La manifestación para celebrar el 20 de octubre se llevó a cabo de forma civilizada: sin pintas de símbolos de muerte, sin amenazas, sin violencia. Sí se puede.
En otros años los grupos que desfilan ese día dejan paredes manchadas y causan destrozos; pero este año, a pesar del ambiente tenso y violento de los días anteriores, aquellos grupos demostraron que se puede manifestar de forma decente. ¡Sin violar derechos de terceros!
El viernes 20, en la tarde, fui a dar un paseo a la Sexta Avenida e imaginé que iba e encontrar el ambiente negativo de otros años; pero me llevé la sorpresa agradable de que no fue así. Ni hoces y martillos, ni pintas groseras, ni nada parecido. La estética de rojo y negro, como la bandera sandinista, ¡Presente!; pero tranki.
El diecinueve, en X (ex Twitter) escribí que ojalá que los manifestantes no fueran a pintarrajear paredes, ni a causar daños a monumentos, ni a inmuebles, ni a lugares icónicos, porque en otros años sí lo habían hecho en esta fecha importante.
Por supuesto que hubo reacciones, pero la que más me divierte es la de una lectora que, a modo de burla, publicó: A mui vien. Acompañada de un ícono de obediencia. Honradamente estoy convencido de que las celebraciones legítimas e históricas se ven mejor si los fanáticos pueden controlarse…o ser controlados. ¡Puntos para las dirigencias de la marcha del viernes!
Pues ya ven, sí se pudo. A pesar de la cultura destruccionista que abunda en las filas de los grupos que suelen participar en estas manifestaciones.
¿Qué opacó mi paseo por la Sexta? Que a alguien le robaron su bicicleta y lo golpearon.Ahí estaban los bomberos auxiliando a la víctima y unos policías buscando a los hechores. En la Sexta sí hay hoces y martillos, pero los autores de esas pintas ominosas las han ido poniendo a lo largo de semanas, desde septiembre, seguramente sin conexión directa con la celebración del 20 de octubre.