Anoche fue la fiesta de las Luces Campero en la ciudad de Guatemala; y durante 30 minutos el cielo se iluminó con fuegos artificiales. En casa las vimos con ponche de frutas en mano, y comiendo deliciosas dobladas que hizo Elsa.
Yo me las gozo mucho porque me gusta maravillarme de lo que es bello. Además siemrpe es una buena ocasión para reunir amigos y familias.
¡Estupendas estuvieron las Luces Campero! Me encantan los colores, las formas y el modo en el que iluminan el cielo y la ciudad.
En este año, las Luces cumplieron 20 años de estarse celebrando. La primera vez, recuerdo que dispuse subir a verlas desde el Mirador en la carretera a El Salvador. Fue un desastre no sólo porque desde allá arriba se veían muy lejos y muy pequeñas, sino porque el tráfico fue espantoso.
Luego pasaron varios años en que no las vi. Durante un par de ocasiones las pude ver parcialmente desde la ventana de un edificio en la Plaza España; y desde mi casa anterior podía ver algunas entre las ramas de un hermoso árbol de Llama del bosque.
Anoche dispuse que, en vez de tomarles fotos, tomaría un vídeo para compartirlas aquí, en Carpe Diem.
Así vimos las Luces Campero el sábado 12 de diciembre, sobre la ciudad de Guatemala. Compartimos buenos momentos, y cenamos paches.
Nunca antes las había visto en toda su magnitud y realmente son un espectáculo festivo y alegre en celebración de lo que es bueno, bello y pacífico. El niño que hay en mí estaba fascinado.
Anoche se celebraron las tradicionales Luces Campero en la ciudad de Guatemala; y, desde mi balcón, puedo ver parcialmente la exhibición que se asoma entre las ramas frondosas de un hermoso ejemplar de llama del bosque.
A lo largo de su historia de 15 años, nunca las he podido ver completas; pero más de una vez las he disfrutado por un ratito, o desde un rincón y siempre me han dejado boquiabierto. Me encantan la tecnología involucrada y la precisión del espectáculo. He leído que para el show se usan 357 cajas de luces, con un peso de 7000 kilogramos. Me encanta comparar lo impecables que son, con lo artesanales y arriesgados que son los toritos que comentaba ayer.
Con todo y que nunca las he visto completas, las Luces Campero me recuerdan que siempre es posible maravillarse por lo que es bello.
Así se vieron (o mejor dicho, así medio se vieron) las Luces Campero desde mi balcón.
El Llama del bosque que tengo enfrente cubría el espectáculo, pero de todos modos algo se alcanzaba a ver. Me la pasé bien, acompañado por música navideña y el frío de la temporada.
Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en Carpe Diem. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley son precarios. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio -políticamente incorrecto- existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso). Me gustan la cocina, la lectura y la compañía de mi familia y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!
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