Sequía, cambio y colapso maya

Como atiendo muchos visitantes extranjeros, con frecuencia debo responder a la pregunta de por qué es que colapsó la civilización maya.

Con base en conferencias a las que he asistido y a artículos especializados que he leído, mi respuesta siempre va en cuatro vías: 1. Sequías que causaron falta de lluvias, y en consecuencia malas cosechas, entonces hambre, multitudes hambrientas y enojadas, y luego sacerdotes, aristócratas y monarcas decapitados.  2. Malas filosofía y tecnología, incapaces de entender y de enfrentar efectivamente lo que estaba ocurriendo. 3. El mantenimiento de élites improductivas y ciudades inmensas que pesaba sobre las masas cuya productividad era precaria.  4. Lo de siempre: guerras, enfermedades y tecnología insuficiente que dificultaban el comercio.

En un plazo de tiempo no muy prolongado, las principales dinastías desaparecieron y las ciudades más importantes fueron abandonadas a su suerte. Aunque los mayas sobrevivieron, su poder económico y político fue desde entonces una triste sombra de tiempos mejores.

Recientemente, con base en los análisis de los isótopos de oxígeno en un lago de Yucatán,  científicos confirmaron que sequías extremas y muy frecuentes fueron una de las causas principales del colapso maya.

Nuestras reconstrucciones paleoclimáticas ponen de manifiesto que durante este periodo se produjo un descenso en la cantidad de lluvia anual de un 40 al 55 por ciento, con picos de hasta el 70 por ciento, y una reducción de la humedad ambiental de hasta un 7 por ciento, en comparación con la actualidad», ha enumerado este investigador.

Y me pregunto: ¿Un Protocolo de Kyoto que hubiera reducido las emisiones de dióxido de carbono, metano, oxido nitroso; así como de hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexaflourouro de azufre, hubieran detenido aquel proceso? ¡Por supuesto que no!, porque el cambio climático no es antropogenico.  El cambio no es causado por los seres humanos, sino que es una constante de toda la vida en la naturaleza de las cosas aquí en el planeta Tierra. Es el dinamismo y no la estasis lo que no cambia.

La foto la tomé desde la pirámide El tigre, en El mirador.

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