Belleza, ética y flores

 

Recientemente participé en dos actividades que involucraron la importancia de la ética y la belleza en las relaciones sociales.  Me encantó el nivel de interés que despertaron y creo que hay espacios para hablar más y mejor sobre estos temas.

La primera actividad fue una conferencia titulada La ética en nuestras vidas y en exposiciones florales para el consejo de jueces del Club Floralí, del Club Jardín y del Círculo Floral.  La segunda fue el III Festival de Arte Cívico, la búsqueda de la belleza.

Catasetum sp. En la naturaleza no hay belleza porque no hay propósito. Lo que hay es estructura.

La idea del primer encuentro fue conversar acerca de las experiencias éticas de las juezas en las exposiciones y competencias florales. Durante la conversación fueron planteados problemas y dilemas éticos relacionados con las actividades propias de las asociaciones mencionadas. Fue una mañana enriquecedora debido a la participación y a las preguntas del público.

Me resultó evidente que, en estos tiempos de relativismo, muchas personas están interesadas en cuestiones como por qué necesitamos un código de valores; en la diferencia entre valores y virtudes, y en por qué necesitamos identificar racionalmente lo que es bueno y lo que es malo para alcanzar nuestro propósito y nuestros valores, por mencionar tres temas que abordamos.

¿Por qué es importante aquella conversación? Porque en occidente estamos perdiendo el valor ético de la belleza. Y porque la jardinería, los arreglos florales, y el cultivo de flores son expresiones de belleza. Lo que me lleva a la siguiente actividad.

Durante el Festival hubo exposiciones desafiantes, que deberían ser motivos de buenas conversaciones. Es difícil elegir cuáles compartir, pero aquí va un intento:

La crítica de arte, Avelina Lésper, dijo que la realidad no existe para el arte; el arte realista no existe. Pensar que la obra de arte es realismo es estar en un ejercicio de clase onanista, sin reflexión sobre lo que está enfrente. La inteligencia artificial es la herramienta de los mediocres. Siempre ha habido gente que ha mandado a hacer sus obras; ahora las hace la IA que es un `ready made´ porque tenemos una sociedad adicta a lo fácil. Los museos han entrado en un proceso de corrupción filosófica e ideológica. Siempre creemos que todo lo nuevo es bueno y el arte no se hace de novedades, sino de conocimiento y de perfeccionamiento. Los museos se afanan por presentar novedades como si fueran las pantallas de una TV.

Andrew Balio, el músico, hizo una pregunta que me encantó: ¿cuándo fue la última vez que llevaste a tu hijo a un concierto de música clásica? Yo tuve la dicha de que en mi familia la música clásica, el balé y el teatro estuvieron siempre presentes. Pero pudo haber sido distinto.

Walter Peter llamó la atención sobre un tema de mucha actualidad: La escuela de la ansiedad muestra imágenes mutiladas, derrota, falta de certeza, sufrimiento, culpa.

Warren Orbaugh nos recordó algo que a muchas personas les cuesta entender, porque confunden belleza con gusto: La belleza no es subjetiva, ni es lo que le gusta a cada individuo. No existe el orden en la naturaleza porque el orden sigue a un propósito y en la naturaleza no hay propósito. Lo que hay en la naturaleza es estructura.

Hubo mucho más y, de nuevo, me agradó muchísimo el interés del público, y especialmente del público joven en estos temas. Estoy convencido de que debemos platicar más sobre la belleza y su papel importantísimo en nuestras vidas diarias.

Columna publicada en República.

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