09
Ene 13

Los discos de acetato

El fin de semana, en casa de mi amigo Rafa, encontramos varios discos de acetato que eran de su abuelo.  Si ya no conociste los discos de vinilo, de plano tampoco conociste los de acetato.  Los de vinilo son los Long Play que todavía se hallan en muchos hogares, ahí arrinconados.  Los hay de 33 y de 45 rpm.  Los de acetato, aparte de ser de otro material, eran de 10 pulgadas de diámetro daban vueltas a 78 rpm. Pesaban bastante más que uno de vinilo.

En casa de mi abuela, Frances, había varios y en la de mis padres había algunos.  Y nunca los escuché.  Sólo estaban ahí, ocupando espacio, y nadie se ocupaba de ellos.  Eso sí, recuerdo que había uno de Los churumbeles.


06
Dic 12

La hora oficial

El Centro Nacional de Metrología proporciona la hora oficial en todo el territorio nacional en toda la República de Guatemala, son las: once 20  minutos y 18 segundos.  Así te contesta la voz si consultas los números 1527 y 2247 2626.

Este servicio había desaparecido y en los años 90 estaba disponible por medio del número 126.  ¿Te acuerdas?  ¿Te acuerdas de qué respondía la voz? La voz decía: El signo indica, las once 20 minutos y 18 segundos.

¿Te acuérdas a qué número llamabas en los 60 y en los 70?  Era el número 16.

¿Qué era divertido de todo esto? Que había gente que le daba las gracias a la voz.  ¿Sáben qué me encantaría? Saber de quién era la voz.


03
Dic 12

Dulcitos del recuerdo

¿Alguna vez comiste de estas pastillas compradas en chiclero?  Las recuerdo de toda la vida, vienen envueltas en papel como celofán de colores, todavía tienen el mismo diseño y no saben exactamente como las tenía en mi memoria, pero fue un gusto encontrarlas y comerlas.

De chiclero también eran las tapitas, las jaleítas y las pastillas de violeta y de menta marca Gallito.  Los Tortrix, claro; y las Cremas, de Pozuelo.  ¡Los chocolates Polo!  y los Crispín.  Los chicles Adams, los Fragans y los Romy, de cardamomo.  También los chicles y dulces Clark´s.  Las galletas Chiky, las Picnic,  las Nucita, los Fantasía y los chocolates Layer.


15
Nov 12

Siglo XIX, Sexta avenida y Parque Concordia

De entre todas las fotos antiguas que circulan por ahí, de la ciudad de Guatemala, esta no la había visto antes y tiene algún significado para mí porque ese era el barrio de mi bisabuela Gilberta, de mi abuelita Juanita y de mi tía abuela, La Mamita.

Ellas vivían en la Quinta avenida y 15 calle, a un lado del consulado de los Estados Unidos de América, a una cuadra del Parque Concordia.  La toma de la foto es de la Sexta avenida y 14 calle, viendo hacia el sur.  Para los terremotos de 1917 y 1918, mi bisabuela y su familia acamparon en el Parque Concordia (ahora Parque Gómez Carrillo), que debe haber tenido el aspecto que muestra en la foto.

Por cierto que es estupenda la calidad y claridad de esta foto.  Al fondo de la Sexta avenida se ve El Calvario, en su localidad original.  La cuadra que se muestra a la izquierda es donde ahora están el Edificio Briz; y donde estaba el Restaurante Cantón.  En esa cuadra también está Mc Donald´s.

Fotografía del archivo de Foto Rex.


27
Sep 12

Ayuda para la mujer en el cambio de vida

Las que van pasando por este cambio (la menopausia) y las que empiezan a notar las perturbaciones que indican su principio encontrarán ayuda consoladora en el uso del Regulador Gesteira.  Por sus efectos calmantes, nervinos y tónicos en el organismo femenino, el Regulador Gesteira contribuye al alivio de las incomodidades y sufrimientos que tanto acongojan a la mujer en la menopausia.  Si Ud. se halla en esa edad crítica, o acercándose a ella, y nota síntomas como accesos de rubor, oleadas de calor y frío en el cuerpo, sensación de sofoco, mareos, nerviosidad, falta de sueño, irritabilidad y tristeza, tome Regulador Gesteira.

Ciertamente que ya no se ven anuncios así en los diarios.  Esta nota es de 1948 en El Imparcial y forma parte de la serie Chuchos con longaniza que estoy publicando ahora.  Las entradas de esta serie muestran cómo era la vida en la Guatemala de principios y mediados del siglo XX y ocurre gracias a las visitas que hace mi amiga, Olga, a la Hemeroteca Nacional.


25
Sep 12

Perdido y encontrado…mira cómo eran las cosas antes

Ayer estuvo en nuestra redacción el señor Jorge R. González para entregarnos un morral de cuero conteniendo dos botellas vacías de bebida gaseosa, una lima de metal, un desarmador con mango de madera, un lazo medidor, un cangrejo mecánico, un alicate y una tuerca, todo lo cual, nos dijo el depositante, lo encontró tirado en la calle cuando piloteaba un automóvil y se encontró con un motociclista a quien presume se le cayeron las cosas mencionadas.  La persona que pruebe la propiedad de lo indicado, puede pasar a recogerlos a nuestras oficinas de redacción, durante las horas hábiles de trabajo.

Así dice la nota que ilustra esta entrada, y que forma parte de la serie Chuchos con longaniza que estoy publicando ahora.  Las entradas de esta serie muestran cómo era la vida en la Guatemala de principios y mediados del siglo XX y ocurre gracias a las visitas que hace mi amiga, Olga, a la Hemeroteca Nacional.


24
Sep 12

Las notas periodísticas como eran antes: bajando la pendiente…

La foto y la gacetilla que la acompaña es un ejemplo de las cosas que eran publicadas en los diarios guatemaltecos en la primera mitad del siglo XX.  Este tipo de notas periodísticas ya no se ven en los principales diarios del país; y es fascinante encontrarlas y compartirlas para que las nuevas generaciones vean cómo es que ha cambiado la cultura periodística.  Para bien, digo yo.

Mi amiga, Olga, anduvo por la Hemeroteca Nacional y encontró el material que verás en esta serie de entradas.  La misma usa una categoría en común: Chuchos con longanizas, en alusión a la candidez que había en la sociedad chapina in illo tempore.  Muchas de las fotos, noticias y anuncios son políticamente incorrectos.

La nota periodística, de Nuestro Diario de aquel entonces, dice así:  Bajando la pendiente de una carretera polvorienta y también la pendiente de la degeneración, a un ritmo de bote y rebote, esta pobre mujer se ha sangrado el rostro por todos lados; cae en la cuneta y se levanta para caer contra el paredón; su hija –creemos nosotros- le ayuda con muchas dificultades a mantenerse en pie y continuar la lucha de necedad; desafía las leyes de gravedad, come tierra y piedras y se ríe de vez en cuando, intercalando la sonrisa de alienada con un gemido o lamento de india bola… No era día domingo ni día de fiesta; era día de trabajo y venía de regreso después de haber ido al mercado; pero lleva el vicio alcohólico y no logra liberarse; más bien hay una posibilidad de que su acompañante, joven guardiana de su integridad física, se contagie dentro de pocos días y sea ella la que ruede, por los mismos caminos, tortuosas veredas, para no descontinuar la labor que indirectamente sigue fomentando el Estado: la paulatina destrucción del pueblo. J.A.P


21
Sep 12

En recuerdo de Chuck Jones


Todos los que recordamos y gozamos con Bugs Bunny, El pato Lucas, Porky, Pepé Le Pew, El Correcaminos, Silvestre, El marciano Marvin y otros personajes, podemos celebrar que su creador, Chuck Jones, habría cumplido 100 años de edad hoy.

Me enteré porque temprano estaba escuchando la classical radio de South Florida y ahí mencionaron que quizás pocas personas en el mundo hicieron tanto por llevar la música clasica a la gente, como Chuck Jones y sus caricaturas.  ¿Quién no recuerda al Conejo de Sevilla, por ejemplo?

En julio, por cierto, anduve por San Diego y pasé por la galería de Chuck Jones en esa ciudad y ya era de noche y estaba cerrada; pero debería haber vuelto porque se que me hubiera divertido mucho.


24
Ago 12

Lecciones de Kei

Penetrar en la intimidad de una familia que sufre y se debate en intensos dilemas puede ser arriesgado y atemorizante. Puede dar pena ser inoportuno, inapropiadamente curioso, o tocar algo que es venerable.

En Lecciones de Kei, sin embargo, Edgar Urrutia la hace de generoso cicerone para conducirnos por la tragedia que él, su esposa Margarita, sus otros dos hijos y sus familias vivieron como consecuencia de la enfermedad y fallecimiento de su hijo Jóse o Kei, de quince años. Nos conduce por el camino doloroso; pero también nos comparte lecciones y nos deja con esperanza.

El año pasado, Kei murió de un cáncer cerebral que les dá a mayores de 50 años y la posibilidad de que un chico de 14 años lo padezca es de 0.0000012 por ciento.

¿Quiénes deberían leer Lecciones de Kei? Aquellos que están pasando por algo parecido; los que ya pasaron por algo similar; y los que, por nuestra condición humana, somos vulnerables a pasar por algo así. ¿Quién no ha llorado porque se le muere alguien a quien adora? De todas las posibilidades, ¿habrá algo más aterrador que ver morir a un hijo?

En el libro, hay un párrafo con el cual no pude contenerme. En él, Edgar le pregunta a Kei: ¿Te puedo abrazar y acariciar?; y el chico le respondió sí podés. Quise pedirle permiso, explica Edgar para que sintiera el respeto y la admiración que le tenía; el amor de padre que le profesaba. Lo abracé mientras él colocó su cabeza en mi hombro. Le acaricié su pelo, sus brazos; lo apreté suavemente contra mí; quise sentir su presencia, su olor, grabar cada parte de él en mí. Nos quedamos en silencio, escuchando caer la lluvia, mientras intentábamos capturar una parte de la esencia de la vida.

Edgar llama a su hijo, Mi Kei. Y cada vez que lo hace, el lector percibe el amor profundo que hay entre padres e hijos. Entre un padre y su hijo. Entre ese padre, y ese hijo.

Kei trascendió y su recuerdo se halla en árboles que tenían significado para él y su familia. Y Edgar escribió este libro para ayudar a otros, para ayudarse y para proveer de fondos a una Fundación que se ocupe de hacer realidad los sueños de niños y adolecentes en fase terminal. Si quieres saber algo más, u obtener el libro, recomiendo que visites leccionesdekei.com. ¡Carpe diem!

Esta columna fue publicada por El Periódico.


03
Jun 12

Sonidos en peligro de extinción

A ver…¿quién se acuerda del pito de las 12?  Este era un silbato (como el de Pedro Picapiedra) que sonaba en las fábricas grandes y anunciaba la hora de almuerzo.  En casa de mi abuelita Juanita se oía uno muy bien.  Era el momento de empezar a poner la mesa en la casa, y de asegurarse de que el almuerzo estaría listo a las 12:30 p.m.   El pito de las 12 es un sonido extinguido; así como hay otros que ya han desaparecido, o están en peligro de extinción.

De esto me acordé cuando leí de la existencia del Museo de los sonidos en peligro de extinción, obra de Brendan Chilcutt.  Ahí están el sonido de un videocasette siendo insertado en una videocasetera; el de arranque de un modem y el de inicio de Windows 95.  ¿Quién recuerda el sonido de una televisión de tubos?