El precio oculto de hacer negocios con China

 

Cien contenedores de café y macadamias producidos en Guatemala, fueron bloqueados en puertos de China y no pudieron entrar a aquel país asiático a pesar de que ya habían sido adquiridos por compradores allá. El afffaire se discute en la Organización Mundial de Comercio (que a los chinos les debe venir del norte) y los productores y exportadores chapines ya andan viendo dónde más colocan sus productos, siemrpe y cuando puedan sacarlos de las aduanas chinas.

Pay de macadamias que hice en casa.

Los productores y exportadores guatemaltecos están descubriendo el precio de hacer negocios con empresas de países totalitarios.  Países que -como China Popular- dan la apariencia de tener un sector pivado independiente; pero que, en la realidad, es controlado por el gobierno, con criterios no comerciales, sino políticos.

Por eso es que hacer negocios con China, no es moralmente neutro.  El régimen que gobierna China es una dictadura totalitaria y los brios de Shangai, y de otras ciudades del este, hacen que muchas personas olviden aquella realidad. Mi hipótesis es que lo que hace el gobierno de Pekin, ahora, es una forma de presionar al gobierno de Guatemala -por medio de los empresarios que hacen negocios con China- para que nuestro país abandone a Taiwán.

Dicho lo anterior, recordemos que el comercio no es entre países, X país no comercia con China.  Son individuos de un país X los que comercian con individuos de China.  Y la decisión de comerciar con individuos de China (que es un país con un régimen totalitario dominado por el Partido Comunista de China) tiene una dimensión de orden ético más allá de lo meramente comercial.  Esto es porque la ética es la parte de la filosofía que tiene que ver con lo que es bueno, y lo que es malo; y esa decisión les corresponde a los individuos que actúan y que en este caso, comercian.  No creo que los gobiernos deberían tener facultades para decidir con quién pueden comerciar, o no los individuos; pero los individuos están moralmente obligados a decidir con quién comercian y con quién no.  Especialmente cuando se trata de negocios que involucran a regímenes totalitarios como el de Pekín.

Los productores y exportadores de café y de macadamias cuyos productos no pudieron entrar a China, ¿aprenderán algo de esta experiencia?

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