Con las ciruelas he cometido alguna injusticia. Cuando alguien me pregunta que cuál es mi fruta favorita, nunca, nunca, tengo a las ciruelas en mente. Los chicos son top of mind; y luego puedo hablar de las uvas, las manzanas, las papayas, las peras, los jocotes marañones, las fresas y las moras, los melones, los zapotes, los bananos, las mandarinas, las sandías y de otras frutas. Empero, hoy que estuve gozándome a las de la foto me dí cuenta de que las únicas dos frutas que me hacen aplaudir de gusto cuando me las ofrecen son los chicos y las ciruelas.
Adoro lo dulce y jugoso de las ciruelas. Me seducen sus sabores y aromas. Me encanta su color oscuro y profundo. Y recuerdo, con mucho placer, el plum pudding que hacía mi abuela, Frances.
Atribuyo mi descuido con las ciruelas al hecho de que son muy de temporada. De las otras frutas hay casi todo el año, pero las ciruelas, como los membrillos, sólo hay cuando debe haber.
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This entry was posted on sábado, febrero 27th, 2010 at 3:25 pm and is filed under alimentos, frutas.
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