En el primer día del año…tamales

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Gastémonos todo en los tamales y pasado mañana voy a hacer un préstamo, le dijo una señora a la que conducía la moto en la que viajaban.  En la víspera del Año nuevo, los chapines andaban en la bulla de los tamales.

Desde hace años, ¿quién sabe cuántos?, es tradición desayunar tamales en mi casa, el primer día del año.  Dos tamales: uno colorado y uno negro.  Desde que yo era niño era gran fan de estas delicias de la cocina guatemalteca y mesoamericana.

Sin embargo nunca, en todos esos años que son bastantes, yo había dimensionado correctamente lo que los tamales significan en las fiestas de fin de año chapinas…hasta ahora.  En primer lugar porque participé en mi primera tamaleada; y en segundo lugar porque entre el 26 y el 31 de diciembre viajé extensamente entre Nentón, Huehuetenango y Tilapa, San Marcos, pasando por Quetzaltenango y Coatepeque.  Fue una experiencia encantadora y enriquecedora en muchos aspectos -que ya les contaré luego-; pero en términos de tamales, fue un gran descubrimiento.  La frase con que inician estas meditaciones ilustra la importancia que tiene los tamales en estas fiestas.

¡Hasta en los ranchos más humildes había bulla de tamales!  En todos los caminos iban y venían personas acarreando la molida, los ingredientes y las hojas necesarias para hacer aquellas maravillas.  Señoras con canastos y baldes, hombres en moto todos con sus ingredientes y accesorios para tamalear.  Las familias se reúnen y los hijos, hermanos y amigos viajan desde lejos para tamalear y estar a tiempo para la Nochevieja. Baldes de pollo, marrano y pavo se lucen en los mercados.  No te lo crees, si no lo ves.  Las tamaleadas son el tema del paisaje entre el 29 y el 31 de diciembre desde los azules y altos montes de Huehue, hasta las arenas del pacífico en San Marcos.

En la ciudad de Guatemala no se vive esa intensidad tamalera porque uno encarga y pasa comprando los que necesita; pero en otras ciudades del país, en los pueblos y en las aldeas, los ritos de la tamaleada son una parte esencial de las fiestas de fin de año. Fiestas que anuncian lo nuevo, fiestas que se celebran entre familias y amigos, fiestas que celebran la vida.

Uno podrá cuestionar si es, o no es atinado gastarse todo el dinero en tamales y luego endeudarse; pero lo que es evidente es que la tamaleada le da alegría y orgullo a la gente; porque, ¿quién no se sentirá orgulloso de los tamales que ha hecho? y ¿Quién no se alegra frente a una mesa con tamales?

El de la foto es mi desayuno tradicional de tamales.

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