26
Oct 23

Maximón, una pacaya y una experiencia

¡Maximón me trajo una pacaya! Bueno…no exactamente, la pacaya me la regalaron cortada de un jardín y se la puse a San Simón en las manos porque me pareció chistoso.  

San Simón y la payaya.

Las pacayas o Chamaedorea tepejilote están muy presentes en la cocina tradicional de los guatemaltecos. Es uno de los ingredientes tradicionales del fiambre y se las come de otras formas y a mi me encantan envueltas en huervo, con chirmol y sobre una tortilla. ¿Sabes dónde las hacen deliciosas? Donde Doña Mela, en el Mercado Central de la ciudad de Guatemala.

Pacaya cocida lista para comerla.

Yo nunca había cocido pacayas porque las que usamos para nuestro fiambre las compramos envasadas. Esto es no sólo por lo fácil, sino porque a travez del vidrio se puede ver si están tiernas, o no.  Para mí tienen que ser bien tiernas para que no sean amargas.  

Momento en el que abrí la pacaya.

La que me regalaron estaba justo en el borde porque empezaba a ponerse amarga, por sazona; y estaba en el borde.  Así son ricas, también, porque su amargura no es ofensiva, sino que le añade carácter.  Pues bien, la cocimos en casa y la comimos con un chorrito de aceite de oliva para disfrutar plenamente su sabor particular.

¿A tí te gustan las pacayas?


19
Oct 23

Ichintal, un tesoro culinario de Guatemala

 

El ichintal es una de mis verduras favoritas desde que era niño. Claro que no es verdura, sino tubérculo; pero en las casas de mis abuelas, y en la de mis padres se lo servía en modo de verdura. Es tan delicioso que mi padre decía que es bocatto di cardinale

Ichintal acompañado por tostadas con guacamol y salpicón.

El de la foto es guisado con mantequilla, y cebolla dorada, además de tomate, sazonado con sal y pimienta negra.  Es una forma muy tradicional de comerlo, con un twist genial, porque normalmente se usa aceite de oliva y no se dora la cebolla.  Al ichintal lo acompañan dos tostadas con guacamol y salpicón…este último con naranja agria, y hierbabuena del mi balcón. En casa, para el salpicón nos gusta usar camote, en vez de bolovique porque la primera carne tiene gelatina y eso le añade mucho carácter al picado.

El ichintal también me gusta, mucho, mucho, envuelto en huevo y bañado con un un buen chirmol de hierbabuena.

El ichintal, por cierto es la raíz del güisquil.


04
Sep 23

Elogio del “sopón”

 

En casa, el sopón es un caldo de frijoles elevado a la décima potencia.

El sopón de frijoles y sus ingredientes coloridos.

Su preparación comienza con la elaboración del caldo propiamente dicho, con frijoles de la mejor calidad y suficientes ajo y cebolla; en la olla de cocimiento lento a falta de olla de barro y fuego de carbón como se hacía el caldo en casa de mis abuelas y en la de mis padres cuando yo era niño.

Los colores no pueden faltar en la mesa.

El sopón de frijoles se sirve con papas en cubos y fritas, huevos duros, tomates y cebollas picadas, aguacates en cubos, tiras de tortillas tostadas (o con crutones), culantro picado, y crema de Acul, Quiché.  

Si el sopón es acompañado con amigos y cervezas, ¡Mejor!


10
Ago 23

Caldo colorado y fiesta en Mixco

 

El caldo colorado es un platillo tradicional en Mixco donde se come, principalmente, en el contexto de la fiesta patronal de ese municipio.  

Es una delicia preparada con carne y hueso, variedad de chiles y de pimientas, canela tomates, cebollas, ajos y culantro. También se le añaden güisquil, güicoy y papa. Lo comimos acompañado por delicadas tortillas negras.

La primera vez que lo comimos fue 2014 gracias a María José; y este año lo volvimos a disfrutaren compañía de Majo, Raúl. Sergio y William.  Caldo colorado en buena compañía es lo puro utz.

Mixco es una población que fue absorbida por la ciudad de Guatemala y que, sin embargo, conserva su propio carácter.  Si a uno le tapan los ojos, le dan una vuelta en carro y le dicen que está en alguna población lejos de la capital (y uno hace caso omiso de la vista preciosa que hay desde allá) uno podría pensar que es cierto.  Sus calles, su plaza, sus casas y la gente, en la mera población, tienen el encanto de un pueblo de poráy. Además fuimos recibidos en la casa de Majo y eso es una dicha.

Por supuesto que disfrutamos de los convites; primero el que organizan personas de Quiché que viven en Mixco y tienen sus negocios ahí; y luego otro de mixqueños.  A mí me encantan los convites. El primer convite que vi fue en Panajachel cuando yo tenía unos 6 años. Recuerdo que no me lo esperaba y que me impresionó mucho lo grandes y cabezones que se veían los personajes. Recuerdo que seguí al cortejo hasta la cocina del Hotel Casa Contenta en donde nos dieron gaseosas y pastel; y que varios de los trabajadores de ese establecimiento bailaban disfrazados.

En la feria de Mixco no podía faltar la marimba orquesta que en la plaza amenizaba el baile del convite de los quichelenses; en tanto que el convite de los mixqueños era amenizado por una marimba que viajaba en un camión, precedida por otro camión que llevaba las bocinas.

¡Que bien la pasamos y que delicia el caldo colorado!  Lo comimos, por cierto, en el salón de la cofradía que está al lado de la capilla del patrono Domingo de Guzmán.

El año entrante recordaré pedir dos porciones y llevar aguacates y mantequilla y sal negra de Sacapulas para mis tortillas.


26
Jul 23

Dos platos de anacates en una semana

 

Con algo de atraso, pero con mucha alegría, ha sido inaugurada la temporada de anacates en mi casa.  Sobre linguini y acompañados por aguacates y cervezas nos comimos el primer plato de la temporada 2023.

Anacates sobre linguini acompañados por aguacates y cerveza.

Los anacates -en cualquiera de sus formas de preparación- son uno de mis platos guatemaltecos favoritos. En casa los disfrutamos mucho con salsa de perejil y jerez, con frijoles colorados, en pizza, con crema y sobre spaghetti.  También los probé una vez en pulique y fueron deliciosos.  Desde niño, en la casa de mis padres y de mi abuela, Frances, los gozaba mucho.  En aquel tiempo no eran tan abundantes como ahora y siempre fueron bocatto di cardinale.

Anacates frescos.

La época de oro de los anacates en casa de mis padres y de mi abuela fue en los años 90 cuando una señora de San Juan Sacatepéquez los traía en pequeñas y encantadoras cestas de hojas.  Fresquísimos a más no poder.

Estos hongos no sólo destacan por su sabor particular y delicado; sino por su consistencia que ofrece algo de resistencia a la mordida.  Su color anaranjado es muy atractivo y sus formas son variadas.

El lunes los comimos sobre linguini y la salsa se hace de la siguiente forma, según receta de mi abuela, Frances: Limpias bien y cortas los anacates a lo largo, en dos, o en cuatro, dependiendo del grosor.  En una cacerola se derrite mantequilla y se le añade un toque de aceite de oliva para que no se queme.  En esa mezcla se fría cebolla picada fino hasta que se cristalice.  Se añaden los anacates, sal y pimienta negra molida.  Cuando ya han soltado jugo los hongos se añade maicena disuelta en agua y se hierve a fuego lento para que espese.  Que no se recuezan los hongos. Una vez ha espesado se sazona con sal, pimienta y jerez seco y con perejil picado fino.  Se pueden comer sólo así, y bien calientes, o se usa como salsa sobre spaghetti, o linguini, como en la primera foto de esta entrada.

Hoy, miércoles los comimos con frijoles colorados, según receta un amigo de mis padres, Rodolfo.  Cueces dos libras de frijoles colorados con dos cebollas, una cabeza de ajos y sal.  En una cacerola fríes cebolla hasta que se cristalice y añades tomates picados, sazonas con sal y pimienta y añades los anacates que se cuezan pero no mucho. Se terminan de cocer a fuego lento y se añaden a los frijoles.  Los servimos sobre arroz y una cantidad generosa de buena crema, y con chile chocolate.

Anacates con frijoles colorados.

Es tradicional que, en mi casa, el segundo semestre del año no empieza hasta que los anacates llegan frescos a la cocina…y  la mesa…y hasta que comienzan las clases.


01
Jun 23

Un zompopo de mayo a última hora

 

Mucha gente cree que los zompopos de mayo, como llevan ese nombre, necesariamente emergen en mayo.  Y puede que a veces sea así; pero no es raro que haya zompopos de mayo tan tarde como finales de junio.  Anoche, 31 de mayo, justo antes de que me fuera a dormir, oí un aleteo en la sala de mi casa y, ¡Sorpresa! era uno de aquellos animalitos. 

Un zompopo de mayo visitó mi casa anoche.

Los zompopos de mayo siempre me alegran; pero anoche fue particularmente divertido que el visitante llegara a último momento en el mes que lleva su nombre.

Desde que era niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido. Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

Allá por 1973, un compañero de clase -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.  Me gustan así y mucho más si pongo unos seis u ocho entre frijoles volteados, o guacamol, sobre una tortilla recién salida del comal.

Tan temprano como en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, el traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su libro Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Me encantan los zompopos de mayo.

En algunas poblaciones guatemaltecas a los zompopos de mayo los llaman macashes y en otras ch´ekenes.


08
Abr 23

Lo dicho: “El lenguado es alabado y el bacalao es alabao”

 

¡Con que alegría y expectación esperamos el almuerzo tradicional de bacalao en esta temporada!

El bacalao a la vizcaína es el plato que muchos chapines comemos el viernes anterior a la fiesta de easter o pascua que algunos celebramos en el contexto del equinoccio de primavera.  Compartirlo es uno de los mayores placeres del bacalao, así que ayer lo comimos en familia.

Por supuesto que aquel es el caso de todos los platillos que llamo ceremoniales: el fiambre en el contexto del día de los muertos; el pavo en la Navidad y el solsticio de invierno, así como en el Día de acción de gracias.  También con el mole en mi casa, y con otros.  Son platillos que saben mejor si hay con quien compartirlos.

En esta entrada conté poco más, o menos la receta; porque no es que haya receta, todo es al tanteo.

Desde que yo era niño recuerdo que me gustaba muchísimo el bacalao a la vizcaína, tanto en las casas de mis abuelas como en la de mis padres; y ahora nos lo gozamos mucho en casa.  Desde el día que lo vamos a comprar, pasando por el proceso de quitarle la sal, hasta el momento en el que lo preparamos y, ¡Por supuesto! hasta el instante en el que lo probamos con buen pan francés!…y cerveza. Ahora me gusta mucho con cerveza.

Las tradiciones chapinas son para todos los sentidos: para el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto.  Platillos, flores y frutas, imágenes y recuerdos, música y texturas; y en casa nos siempre las aprovechamos para pasar buenos ratos, construir nuevos recuerdos y revivir los viejos. Las tradiciones no son buenas, ni malas por ser tradiciones; su bondad, o perversidad dependen de sus contenidos particulares y de los significados que les damos.  En esta temporada, por ejemplo, algunos centran su atención en la muerte y en el sacrificio; mientras que otros nos orientamos a la vida y al propósito.  Hay tradiciones aborrecibles como la ablación y tradiciones hermosas como la de recorrer las calles en la noche durante las conmemoraciones de esta temporada.

Anoche caminamos por las calles de la zona 1 de extremo a extremo viendo procesiones, aprovechamos las calles llenas de familias y de gente con la que nos unen las tradiciones y los recuerdos.  Mucha buena vibra en esas calles y regresamos a las 2:00 a. m. de hoy.

Por cierto, la frase que dice El lenguado es alabado y el bacalao es alabao es de Les Luthiers.


07
Abr 23

La miel de garbanzos con pan de Toto

 

Miel de garbanzos al estilo de la costa sur, y pan al estilo de Totonicapán fue en desayuno de hoy para cumplir con una de las mejores tradiciones culinarias de la temporada.

Este año, en vez de traer pan de la costa conseguimos el de Toto que tiene su propio carácter.  Toto es célebre, entre otras cosas, por sus panaderías y su pan delicioso.

La miel de garbanzos es un dulce antiguo que en la costa se hace con panela canche y frutas.  En casa unas veces le ponemos frutas y otras no y la mejor forma de comerla es remojando el pan en ella; pero no cualquier pan, sino el pan para Judas, que son las tortas de yemas, o las tortas de queso tradicionales del solsticio de primavera y de la pascua.

El martes fue el día de preparación de este postre delicioso que disfrutamos mucho.  Es un postre elaborado porque hay que pelar los garbanzos de uno en uno y procurar que su forma de cabeza de pollito permanezca intacta (de ahí su nombre en inglés: chickpeas). Y luego hay que dejarlos caer en la panela canche hirviendo con canela para que calen.

Hoy la miel y el pan fueron parte del desayuno y nos alegrarán durante varios días en compañía de otras delicias propias del equinoccio de primavera y la pascua o easter que celebramos en casa con las tradiciones familiares; tradiciones que siempre involucran comida.

Por cierto que la miel de garbanzos de la costa no debe ser confundida con el dulce de garbanzos que se comía en la ciudad de Guatemala.


06
Abr 23

Vino el pan para Judas

 

¡Ayer vino el pan para Judas!  En la Costa Sur es tradición que durante el miércoles de esta temporada la gente recorra las poblaciones y pida pan para Judas.  Van con un Judas de trapo y música, recaudan dinero, pan, miel de garbanzos, café y chocolate que luego usarán para compartir durante las conmemoraciones del jueves.

En casa y este año no pedimos nuestro pan para Judas en la costa sur, sino que lo encargamos al estilo de Totonicapán y está bellísimo y delicioso.  Hoy en la mañana fue mi predesayuno pan de yemas y miel de garbanzos,

Como es un pan especial, un pan de fiesta,  integra sabores, aromas, colores y textura de acuerdo con su propósito festivo.  Como el de la costa, el de Toto es un pan primordial. Totoncapán, por cierto, es celebre por su pan de calidad.

Como en otros años nos dio alegría cuando abrimos la caja en que viene el pan.  El aroma que sale de la caja invadió el carro y luego la sala para anunciar que ya es la fiesta del solsticio de primavera y la pascua.  El pan de esta temporada es para compartir y disfrutar. En la costa y en otras áreas del país es tradición que cada familia haga su propio pan y, como suele suceder, las familias son muy orgullosas del que hacen y las recetas se remontan a los tiempos de los bisabuelos.

Ya te imaginas que, como esta costumbre como tiene que ver con comida, esta es una de mis tradiciones favoritas de la temporada.


05
Abr 23

¡Ya hay dulce de garbanzos!

 

El dulce de garbanzos es el postre estelar de esta temporada en casa.  Es un postre antiguo, desconocido para muchos jóvenes, especialmente en la ciudad de Guatemala.

En mi familia, la tradición de prepararlos empezó con mi tía abuela, La Mamita y siguió con mi tío Rony.  Mi madre y yo seguimos la costumbre durante bastante tiempo, y desde hace años los hacemos en casa.  En casa hacemos dos versiones: la de La mamita, y los de la costa sur.

El sabor delicado de los garbanzos se combina deliciosamente con la miel y la canela; y me transporta a mi niñez.  Me encantan el sabor y aroma, la textura y el color de este postre.  Me divierte verles sus caritas de pollito a los garbanzos; y por eso es que se llaman chickpeas en inglés. Cuando los como pienso en Cicerón porque cicer significa garbanzo.  Cuando se pelan los garbanzos es importante que no se partan en dos para conservar esta característica.

En la antiguedad estas delicias fueran asociadas con la frugalidad e incluso con la rudeza. Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es tradicional de esta temporada chapina tan retorcidamente asociada con la muerte; o si bien, el hecho de que la receta de la costa sur incluya frutas alegres se relacione con el aspecto más hermoso de la temporada que es el equinoccio de la primavera, la fiesta de Easter  y el retorno de los día soleados (frente al largo invierno del hemisferio norte).

En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en un jarabe de agua, azúcar y canela. La noche anterior se dejan en agua,  y en la mañana se pelan laboriosamente, muy laboriosamente. Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan inmediatamente en la miel para que calen bien. Así se hacían estilo old school; pero desde hace tres años cambiamos el procedimiento.

En 2020 cocimos primero los garbanzos y luego los pelamos y fue una maravilla.  Así que desde entonces así lo hacemos.  Es muy importante la calidad de los garbanzos que ahora es mejor que hace 20 o 50 años; y dicho lo anterior, es mejor no comprar garbanzos a granel porque la calidad no es pareja.