Ya están en mi casa los deliciosos tamales que disfrutaré entre la Navidad y el Año Nuevo. Magníficos tamales negros y colorados de doña Estela de Alburez (2474 0260).
Doña Estelita heredó, de su señora madre, el arte de los tamales; y calculo que tengo unos 25 años de disfrutar de estas delicias cuyas raíces se hallan en las montañas de San Martín Jilotepeque.
Yo tuve la dicha de todavía ver a mi bisabuela, Adela, haciendo tamales; y durante muchos años, quien nos proveyó de tamales navideños -en casa de mis padres- fue mi tía abuela Baby. Durante un par de años los conseguí con una señora que los hacía, magníficos, allá por el barrio de Gerona; y desde mediados de los años noventa, no cambio por nada los de doña Estelita.
Me gusta que mis tamales tengan sabores, colores y aromas intensos; que la masa sea más suave que dura; que sean más grandes que pequeños; y que sonrían. A mí, los tamales de doña Estelita me sonríen.