18
Mar 10

¿La niñita del cura?

Al leer la columna Secreto de confesión, de Carolina Escobar, hubo dos cosas que me llamaron mucho la atención y que creo que la gente tiene derecho a saber. Creo que uno tiene la obligación de contribuir a difundir:

Cuenta, Escobar, que Crimen Sollicitationis es un texto de 39 páginas producido en 1962, que establece los procedimientos a seguir cuando un sacerdote católico es acusado de aprovechar la confesión para penitencias con propósitos sexuales, y cuáles son las formas de encubrir estas violaciones. Es un manual perfecto de encubrimiento y complicidad en el caso de violaciones a menores. Tom Doyle, experto en Derecho Canónico, habla aquí, sobre ese documento.

Según el secretario general de la Conferencia Episcopal de México, Leopoldo González, la pederastia no es un delito, sino un error que hace ver a los curas más humanos, frente a una feligresía que por ello, los aprecia más.

Yo digo que si todas estas cosas han sido ocultadas y manipuladas en países donde hay instituciones suficientes para que no prevalezca la mentira, ¿qué ocurrirá en sociedades en las que no hay aquellas instituciones y en las que la palabra de la iglesia todavía es incuestionable hasta en asuntos que no le atañen?

Dice el primer párrafo de la columna citada: “Serás mi chico especial”, le dice el cura pederasta al niño de 5 años. A partir de ese momento, la vida del niño cambiará para siempre. Si se atreve a hablar, como ha sucedido en algunos casos, será marginado en su comunidad por atreverse a deteriorar la imagen del enviado de Dios y será llamado en su escuela “la niñita del cura”. Si no habla, como ha sucedido en otros casos, pasarán décadas de una rabia contenida que se irá acumulando y que afectará definitivamente toda su vida. En cualquier caso, la autoridad eclesial le pedirá siempre registrar el abuso como un secreto de confesión y centrar su vida en el perdón.


13
Ago 09

Gracias, Carolina. ProReforma ¡es la opción!

La situación de pobreza actual es deudora de los maridajes exitosos de los sectores de poder que han sostenido convenientemente un modelo sociopolítico y económico desde la Colonia, basado en el despojo de muchos para la concentración de riqueza en pocos. Así escribió hoy, muy atinadamente, Carolina Escobar. De hecho, Guatemala es lo que se conoce como un estado patrimonialista y en mi opinión, que seguramente comparte la columnista, ¡hay que acabar con él!


Por eso es que el artículo 157 de ProReforma dice que en ningún caso el Senado o la Cámara de Diputados emitirán Ley o decretos arbitrarios o discriminatorios, en los que explícita o implícitamente se concedan prerrogativas, privilegios o beneficios que no puedan disfrutar todas las personas que tengan la oportunidad de hacerlo. Al prohibirle expresamente al Organismo Legislativo que otorgue prerrogativas, privilegios o beneficios que no puedan disfrutar todos, se busca acabar efectivamente con el maridaje y al despojo a los que se refiere Escobar.

El artículo 173, además, establece las normas para hacer leyes, mismas que confirman la vocación antiprivilegios de ProReforma. Dicho artículo dice que :

La Ley debe cumplir los siguientes requisitos:

1) Generalidad, en el sentido de que es aplicable a todos los habitantes del territorio nacional sin excepción.

2) Abstracción, en el sentido de que se emite para un número indeterminado de casos, sin referencia a personas, lugares u objetos particulares;

3) Irretroactividad, en el sentido de que debe referirse a casos futuros, con la excepción establecida en el artículo 15 de esta Constitución;

4) Certeza, en el sentido de que su redacción debe ser clara, precisa y sin ambigüedades, de tal modo que facilite una interpretación inequívoca;

5) Igualdad, en el sentido de que no debe otorgar a nadie, ya sea considerado individualmente o grupo, prerrogativas exclusivas o privilegios que no pueda disfrutar cualquier otra persona o grupo que tengan oportunidad de aprovecharlos;

6) Justa, en el sentido de reconocer y dar a cada quien su propio derecho.

Únicamente son de cumplimiento obligatorio las normas que, respecto a la materia que regulan, reúnan los atributos establecidos en el presente artículo.


Con tales requisitos, los legisladores, los políticos y los que quieran usar el poder para su propio beneficio y en perjuicio de los demás, tendrían que incurrir en abierta ilegalidad si trataran de aprobar leyes perpetuaran el maridaje que tanto nos ofende a Escobar y a los promotores de ProReforma.


Las normas específicas, concretas, inciertas, desiguales e injustas que el establishment puede hacer pasar ahora, las que perpetúan y multiplican el estado patrimonial y los privilegios.


¿Cómo pueden no ser una opción normas como las contenidas en los artículos citados? Y usted, ¿cómo legislaría para prohibir los privilegios, si no prohibiéndolos expresamente?


17
Abr 09

ProReforma, Carolina, Alvaro y la naftalina

Sigo esperando…esperando y esperando, una buena crítica de ProReforma; o, por lo menos, una que no esté basada en deformaciones, cuando no en mentiras. Veamos, por ejemplo, lo que escribieron, ayer, Carolina Escobar y Alvaro Velásquez.

Dice Escobar que ProReforma se vende como una idea nueva, pero que se sustenta sobre ideas y prácticas de siglos; y así, arrastrado de los pelos, vincula el concepto de Senado en ProReforma, con el de Senado que tenían los romanos. Y con esa falacia y superficialidad -sin entrar a explicar la importancia que en ProReforma tiene que el Congreso se ocupe de mandatos y de regulaciones; y que el Senado se ocupe de las leyes generales, abstractas e impersonales- la columnista desdeña la propuesta. Es más, tan no entendió este importante elemento, que cree que la propuesta se basa en el sistema bicameral estadounidense sólo porque vió homónimos.

Luego se inventa que ProReforma quiere liquidar el sistema partidario, pinta con brocha gordísima al confundir al liberalismo con el conservadurismo, y no ve nada malo en que los intereses de las mayorías (o de las minorías que dicen representarla) atenten contra los derechos individuales.

Muchá, así no se puede.

Ahora veamos a Velásquez que arremete contra Friedrich A. Hayek, como si las buenas ideas, como las que sirven de tierra y de semilla para ProReforma pudieran ser invalidadas sólo porque primero las tuvo fulano, o porque primero las tuvo mengano. De hecho, ¿fué Isaac Newton el que dijo que si hemos podido ver más lejos es porque estamos parados en hombros de gigantes? ¿A dónde iríamos a parar si cada día tuviéramos que inventar el agua azucarada? De hecho, conceptos como el respeto a los derechos individuales de todos, y la igualdad de todos ante la ley, son de alguien más, ¿y qué?

Seguramente Velásquez es un pensador originalísimo y por eso le molesta que otros no lo sean. Digo yo, porque, ¿de qué otra forma se explica que desdeñe ProReforma porque es una buena idea de otros?

Más adelante, Velásquez se pierde en un soliloquio acerca de los partidos políticos que nada tiene que ver con la propuesta que supuestamente está criticando.

Muchá, así no se puede. A mí se me hace que la naftalina los mareó a los dos y sólo me dejaron con ganas de entrarle a una discusión seria de ProReforma. Muchá, ProReforma no es perfecta; pero, ¿tienen ustedes una mejor? Tan no es perfecta que sería bueno que alguien con alguna capacidad más allá de las falacias, las mentiras y las superficialidades iniciara una discusión profunda sobre los aspectos de fondo que tienen que resolverse dentro de la propuesta.

Pero no les voy a dar pistas…más bien, espero de los críticos oficiosos de la propuesta, un poco de rigor intelectual para que estas discusiones se eleven de nivel. Esto sería bueno porque si las discusiones siguen al nivel que las tienen Carolina, Alvaro y Wachik´aj, por ejemplo, perdemos la oportunidad de una discusión cívica rica y hermosa, que nos ayudaría muchísimo a crecer como ciudadanos.


Digg!