Pasé por el Centro Cívico y noté que el mural de Roberto González Goyri, que está sobre la Séptima avenida ha sido restaurado; igualmente está siendo restaurado el Palacio Nacional y me enteré que también fueron restaurados los murales de Carlos Mérida que están en el edificio del seguro social. ¡Celebro esas restauraciones!
Nacionalidad es el nombre del mural que está sobre la Séptima avenida; lo recuerdo desde que era niño y es uno de mis favoritos. La pieza que el maestro González Goyri erigió en el IGSS es La Nacionalidad Guatemealteca, un mural de grandes proporciones elaborado en concreto. Para 1959, año en el que fue finalizado, esta técnica era tan novedosa como el estilo mismo de los edificios que la rodean. La obra es parte del complejo del Centro Cívico, un conjunto de edificaciones pensadas bajo el concepto de la Modernidad y que hoy son patrimonio nacional. Según explicaba el propio artista, la técnica “consiste en elaborar un mural al revés, directamente sobre la formaleta haciendo las veces de negativo. La idea era al mismo tiempo, que la fundición copiara los accidentes de la madera”. A esto se le conoce como “verdad al material: no hacerlo aparentar como si fuera una talla en piedra”. Goyri fundió los elementos por separado y luego los armó sobre el espacio, dice un reportaje que fue publicado con ocasión del inicio del proceso de restauración.
Por su parte, el Palacio Nacional ya clamaba por atención. No sólo porque a su avanzada edad ya necesitaba de reparaciones, sino porque, a lo largo de su historia azarosa ha sido víctima de un bombazo terrorista por parte de la exguerrilla y numerosos ataques con pinturas de aerosol y otras sustancias por distintos grupos de interés que no dudan en destruir monumentos y edificios. Al menos 150 personas trabajarán en esta restauración que comenzará con la limpieza de la fachada, como primera fase. Algunos trabajos de remodelación se iniciaron en junio del 2017, en el Salón de Recepciones. Se limpiaron las lámparas centrales y laterales, se limpió la alfombra, se pulió la madera, se fortalecieron la cúpula y las columnas y se armaron los andamios para evaluar las grietas causadas por los sismos. Con el fin de estabilizar la estructura, se lee en otro reportaje. En 1974, cuando estudiaba en el Centro, y me capeaba en las tardes, uno de los matatiempo que más me gustaba era el de pasar un buen rato en el Palacio. Disfrutaba mucho de sus ambientes y de su arquitectura.
Finalmente los murales multicolores de Carlos Mérida, en la parte de atrás del edificio del IGSS también han sido restaurados. Debo confesar que nunca les he puesto mayor atención y que me gustaría conocerlos mejor. Ya pasaré por ahí y me detendré a observarlos luego de leer algo sobre ellos.
La restauración y rescate de estos monumentos es importante en un país que necesita conocer mejor su historia y en uno en el que la idea de arte se ha deteriorado mucho. En un país en el que los chatarreros se robaron todo el bronce que pudieron en la Avenida de la Reforma, la Avenida de las Américas y el Cementerio General. En uno en el que el feísmo hace metástasis por donde puede.