A mi abuelita Juanita, a su mamá y a sus hermanos, los agarró la novedad de la
influenza española en las tembloreras que, luego de los terremotos de 1917 y 18, fueron construidas en el entonces Parque Concordia que actualmente se conoce como Parque Enrique Gómez Carrillo.
Ella contaba que para entonces tendría unos 15 años, que hubo muchos muertos y que a la gente le sangraba la nariz. Recordaba que la Cruz Roja había llegado a repartir mascarillas y que ella y sus hermanos no las usaban; y en aquella ocasión, nadie de mi familia materna resultó afectado por la pandemia. Curiosamente, nunca se me ocurrió preguntarle al respecto a mi abuelita Frances, pero igual…ella tenía sólo 2 años cuando lo de la influenza, así que quizás no hubiera sido muy informativa. En la foto, y con sombrero, está mi abuelita Juanita acompañada por algunas de sus primas c. 1917.
Francisco y Jacinta Marto, a quienes se les apareció la Virgen de Fátima, murieron a causa de la influenza española; por esa misma causa murieron el pintor Egon Shiele, mencionado en Los cuadernos de don Rigoberto, por Mario Vargas Llosa; Max Weber, el economista político de La ética protestante y el espíritu del capitalismo; y Edmond Rostand, autor de Cyrano de Bergerac, entr otros.
Ahora que tenemos entre nosotros
la gripe porcina comparto con ustedes recomendaciones que me dió el amigo y galeno Edgar López: El principal síntoma es la fiebre alta; y luego el dolor de cuerpo propio de la gripe normal, algo acentuado en el pecho o en el abdómen. Puede haber vómitos persistentes, o severos relacionados con la alta temperatura y puede haber mareos.
Es recomendable cubrirse la nariz y la boca cuando uno estrornuda, o tose; también hay que laverse las manos con frecuencia y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. Si uno presenta síntomas hay que consultar al médico y permanecer en casa.
Es importante saber que no hay vacuna para esta gripe; y que una vez ha sido establecido el diagnóstico, es posible que medicamentos como el Tamiflu o el Relenza puedan reducir la intensidad de la enfermedad. Empero, la mayor parte de personas que se recuperan de la gripe porcina, lo hacen sin necesidad de tomar alimentos.
Si a mí me diera, ¿que haría? Tomaría vasos y vasos de limonada, o de rosa de jamaica. Me metería a la cama y renegaría 24/7.