George Washington escribió que el gobierno no es la razón, ni es la elocuencia; es la fuerza. Como el fuego es un sirviente peligroso, y un amo temible. Tenemos gobierno y lo dotamos con un formidable monopolio del uso de la fuerza para defendernos de los delincuentes; pero por esa naturaleza ígnea a la que hizo referencia Washington, es que aquel monopolio formidable y aquella fuerza, deben estar sometidos al imperio de la ley. ¿Y la ley? Son aquellas normas generales y abstractas cuyo propósito es proteger nuestros derechos individuales no sólo de los delincuentes, sino de aquellos que controlan aquel monopolio formidable del uso de la fuerza.
A esto se refieren los artículos constitucionales que dicen que el ejercicio del poder está sujeto a las limitaciones señaladas por la Constitución y la ley; y que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial y sujetos a la ley, jamás superiores a ella. La ley, pues, no sólo está hecha contra los malos, sino contra los que se dicen buenos; ¡y hasta para frenar a los buenos!
Mucha gente cree que los problemas de Guatemala se resolverían si los buenos tomaran el control y acabaran con los malos. Como en la peli Las pandillas de Nueva York, no falta quién crea que los problemas de Guatemala se acabarían si los buenos cañonearan a los malos y de ahí salen las hipótesis que creen que la solución está en la limpieza social. El problema, claro, es que si al monopolio formidable del uso de la fuerza lo dejamos sin la obligación ineludible de someterse a la ley, aquel monopolio formidable del uso de la fuerza sirve a los intereses de quienes lo controlan y puede ser dirigido contra cualquiera que se interponga entre ellos y sus objetivos.
En septiembre de 2006 mucha gente vitoreó a los funcionarios que tomaron la decisión y ejecutaron las acciones que culminaron con lo que se conoce como La toma de la Granja Penal de Rehabilitación Pavón, porque había evidencia de que las mafias tenían el control de aquellas instalaciones penitenciarias. La Prensa, la comunidad internacional y el clamor popular querían la toma; y la administración de Oscar Berger y Eduardo Stein actuó en consecuencia. Y los protagonistas directos de la toma se convirtieron en los héroes de muchas familias que le dijeron a quienes quisieran oírlos: ¡Al fin alguien está haciendo algo!
Sin embargo, sic transit gloria mundi; porque el amor de la plebe es flor de un día. Como lo son el amor de la Prensa y el de la comunidad internacional. Para la opinión pública y para quienes la hacen, los héroes de ayer, pueden ser los villanos de hoy. Yo nunca votaría por Alejandro Giammattei, por ejemplo y se que Carlos Vielmann es de carácter volado; pero por más defectos que tengan, la verdad no creo que sean los asesinos que ahora se les quiere hacer parecer.
¿Y cuál es el resultado de estas meditaciones? Uno que no debería sorpendernos: que una república sana no puede irse formando sobre las virtudes de los hombres (y menos sobre los caprichos de la gente). Una república sana sólo es posible si se funda sobre leyes. Leyes iguales para todos. Leyes que protejan los derechos de todos. Leyes que impidan los privilegios. Las leyes son la clave, no los hombres.
Ya lo dijo Javier Bardem: Cuando las cosas salen mal todos cerramos los ojos y esperamos que haya alguien más fuerte y sabio y más capaz que nosotros que nos ayude. Yo creo que esa es la solución equivocada, y por eso es que apoyo a ProReforma.
La caricatura es por Fo y fue publicada en Prensa Libre el 18 de agosto de 2010 y hace alusión a los problemas en la universidad estatal.
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This entry was posted on martes, agosto 17th, 2010 at 4:37 pm and is filed under Eduardo Stein, George Washington, gobierno, ley, Oscar Berger, ProReforma.
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Estimado Luis: Me parece muy buen artículo, equilibrado y sin sesgos… hasta que menciona a ProReforma. Quisiera preguntarle ¿ya leyó la ponencia del CEDECON sobre el proyecto?No quiero incomodarlo, y comprendo que tenga confianza en que la particular reestructuración del estamento legal guatemalteco que propone ProReforma sea un pilar de una nación prospera, pacífica y justa… similar confianza tengo yo en la actual Constitución, con algunos agregados que quisiera verle. El problema es que, según puedo discernir del CEDECON, ProReforma no contempla ciertos avances en materia legal que las sociedades han implementado a lo largo del tiempo y que hace ver al proyecto como un retroceso en materia social. Mis disculpas si he distraido en demasía el propósito del artículo original.Saludos.