Mi abuela decía que Es de bien nacido ser agradecido y en el Día de Gracias, que se celebró ayer, muchos agradecimos el trabajo, la salud, la familia, los amigos, el amor, y que no nos faltan techo y una mesa servida. Eso es bueno, por supuesto, porque ser agradecido nos ayuda a ser conscientes del mundo que nos rodea y de nuestros contextos; y nos recuerda que la realidad existe. Ser agradecido nos conecta con la cadena de causalidades que hacen posibles nuestras vidas.
El miércoles, sin embargo, mi amigo Ramón me llamó la atención sobre dos de esas causalidades que parecieran ser las causalidades olvidadas que pocos agradecen. ¿Cuáles crees que son? Pues son la propiedad privada y el afán de lucro, que hacen posible la abundancia; idea que expone muy bien Lawrence W. Reed, en un artículo titulado Why the Pilgrims Abandoned Common Ownership for Private Property.
Por cierto, la idea de tener un día de agradecimiento no es exclusiva de los gringos. En Guatemala tenemos el día del fiambre o Día de los muertos en el que agradecemos la vida, la abundancia y la posibilidad de compartirlas con familia y amigos.
De vuelta al Día de Gracias, suelo recomendar en estas fechas una miniserie que se llama Saints and Strangers, que te acerca y te muestra las penurias espantosas que sufrieron los pilgrims -en la colonia de Plymouth- durante los primeros años de asentamiento. En esos años, la propiedad era común, las cosechas eran centralizadas y luego repartidas de forma igualitaria y había obligación de trabajar para la comunidad, en vez de para uno mismo, durante cierto tiempo. El resultado no debería sorprender a nadie: hambre, enfermedades y muerte.
¿Qué salvó a aquellos colonos? El acuerdo moral de respetar la propiedad, que no es el derecho a tener bienes; sino el respeto a la posibilidad de actuar y hacer lo que es correcto para producir, u obtener bienes. No es la garantía de que uno obtendrá propiedad alguna, sino sólo la de que poseerá los bienes si los obtiene. Es el derecho a ganar, conservar, usar y disponer de valores materiales.
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Columna publicada en elPeriódico.