Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?

Los ministros de Ambiente, Cultura y Deportes y de Gobernación, en vez de ser leales con su jefe, Alvaro San Nicolás Colom, se aferran a sus cargos y lavan la ropa sucia en público. En vez de renunciar porque adversan su decisión en cuanto a ampliar un contrato petrolero, le niegan su apoyo, mientras que conservan sus carteras.

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