 años a causa de la leucemia.

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Allá por 1967, o 68 mi padre nos regaló a mi hermano Juan Carlos y a mí sendos trajes de Batman y Robin.  Es que esa era una de nuestras series de televisión favoritas, hasta el punto de que -¿cómo iba a ser eso posible, pero lo era?- mi padre tenía que silbar el tema de la serie cuando tocaba a la puerta e iba a por nosotros a la casa de mi abuelita, Juanita, a modo de santo y seña.  Ya se que esto no es fácil de imaginar; pero igual, así era como era.

Esto es en los años 60 cuando uno dependía 100 por ciento de los horarios de la televisión y uno de verdad tenía que esperar para ver sus series y películas favoritas.  No era fácil; pero no había de otra y uno no imaginaba un mundo en el que eso fuera distinto.  Elvis Presley tenía tres televisores distintos en su casa para ver los únicos tres canales nacionales que había en los EUA en aquel entonces.

Tuve traje de Batman y carrito de Batman.  Un batimóvil al que le salía fuego del escape. Fuego de plástico, debo explicar.  Tuve linterna de Batman que para alumbrar lanzaba una batiseñal. Un cuate del colegio tenía cinturón de Batman, con gadgets y todo.

Esos eran los años en los que Batman (Bruno Dîaz -porque todo venía traducido-) era Adam West; y los años en los que Robin (Ricardo Tapia) era Burt Ward.  El dúo dinámico, para más señas.

Por cierto, no es fácil ser Batman.  Si aceptas que tu identidad la construyes tú mismo, que tu propósito en la vida lo estableces tú mismo, que el orden de tu vida lo creas tú mismo, si aceptas completamente estos conceptos, tendrás el apuntalamiento filosófico para convertirte en Batman, así escribió mi amigo y maestro Warren Orbaugh. Seguramente querrás leer ese artículo en recuerdo del Batman de los sesenta.

La foto la tomé de Facebook.