Dos premios Nobel para celebrar

Normalmente, la concesión de los premios Nobel en Literatura y Paz me es inclusive, como dicen en mi pueblo; porque en Literatura tengo la idea de que son otorgados geográfica y de forma políticamente incorrecta, y en Paz porque ya ni gracia tienen desde que se los dieron a gente como Oscar Arias, Yaser Arafat, Jimmy Carter, Al Gore, a los expertos sobre el cambio climático y a Barack Obama.

Esta vez, sin embargo, el asunto llamó mi atención porque, en Literatura ganó Mario Vargas Llosa, un escritor al que respeto mucho, no sólo por su obra literaria sino por su pensamiento.  Vargas Llosa es autor de algunos de mis libros preferidos, entre los que se cuentan la sensualísima novela Los cuadernos de don Rigoberto; y la perturbadora novela La fiesta del chivo.  A mí La ciudad y los perros no me gustó porque es demasiado oscura; y tengo pendiente Conversación en la catedral.  El autor, además, es doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, por sus contribuciones a la causa de la libertad.  He aquí una conferencia que Vargas Llosa ofreció sobre literatura, cuando visitó Guatemala y la UFM en 1983.

Adicionalmente, el Nobel de la Paz recayó en Liu Xiaobo, un distinguido luchador por los derechos humanos en China.  Al régimen de Pekin, claro, el premio para Liu le cayó muy mal; y como buena dictadura ha reaccionado violentamente contra ciudadanos chinos que celebraban el Nobel para su compañero y compatriota, así como contra la esposa de Liu ha quien el régimen ha aislado.

Mucha gente olvida que la de China es una dictadura como cualquiera.  Embobados por el crecimiento económico en aquella gran nación, muchos hasta creen que en ella ha habido reformas capitalistas; cuando en realidad lo que ha ocurrido es que el régimen ha abierto ventanas para los negocios y, generalmente, todo ello se hace al estilo mercantilista y clientelista.  Es decir, en un ambiente enrarecido en el que, en el fondo de todo, se mezclan los negocios con la política; y en el que los negocios sólo son posibles si cuentan con el permiso del régimen, y no porque haya libertad.  Permiso, no es igual a libertad.

Ilustra el espíritu totalitario del régimen de Pekin el hecho de que el Ministro de Relaciones Exteriores de China llamó al embajador noruego para expresarle la insatisfacción de su gobierno y el riesgo que corren las relacioens bilaterales entre ambos países por la concesión del galardón.  El régimen de Hu Jintao no puede distinguir entre el gobierno de Noruega y el Comité del Nobel, porque este tipo de distinciones no está en su horizonte totalitario.

En la foto, por Gustavo Castillo, están Manuel F. Ayau y Mario Vargas Llosa, luego de que el primero recibió la distinción honorífica en la UFM.

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