A Daniel Raisbeck lo conocí durante un coloquio sobre la libertad en el pensamiento español, en el que participamos en abril de 2013; y ahora resulta que es el único candidato libertario para la Cámara de Representantes de Bogotá -y es postulado por el Partido Conservador- agrupación en cuyas filas también militan increíbles personajes ultramontanos.
El Estado no puede controlar al individuo y tiene que parar de intentarlo… Yo creo en la libertad del individuo, dijo en un foro reciente.; y en su página Web dice: me guía un aforismo del filósofo Nicolás Gómez Dávila: “la política sabia es el arte de vigorizar la sociedad y debilitar el Estado”.
Desde junio del 2012 dirige la Biblioteca Antigua y el Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, donde enseña griego, latín e historia grecorromana.
He aquí dos de sus propuestas:
Educación pública, calidad privada
Menos impuestos, más emprendimiento
Difiere con sus compañeros de partido al estar a favor de la descriminalización de los usuarios de drogas. Soy ciento por ciento legalización, creando un mercado regulado, como es el caso del alcohol y el tabaco. Podemos tener etiquetas que digan “la cocaína es perjudicial para la salud”, indicó. Y otro tema que lo enfrenta con sus copartidarios es el del casamiento entre parejas del mismo sexo: El individuo debe ser libre a la hora de escoger a su pareja- independientemente del sexo de esta- y el Estado no se debe entrometer en la vida íntima del ciudadano, ha expresado.
El arguemento de Daniel para explicar el tema es uno de los mejores que he visto. Para mí es evidente que el “matrimonio” homosexual es una imposibilidad semántica; la raíz de la palabra matrimonio, la cual proviene de matrimonium en latín, es “mater” o madre, así que un matrimonio se refiere exclusivamente a una unión que puede conducir de manera natural a la maternidad. Por otro lado, el matrimonio es una institución que existe desde antes de que existiera cualquier Estado moderno y, siendo la base de la familia, históricamente ha sido una institución que ha funcionado como un contrapeso al poder del Estado. Sospecho de cualquier intento de utilizar la fuerza estatal para cambiar la definición común de las palabras; es más, considero que tales esfuerzos se basan en un impulso totalitario digno del adjetivo “orwelliano”. Por ende propongo que se hable desde de la sociedad civil de “casamiento homosexual”. El verbo “casar” proviene del latín casa, así que casarse significa formar un hogar. Como argumenté en el primer párrafo, una pareja homosexual es plenamente libre a la hora de formar un hogar y, por ende, de casarse, ha explicado.
Es refrescante la participación de un candidato consistentemente libertario -sobre todo dentro de un partido conservador-. Consistencia es lo que hace falta dentro de muchos movimientos libertarios.
Yo digo que no hay que perderlo de vista y que el suyo puede ser un ejemplo para otros jóvenes que participan, o quieren participar en política.