Kinder, Küche, Kircher, son las tres K de una consigna nacionalsocialista que mandaba a las mujeres a atender a los niños, a la cocina y a la iglesia. En 1934, Adolf Hitler se dirigió a la Organización Nacional de Mujeres Socialistas y les dijo que “el mundo de una mujer es su esposo, su familia, los niños y su hogar”.
Ahora nos parece absurda esta idea, equivalente a la no menos repugnante propuesta de que a las mujeres hay que mantenerlas “preñadas y descalzas”. ¿Quién, en pleno siglo XXI podría estar de acuerdo con semejantes propuestas? ¡Hamas!
El artículo 18 de la carta fundacional de Hamas dice que “Woman in the home of the fighting family, whether she is a mother or a sister, plays the most important role in looking after the family, rearing the children and embuing them with moral values and thoughts derived from Islam. She has to teach them to perform the religious duties in preparation for the role of fighting awaiting them. That is why it is necessary to pay great attention to schools and the curriculum followed in educating Muslim girls, so that they would grow up to be good mothers, aware of their role in the battle of liberation”. Y el artículo 17 lo pone clarito: ” She is the maker of men”.
Y hay otros que comparten los criterios de Hamas: Ayman Al-Zawari, alto dirigente de Al Qaeda, lo puso de otra forma, y al modo de aquello de que La mujer casada, la pata quebrada y en casa, invitó a las esposas de los hombres-bomba a dedicarse a las labores del hogar y a la educación de sus hijos. Según Al Zawahiri, la noble tarea de acabar con los enemigos del Islam incumbe a sus maridos.
No nos extrañe, entonces, que esas máquinas de hacer hombres y de educarlos para acabar con los enemigos del Islam tengan que empezar temprano a dedicarse a los niños, a la cocina y a la religión. De hecho “El muftí de Arabia Saudí, Abdelaziz Al Sheij, emitió una fatua o decreto religioso que permite el casamiento de niñas con diez años de edad cumplidos y según Al Sheik, quienes instan a la prohibición de estos matrimonios con menores de edad están equivocados porque esto es injusto para la mujer.
Casa, cocina, e iglesia; preñadas y descalzas; o con la pata quebrada y en casa; casadas con viejos a los 10 años; las mujeres del colectivismo islámista viven el destino que era para las mujeres del colectivismo nacionalsocialista.
Gracias a mi amiga, Sylvia, por disparar estas meditaciones.