Prepucios, cráneos, y otras reliquias

Cuando yo era niño, había en la casa de mis padres un cuadrito que contenía un pedazo del hábito de Martín de Porres. El pedacito no podía haber tenido más de dos milímetros de diámetro y era de color gris, según recuerdo. La última vez que vi el cuadrito fue ca. 1973 y ahora nadie conoce su paradero.


De eso me acordé ahora que leí que durante cinco días, la reliquia de Don Bosco estará de visita en Guatemala. Los restos venerados del santo están de gira por América Latina y visitarán nuestro país entre el 31 de julio y el 4 de agosto.

Como una cosa lleva a la otra, y gracias a mi amigo, Roberto, descubrí que en materia de reliquias hay historias fascinantes. En 1366 Catalina de Siena proclamó que había experimentado un matrimonio místico con Jesús y se decía que ella llevaba su prepucio en el dedo anular, a modo de alianza. Y Saint Brigdet, por cierto, decía haber recibido la reliquia de manos de un ángel. Lo cierto es que unos doce monasterios en el mundo aseguran que poseen el prepucio de Jesús, aunque, al final de las cuentas, sólo el de Calcata, a unas millas de Roma, tenía el único aprobado como legítimo por las autoridades de la Iglesia católica. Este sin embargo, fue robado en 1983.

Curiosamente un decreto del ex Santo Oficio, del 3 de agosto de 1900, amenaza con la excomunión contra cualquiera que hable, o escriba acerca del santo prepucio. Y peor aún, en 1954 el castigo fue aumentado e incluye que quien violase la prohibición debería ser evitado, o se debería rehuir de él. ¿Qué pasará con los que leen acerca del santo prepucio?

Roberto dice que en alguna novela de Carlos Fuentes se menciona que de Santa Eulalia hay dos cráneos: uno de adulta y uno de niña. Lo cierto es que sobre esa santa hay una controversia ya que se discute si sus restos están completos, o no, en la Catedral de Barcelona; en Santa María del Mar, de Barcelona; o en Montpellier, Francia.

Aquí en Guatemala hay dos reliquias muy célebres, aunque una es mucho más conocida que la otra. La primera es de orden religioso y en realidad son varias, son las pertenencias de Pedro de Betancur; en tanto que la segunda es un conjunto del orden civil: en la bóveda del Banco de Guatemala -y pueden ser vistos por el público- se halla un reloj de oro que guarda un pedazo del corazón de Justo Rufino Barrios.

En México hubo y hay varias reliquias de orden cívico. El brazo de Alvaro Obregón estuvo en un monumento hasta que fue incinerada enterrada con el resto del cuerpo a mediados de los años 80; la pierna de Antonio López de Santa Anna anduvo por ahí hasta que sus enemigos se la dieron a los perros; y la lengua de Belisario Domínguez, cortada por los partidarios de Porfirio Díaz, todavía se conserva en alguna parte. Esto me contó, el cuate, Roberto.

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