25
Oct 10

Por todos esos hermosos ignorantes bastardos

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Cuando leo que muy pocas personas advierten el peligro que implica la Ley de Extinción de Dominio y leo que numerosos individuos y grupos sociales han doblado la cerviz para apoyar esa ley, de lo que me acuerdo es de la estupenda serie Boardwalk Empire que está transmitiendo HBO.

Esto es porque dicha ley es parte de la guerra perdida contra las drogas.  Mientras que, como en la serie, los delincuentes y sus cómplices políticos dependen de la prohibición para hacerse inmensamente ricos; tanto la criminalización de las drogas como las leyes que son aprobadas para que continúe la guerra minan los derechos individuales y los derechos civiles, abren las puertas para la arbitrariedad política y administrativa, elevan los costos de transacción en negocios legítimos, anulan la presunción de inocencia y desactivan otras garantías del debido proceso, crean un ambiente propio para la dictadura legal, y corroen el tejido social, todo ello en perjuicio de las personas honradas, y en beneficio del ambiente que hace posible que el precio de las drogas se exageradamente elevado y que el costo de la violencia criminal sea relativamente bajo.  Esto es importante, muy importante: la producción y el comercio de drogas son negocios inmensamente lucrativos sólo porque son negocios prohibidos; y la violencia criminal que hay alrededor de esos negocios, sólo es necesaria debido a la criminalización de aquellas actividades.

Con respecto a legislaciones como la LED, Radley Balko escribió en The Government´s License to Steal,  que la posibilidad de civil asset ofreiture is an unjust practice under any curcumstances.  It is an invitation to corruption, offering a way for the government to get its hands on someone´s property under a lower standard of proof than it must meet to convict someone; y eso, en un país casi sin instituciones, como Guatemala, es una invitación no sólo a la arbitrariedad de siempre, sino a la dictadura.

Los hermosos ignorantes bastardos a los que hace alusión el político corrupto Nucky Thompson, de Boardwalk Empire, son los mismos en 1920, que en 2010; pero aquí, y ahora, son infinitamente más peligrosos.

Mi abuela, Juanita, vivió en Nueva York durante los primero años de la Prohibición; y ella contaba que siempre había licor disponible.  Tanto para grandes fiestas, como para reuniones íntimas.  Y siempre se consumía, aunque aveces se hiciera en tazas de café para mantener las apariencias.  Mi maestra, Nan C. Robertson, contaba que su madre (¿o su abuela?) hacía ginebra en su tina de baño.   Entonces, como ahora, lo prohibido se conseguía siempre y a cualquier costo; porque, como dice Nucky Thompson, la gente quiere el producto.  Y cuando la gente quiere algo siempre hay un Al Capone, un Lucky Luciano, o un Joseph Kennedy dispuesto a proveerlo.

Aquí, entre nosotros, los nombres son distintos; pero las actividades y los modus operandi son iguales, o parecidos.  A penas, ayer, Bernardo Rico, representante de la Internacional Financial Corporation, advirtió que la lógica moral nos obliga a enfocarnos en atacar el problema desde su base.  Estados Unidos y otros países de alto consumo de drogas deben ser instados a encontrar maneras de disminuir su demanda [lo cual yo veo complicado] o incluso a empezar a legalizar ciertas drogas para eliminar las enormes utilidades ilícitas y su organizaciones violentas que las sostienen.  Esta posibilidad ya está encaminada; no sólo porque como dice Rico, tiene el apoyo de algunos expresidentes latinoamericanos como Vicente Fox, Fernando Enrique Cardoso y César Gaviria, sino que también cuenta con el de intelectuales tan distintos como Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.  Y próximamente, en California podría ser aprobado el cultivo, venta y consumo de marihuana.

Al final de la historia, los controles, las prohibiciones, los patrullajes, y otras supuestas soluciones al problema de fondo sólo servirán -como están sirviendo- para incrementar el poder económico y el poder de fuego de los que están involucrados en el negocio de las drogas.  Y para incrementar el poderío de aquellos que necesitan herramientas legales para sustituir el estado de derecho por el estado de legalidas y afianzarse en el usufructo del poder.


25
Oct 10

La neblina y mi cacto

Cuando hay niebla espesa en la ciudad de Guatemala, mi cacto amanece pringado de rocío; y a mí me gusta muchísimo.


25
Oct 10

¿Saldrán de ahí las ideas de Los Colom?

¿Saldrán de aquí, también, las ideas solidarias de Los Colom?, me preguntó Cándido mientras sorbía su taza de chocolate.  Vea usté, añadió, si la Consejería de Solidaridad y Ciudadanía de la Generalitat Valenciana subvenciona proyectos elaborados por técnicos que recurren al “Rincón del Vago” para elaborar los informes que presentan, estoy seguro de que algo así hacen los miembros del equipo de Los Colom.  Y Cándido añadió: Es la única forma en que uno puede explicarse tanta superficialidad y tanta ineptitud.

Leí la noticia que me mostró Cándido y me pareció que la trama de subvenciones solidarias que los miembros de la Generalitat Valenciana habían armado, con material del Rincón del Vago, debería ser parte de una antología.

Gracias a Mary White por la pista.


25
Oct 10

No nos puede ocurrir lo mismo que a nuestros padres

Algo tiene que cambiar, a mi generación no le puede ocurrir lo mismo que a la de mis padres; escribió hoy @yoanisanchez desde Cuba.  Salvando las distancias, porque Yoani vive en una dictadura fuertemente enraizada, creo que los guatemaltecos deberíamos hacer propia esa frase.  ¡No nos puede pasar lo mismo que a nuestros padres!


25
Oct 10

No tiene al diablo adentro

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No crean ustedes que porque habla tiene al diablo adentro, este gramófono es lo mejor que se ha visto.  Pasen señores, pasen a oír sus canciones; así dice la voz en el disco que suena por medio de este hermoso aparato conservado en el Museo de los músicos invisibles.

A mí, este disco me causa muchísima gracia por varias razones: La primera es que, seguramente, en el Siglo XIX había muchísima gente que de verdad creía que los gramófonos eran cosa del Demonio.  ¿Cuántas beatas y beatos deben haber visto estos aparatos como obras de Satanás?  Eso no debe extrañarnos porque una vez oí de una anciana que no dejaba que grabaran su voz,  porque creía que eso era pecado y esto ocurría en la segunda mitad del Siglo XX.  De hecho, todavía en nuestros días, mucha de la moralidad gazmoña enfila su rabia contra la tecnología, la ciencia y la filosofía.  Segundo, porque a la gente más audaz le deben haber causado muchísima curiosidad y asombro los gramófonos.  ¡Cuánto diera yo por viajar en el tiempo y ver la cara de una familia chapina el día en el que el jefe de la casa entró con una gran caja, la abrió y puso un disco por primera vez!  Y tercero, porque los gramófonos costaban entre 40 y 200 pesos oro de aquel entonces, deben haber sido objetos tan reservados para los ricos; y ahora…¿quién no tiene un iPod, o algo parecido?


25
Oct 10

…y hoy me encontré con otro buzón


Vaya…hoy me encontré con otro buzón viejo del correo. Este está en la 12 avenida y 10a. calle de la zona 1.


24
Oct 10

Recuerdos del correo

Aveces siento nostalgia por el correo.  Me recuerda mi niñez, en la casa de mi abuela Frances, porque ella recibía cerca de un par de cientos de tarjetas de Navidad y siempre era alegre ver cómo las abría y el gusto que le daba saber de quienes las enviaban.   Y me recuerda las horas agradables que pasaba limpiando y ordenando mi colección de estampillas postales, cuando me ocupaba de ella.

Durante algún tiempo yo también enviaba y recibía tarjetas navideñas; pero primero perdí la costumbre, luego desapareció el correo y luego apareció el correo electrónico.  Cuando estudiaba en la University of Maryland yo escribía a casa todas las semanas.  Buscaba un rincón agradable en el campus, o en D.C. y me sentía como un viajero del Siglo XIX contando mis aventuras y descubrimientos.  Lo divertido es que ninguna de las tres personas a las que les escribía, me contestaba.   Pero a mí no me importaba.  El acto de escribir, de elegir el lugar y tomar la pluma y el papel era, en sí mismo, un placer que no necesitaba reciprocidad alguna.

El fin de semana pasado anduve por el viejo edificio del Correo en la ciudad de Guatemala; y ahí hay uno de los buzones que, antes, estaban distribuidos por casi toda la ciudad.  Eran amarillos y al frente tenían un espacio para el aviso de las tarifas. No creo que todavía alguien los use…y si alguien depositara ahí sus cartas, ¿qué ocurriría? ¿Cuántos de estos hay, todavía, dispersos por ahí? ¿Alguien los inspecciona de cuando en cuando?


24
Oct 10

El primer ponche chapín de la temporada

Hoy tomamos el primer ponche navideño chapín, de la temporada, gracias a mi amiga Rosa María.  Aunque los hay propios de cada región del país, como el de la Costa, que lleva coco, todos los ponches tienen cosas en común como ciruelas pasa y pasas.

El de la casa de mis padres se hacía con cáscara de piña, y frutas secas como manzanas, melocotones y peras, sazonado con canela; pero cada familia tiene su receta.  Algunos le ponen papaya y mamey; y lo sazonan con pimienta gorda.

Generalmente se toma caliente, porque es propio de la temporada de frío; sin embargo, a mí me gusta frío.  Me gusta, también, con un toque de ron añejo, o de brandy.


23
Oct 10

Impresionante Luna sobre el Cerro Alux

Cuando me desperté hoy temprano, renegué de hacerlo mientras el cielo todavía estaba oscuro; y es que no me imaginaba el espectáculo que me ofrecería la Luna.

Ahí estaba la Selene, junto al Cerro Alux del valle de Guatemala, a punto de ocaso.  Y a su lado, aunque no se ve en esta foto, el Volcán de Fuego había expelido una nube enorme y espesa.  El espectáculo continuó hasta que la luna se ocultó completamente y entonces, en el levante, empezó a salir el sol.  Sus rayos se dieron contra superficies reflectivas ubicadas en lo que creo que es la Villa de Mixco, y entonces, en las montañas que vemos en la foto se vieron brillos intensos.


23
Oct 10

Las ramas de lo que ocurrió en la Zona Viva

Estimo que la idea de una Zona Viva, al estilo de las zonas rosa que hay en otras ciudades, surgió allá por los años 80.  Lo recuerdo bien porque durante un tiempo viví con mi abuela en la Segunda avenida y 12 calle.  Por aquel tiempo hubo un intento de ponerle de nombre algo así como la Zona de las Jacarandas; pegó más el de Zona Viva.

Durante un buen tiempo ahí estuvieron algunos de los mejores restaurantes de la ciudad; y muchos de los mejores lugares de diversión nocturna.  La Zona Viva surgió espontáneamente alrededor de uno de los hoteles de 5 estrellas más importantes de la ciudad, y en un área cuya arquitectura y urbanismo se prestaba para el efecto.  Naturalmente, al margen de la mera Zona Viva surgieron negocios cutres para atender a la clientela que buscaba acercarse a donde estaba la acción.  Y la Zona Viva se empezó a deteriorar.  Eso sí, el racionalismo constructivista trató de rescatar el área y mandó a poner maceteros en las esquinas y a poner aceras de mármol verde, quién sabe a qué costo. Pero el deterioro continuó.  Ese deterioro, digo yo, tiene que ver con dos fenómenos naturales: 1. La gente se aburre de ir a los mismos lugares y la vida nocturna evoluciona.  2. La economía de los chapines no da para sólo restaurantes de 5 tenedores, hoteles de 5 estrellas y otras diversiones caras; y demanda, claro, lugares más cómodos económicamente hablando.  Vi buena parte de ese proceso porque durante mucho tiempo viví en la 14 calle.

Algo parecido, pero en muchísimo menos tiempo, ocurrió con ese otro experimento racionalista y constructivista que fue Cuatro Grados Norte que terminó asfixiado porque la gente se cansó de ir ahí, y porque fue rodeado por lugares cutres.  Aunque las calles principales del distrito contaban con alguna seguridad privada, los alrededores se volvieron peligrosos, como ocurrió en la Zona Viva.

Algo así de triste auguro que va a pasar con la Sexta Avenida, que es el tercer experimento racionalista y constructivista de esta misma naturaleza.

Luego de la balacera que ocurrió en la Zona Viva hace ocho días, hay mucho clamor por resolver el problema de inseguridad haciéndose énfasis en la proverbial incapacidad de las autoridades locales.  Pero ojo; primero, es natural que los barrios y los distritos evolucionen de acuerdo con las necesidades de la gente, la composición de la clientela y sus posibilidades económicas.  Eso es un hecho que tiene más que ver con lo difícil que es el crecimiento económico en un ambiente tan adverso como el guatemalteco, que con poner aceras de mármol, o sembrar macetas. Y, segundo, la delincuencia como la del sábado pasado en la Zona Viva está íntimamente relacionada con las condiciones que crea la criminalización de las drogas.  Y ese fenómeno, el de la guerra perdida contra las drogas, también escapa a las modestas posibilidades de autoridades ineptas que creen que este tipo de cosas se arreglan con más licencias y regulaciones para restaurantes, bares y discotecas; con más prohibiciones y toques de queda; o con medidas parecidas.

La guerra contra las drogas escapa a la modestia de la improvisación local y se está peleando en las calles, pueblos y carreteras de Guatemala.  La misma, a pesar de su fracaso, seguirá reclamando vidas.  Como dijo Henry David Thoreu, por cada mil personas atacando las ramas de un problema, hay una sóla atacando sus raíces.  Antes de que los muertos sean más, es hora de cuestionar la guerra contra las drogas.

La foto, por cierto, es de la 14 calle de la Zona Viva, tomada la noche en que vino George W. Bush.