Encarnación Romero es una inmigrante ilegal guatemalteca en los Estados Unidos de América; y un día, cuando trabajaba en una planta procesadora de pollo, hubo una redada y fue a parar presa. Un tribunal dio en adopción a su hijo, Carlitos, de 6 meses de edad; y Encarnación no lo ha vuelto a ver…desde hace cuatro años.
La historia de Encarnación se halla en They Stole My Baby, por Constantino Díaz-Durán.
En el sureste de Colombia, tres adolescentes han sido asesinados luego de que sus nombres aparecieron en una lista de Facebook. Mi amigo, Constantino, escribió sobre esta historia de miedo en The Daily Beast.
Si posteo en este espacio más de una, o dos veces al día; y si me como dos cubiletes y un vaso de leche a las 2:30 a.m. luego de un temblorón (como en esta madrugada)…¿podría estar loco?
President, murderer, or both, es el título del artículo que Constantino Díaz-Durán, escribió en The Daily Beast.
El mes pasado, Abraham Biggs Jr., de 19 años, tomó una sobredosis de antidepresivos, se acostó en su cama y murió. Pero antes de hacerlo, encendió su cámara Web y transmitió su suicidio de modo que aproximadamente 181 personas lo vieron morir.
Mi amigo, Constantino, que fue editorialista y columnista del diario Siglo Veintiuno, ahora escribe para The Daily Beast.
“A new phenomenon in New Zealand is taking the idea of you are what you eat to the extreme. Vegansexuals are people who do not eat any meat or animal products, and who choose not to be sexually intimate with non-vegan partners whose bodies, they say, are made up of dead animals. The co-director of the New Zealand Centre for Human and Animal Studies at Canterbury University, Annie Potts, said she coined the term after doing research on the lives of cruelty-free consumers“.
Vaya…este disparate está como el mío, que cuando tenía como 11 años decía que nunca iba a besar a nadie que fumara…y ahi está que sí. Y que me gustó. Lo bueno, como dice mi amigoConstantino, es que “ya no tendré que preocuparme porque gente insoportable quiera conmigo”.
Mi amigo, Contantino, que no ha de tener mucho que hacer, me envió un enlace a escenas de la telenovela brasileña Doña Beija. Me trajo recuerdos porque yo era aficionado a esa teleserie, a la Esclava Isaura y a otra telenovelas de aquel país. Me gustaban porque la temática era muy diferente a las de los culebrones mexicanos, o venezolanos que normalmente ponen en la tele. Siempre tenían cierto contenido cívico. Y que conste que no lo digo para justificarme, je je. Esta novela tenía que ver con la República de los coroneles, una parte importante de la historia de aquel gigante sudamericano.
Recuerdo que pasaban Doña Beija justo antes de la emisión nocturna del noticiario TelePrensa, que conduje durante unos meses en el Canal 11. Muchas veces llegué tarde y corriendo al set por estar viendo el final del capítulo del día. Una vez llegó de visita una ministra, o secretaria de la Presidencia y le dije: acompáñeme y veamos Doña Beija. Y la senté ahí a mi lado.
Comparto con ustedes las escenas de Doña Beija.
