El gobierno de Taiwán se retiró del Parlamento Centroamericano luego de la decisión -de ese órgano multilateral- de adoptar una propuesta del régimen de Daniel Ortega, en Nicaragua, en el sentido de incluir a la República Popular de China como observador permanente extrarregional.
Aquella propuesta subraya el carácter inmoral del Parlacen que no sólo es una entidad absurda e inservible que hace piñata el dinero de los tributarios centroamericanos, sino que es refugio para exfuncionarios de malísima reputación. Para más INRI, ese ente multilateral le ha dado la espalda a un país con una larga historia republicana, y abraza a un gobierno totalitario, violador de derechos individuales, que encarcela disidentes, reprime la libertad de expresión y comete abusos contra minorías étnicas. Eso sí, con una billetera que parece no tener fondo y con afinidad ideológica con sus patrocinadores istmeños.
El régimen de Ortega sustentó su infamia en una resolución de la ONU que considera que Taiwán es una provincia de China continental y no un país independiente. Por cuestiones así es que en Capitalismo, el ideal desconocido, Ayn Rand escribió que Psicológicamente, la ONU ha contribuido en gran medida al pantano gris de la desmoralización (de cinismo, amargura, desesperanza, miedo y culpa sin nombre) que se está tragando al mundo occidental. Pero el mundo comunista ha obtenido una sanción moral, un sello de respetabilidad civilizada del mundo occidental; ha obtenido la ayuda de occidente para engañar a sus víctimas; ha obtenido el estatus y el prestigio de un socio igualitario, estableciendo así la noción de que la diferencia entre derechos humanos y matanzas masivas es simplemente una diferencia de opinión política. Ese rol lo está jugando ahora el Parlacen.
Mientras tanto, los Estados Unidos de América está ocupado con otras cosas, y la influencia de China popular ha crecido en América del Sur y se está afianzando en Centroamérica. Este fenómeno no es de extrañar en regiones donde los problemas políticos y la inestabilidad financiera son SNAFU, y donde la falta de capital y de infraestructura hace que políticos -e incluso el sector privado- no tengan escrúpulos para recibir apoyo e inversiones chinas que, aunque sean incómodas moralmente, resuelven problemas en el corto plazo.
La generosidad colosal de China comunista es capaz de superar dificultades de transparencia, laborales, y ambientales; y es capaz de construir puertos e hidroeléctricas, así como de explotar minas sin los incordios que enfrentan otros inversionistas.
La Victims of Commmunism Memorial Foundation publicó un artículo por Andrew Bremberg en el que advirtió cómo es que, al entrar en negocios con China roja, empresas de los EE. UU. -que es una república establecida, con instituciones sólidas- contribuye a fortalecer el régimen de Pekín. ¿Te imaginas lo que pasa en países sin raíces republicanas y sin instituciones sólidas? ¿Qué efectos corruptores tienen la presencia e influencia de la República Popular de China en Centroamérica?
En el istmo centroamericano, China popular todavía no practica las actividades depredadoras que la distinguen en otras partes del globo, pero su presencia activa tiene el objetivo de estrangular a Taiwán y someter ese país y a sus habitantes al régimen del Partido Comunista Chino.
¿Y qué es Taiwán para Centroamérica? Tradicionalmente ha sido un socio en el comercio y en el desarrollo. Es un país soberano e independiente, una república respetuosa de los derechos individuales y una sociedad pacífica. Para Guatemala…y para Centroamérica, Taiwán ha sido un amigo confiable, hasta donde el concepto de amistad puede ser aplicado cuando se trata de relaciones entre países y gobiernos.
Por su parte, el gobierno de Guatemala -en una actitud de decencia- condenó aquella decisión del Parlacen, apoyó a Taiwán y lamentó su exclusión. Sin embargo, se impusieron los criterios de los otros países que traicionaron al pueblo taiwanés de la mano de aquel bully que es el régimen de Pekín.
La exclusión de Taiwán en el Parlacen es un acto deshonroso para los gobiernos que la hicieron posible. Pero también es oprobioso para los electores y tributarios istmeños que son indiferentes frente a aquel acto de vileza.
Columna publicada en República.