¿Qué edad tenías cuando ocurrió el terremoto de Guatemala, el 4 de febrero de1976? Yo tenía 14 años; y en fechas como esta me doy cuenta del tiempal que ha pasado…y de que a la vez, no es nada.
Recuerdo que me despertó el sonido horrible, y luego el estremecimiento de la tierra. Mi cama se agitaba y yo tardaba en despertar del todo.
Cuando cesaron los movimientos me levanté y me vestí. Mientras lo hacía escuchaba los llamados confusos de mis padres y mis hermanos. Una librera había caído sobre la cama de mi hermano, Gustavo. Pero había sido detenida por la cabecera y no lo había lastimado. Mi madre, o mi padre habían sacado a mi hermana, Guisela, que era la más pequeña; y mi hermano, Juan Carlos, estaba sacando de debajo de su cama a su perro, Manix. Simón, el papá de Manix acompañaba a mis papás.
Salimos a la calle y todo estaba en orden. Mis padres sacaron los carros a la calle y empezaron a sacar de la casa agua, colchas, y seguramente algo de comer.
Al amanecer todo estaba bien a nuestro alrededor. Parecía que no había pasado nada porque todas las casas estaban en pie y el único daño en la nuestra lo había sufrido una botella de Emulsión de Scott que se había caído en el comedor.
No había teléfonos y no había forma de comunicarse con mis abuelas que vivían del otro lado de la ciudad; así que temprano, con mi papá, fuimos en su busca. Cuando salimos de la zona 15 y llegamos a la bajada de Vista Hermosa vimos los primeros daños alarmantes. La carretera estaba quebrada. Más adelante había una pared colapsada. En la medida en que nos adentrábamos a la ciudad veíamos más destrucción, y el corazón se me aceleraba.
Recordaba las historias que mi tía abuela, La Mamita, contaba acerca de los terremotos de 1917 y 18. Recordaba historias de la ciudad devastada, de cómo su familia había tenido que ir a acampar al Parque Concordia. Recordaba historias de la escasez de agua y de alimentos y de la Gripe Española. Todo aquello daba vueltas en mi cabeza.
Llegamos a la zona 3 donde vivían mi abuelita Juanita y La Mamita. Ahí la devastación era casi total. Había casas completamente destruidas y había escombros en las calles. Yo me imaginaba sacando los cuerpos de las dos viejitas y en fin…fue un inquietante caminar a lo largo de tres, o cuatro cuadras de ripio esparcido en las calles. Cuando llegamos a su casa, las viejitas estaban bien. La casa estaba totalmente quebrada pero en pié. Ellas y unas amigas, tomaban café en la sala y todo estaba bien. Sacamos a las señoras y nos llevamos lo más necesario antes de cerrar la casa. Luego nos fuimos a la casa de mi abuela Frances. Al llegar a la Avenida Independencia nos enteramos que varias casas se habían ido al barranco y que había muertos. Rápidamente llegamos a la casa de mi abuela, que estaba en perfectas condiciones.
Ahí estaban mi bisabuela Mami, mi abuela Frances, una amiga de ella, mi tía Patricia y mis primos. Luego de constatar que todo estaba bien pasamos gasolina del carro de mi abuela al de mi padre y como yo tragué un poco de combustible, en el proceso, fui al enorme congelador de mi abuela y me comí dos panes congelados. Y ese fue mi desayuno. Entonces volvimos a nuestra casa, con la abuelita Juanita y La Mamita, y mi madre ya tenía todo organizado allá.
Para hacer la historia corta, durante varios días las viejitas durmieron en la sala de la sala de mis padres, mientras ellos, mis hermanos y yo dormíamos en el jardín en carpas que nos enviaron de Nicaragua unos amigos de mis papas. Yo dormí con mi ropa a la mano durante casi tres años. Ese terremoto de Guatemala, costó más de 23,000 vidas.
.
La foto es del Hotel Terminal y la obtuve del U.S. Geological Survey. El nombre de aquel hotel se debía a que estaba a inmediaciones de La Terminal de Buses de la ciudad de Guatemala; y terminal quiere decir final o último. Una enfermedad mortal es una enfermedad terminal; así que el terremoto fue terminal para el Hotel Terminal.
Yo tenía 24 años y tres hijos pequeños, de tres, cuatro y cinco años. Con mi esposo nos vestimos y nos pusimos a limpiar la casa de todo lo que se había quebrado. Los vecinos nos tocaron la puerta como a las seis de la mañana. Yo creo que pensaron que estabamos muertos. No nos pasó por la mente salir a la calle.
Me recuerdo que el presidente Laugerud y el Ejercito se portaron a la altura. La frase “Guatemala esta herida, pero no de muerte” hasta la fecha me conmueve.
Yo tenia 11 de edad como dices el ruido y el estruendo de ese momento no se olvida… yo pase el tiempo que duro el terremoto en el suelo,con mi madre “protegiendome” al salir del dormitorio caminamos(muy listos) al patio de la casa…recuetdo que pasamos por un camino de challes provenientes de todos los vasos que mi abuela tenia y q se quebraron,llegamos al fondo de la casa y nuestros vecinos al vet que no saliamos nos somataban la puerta..pues creian que yano habia nadie adentro… al fin salimos corriendo a la calle y recuetdo que lo que me impacto en la calle fueron los adobes de la casa de enfrente los cuales llegaron hasta la banqueta de la casa,luego a esperar el amanecer en el carro de mi papa,llwgaron mis tios y contaban como todo se habia “caido” por la carretera a Sn Juan Sac
Yo me enferme de nervios me trataron porque el susto no me pasaba, ahora de verdad cuanto tiempo a pasado pero no se olvida tan vivida experiencia aaahhh que recuerdos!!