En su columna de hoy, en la que defiende la guerra perdida contra las drogas, Armando de la Torre se refiere a la obra de Ayn Rand; pero, como sospecho que no la ha leído, o que la leyó hace ratos, incurre en varias imprecisiones. El doctor de la Torre afirma que La despenalización de las drogas que se busca se engarza en una “utopía” más entre muchas otras, la propuesta, por ejemplo, por Ayn Rand para su Atlas empresarial, donde no hay niños, ni viejos, ni enfermos, ni incapaces sin culpa, ni fracasados inocentes por guerras, accidentes de ruta o fenómenos naturales…
Lo que afirma el columnista no es cierto y he aquí la evidencia; no la opinión desinformada, sino la evidencia, tomada de La rebelión de Atlas, Editorial Grito Sagrado, 2003.
De la Torre dice que en la obra de Rand no hay niños; pero de la página 25 a la 26 la autora cuenta de la infancia de Dagnny Taggart y Eddie Willers. Cuenta de cómo a los 7 años Eddie Willers gustaba de contemplar un roble y de cómo pasaba tiempo con los niños James y Dagnny Taggart.
En la página 117 la autora cuenta que en su niñez, Dagnny vivió pensando en su futuro y de cómo disfrutaba de la libertad, de cómo corría por el campo y jugaba con otro niño, Francisco D´Anconia. Cuenta de los apodos que se tenían ambos niños.
En la página 847 Rand cuenta, refiriéndose a Dagnny: El recuperado sentido de su propia niñez volvía a ella cada vez que encontraba a los hijos de la jóven propietaria de la panadería, a quienes veía con frecuencia por los senderos del valle. Eran dos niños sin temor, de siete y cuatro años…
Así en buena onda y con todo el respeto que merece el columnista, ¿de dónde saca de la Torre que en la obra de Rand no hay niños?
De la Torre asegura que en La rebelión de atlas no hay viejos; empero, en esto también está desinformado el columnista. En la página 848 encontramos al doctor Akston que, como de la Torre, tiene mucho tiempo de ser jóven y es un maestro muy respetado.
Hay muchas cosas falsas que se dicen de la obra de Rand; y de la Torre hace mal en repetirlas sin advertirselo a sus lectores. En La rebelión de Atlas sí hay actos de benevolencia, y el lector sereno puede encontrarlos con facilidad: en la página 23, por ejemplo, Eddie Willers le da limosna a un vagabundo. ¡Sí hay gente necesitada en la obra de Rand! Y en las páginas 1246-1249 están todas las víctimas inocentes del accidente del tren Comet. ¡Sí hay víctimas inocentes en la obra de Rand!
¿Qué bien le hace, a una argumentación, tanta imprecisión? Y, por cierto; si te interesa el tema de Rand, el objetivismo y los niños, en serio, te recomiendo que hagas clic aquí.