La muerte de Stalin es el nombre de una sátira notable que vi la semana pasada y que les recomiendo.
La peli -que está en Neflix- se inspira en los momentos que sucedieron a la muerte de Joseph Stalin; y con un humor negro, de la mejor calidad, ilustra las luchas de poder dentro del Consejo de ministros de la Unión Soviética con el propósito de sustituir al dictador. Con un sentido del absurdo quizás sólo igualado por el de Gary Larson, autor de The Far Side, esta película será disfrutada no sólo por quienes conocen algo de la historia del Imperio del mal, sino por quienes valoran la buena sátira.
Quienes vieron Chernobyl -aunque no conozcan algo de historia soviética- fácilmente podrán imaginar los procesos de decisión que había en la URSS; sobre todo cuando estaban involucradas la honestidad (o la falta de honestidad), la independencia (o la falta de independencia), y la sed (o la necesidad) de ejercer el poder.
La Unión Soviética, un país del tercer mundo con un ejercito del primero, fue el reino del absurdo, reino que logró -¿por qué no?- convertir el disparate en miedo feral y en tragedia para millones y millones de personas.