Me encanta celebrar el 15 de septiembre, Día de la Independencia o más bien de la desvinculación de la monarquía hispánica. La excusa común para la fiesta es la de celebrar a la patria; y es conmovedor ese patriotismo cándido que pasa de generación en generación, porque tu patria es donde está enterrado tu mux. Sospecho, sin embargo, que en el fondo lo que celebramos en estos días es la vida, o la simple posibilidad de celebrar. El hecho de que uno pueda hacerlo con quien uno elige y el hecho de que uno se puede divertir y pasarla bien. Se vive plenamente cuando se disfruta la vida.
Por eso es que me gusta ir al Obelisco y gozo las antorchas y voy a la Plaza de la Constitución y me dejo llevar por el alboroto y la alegría de la gente. ¿Sabes que son absolutamente irrelevantes las autoridades en esta fiesta? Quien ha ido al Obelisco el 14 y ha estado en las calles ese día y el 15 sabe que la gente celebra con, o sin Presidente, ministros, Alcalde y otros pipoldermos.
Este año, como en el anterior, extraño el carácter popular y callejero de la efeméride; pero me alegra mucho que haya variedad de iniciativas para el festejo. BAC Credomatic tiene planeadas actividades en el Istmo; En La Torre se canta el Himno nacional; G&T Continental lanzó una campaña; Nescafé ofrece tazas; Ducal modificó sus etiquetas; en la San Martín y en Cemaco hay ambiente de septiembre.
¡Por supuesto que no celebro el patrioterismo colectivista contra el que advirtió Ludwig von Mises! ¡Por supuesto que reconozco que Guatemala está lejos de florecer plenamente y que todavía nos falta avanzar en términos de calidad de vida y calidad institucional! ¡Pero, muchá, llevamos 200 años en busca de la libertad, a pesar de sus enemigos, los liberticidas!
Cuando vuelva la fiesta a las calles ahí estaré; con las familias, con los amigos, con la gente de todas las edades y condiciones, con los niños que se maravillan y con los vendedores. En casa retomaremos nuestro tradicional potluck chino de Independencia. Porque evitar la muerte no es lo mismo que vivir. ¿Y sábes que? Soy optimista con Guate y los chapines.
Columna publicada en elPeriódico.
Notas: Algunos de mis amigos, cuates y colegas han escrito libros sobre el Bicentenario y tres de esas obras ilustran esta entrada.
¿Sabes qué es el potluck chino de Independencia? En la costa sur es tradicional que, luego del desfile tradicional la gente vaya a almorzar a algún restaurante chino. De modo que en mi casa y con algunos amigos, tenemos la costumbre de juntarnos el 15 al medio día y cada quién lleva un plato chino distinto en un orden espontáneo. La idea es comer distintos platillos y celebrar antes de irnos a la Plaza de la Constitución para la ceremonia de arriar la bandera y para ver las últimas bandas escolares. Un potluck, por cierto, es lo que en buen chapín llamamos fiesta de traje.