Ven la luz los huesos de dictador comunista

Uno de los episodios que más me impresionaron en 1989, en el contexto de los acontecimientos que desembocaron en el colapso de la Unión Soviética, fue el fusilamiento del dictador comunista rumano Nicolae Ceaucescu y su esposa Elena. En aquel tiempo yo producía la sección de Internacionales en el Noticiario TelePrensa y no me perdía nada de aquellos acontecimientos.

Los Ceaucescu están de moda ahora porque sus restos fueron exhumados para una identificación plena. Sus parientes quieren verificar que sus restos sean los que se dice que son ya que, cuando fueron inhumados, se les enterró de prisa y con nombres falsos por el temor y el odio de la población. Si los Ceaucescu hubiesen estado en manos del pueblo, los hubieran hecho pedazos, dijo la persona que enterró los cuerpos.

Muchos rumanos consideran la muerte de los Ceaucescu el mayor crimen sin castigo. El cambio debía venir, pero sin ser fusilados, sino encarcelados para que comieran huesos como nosotros, explicó un entrevistado. Los Ceucescu, que actuaban en paraja, saquearon, humillaron y empobrecieron al pueblo rumano durante su dictadura.

La foto me la envió Ceaucescu y forma parte de mi colección de fotografías de Jefes de Estado y de gobierno.

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