Ya apareció mi amigo, David, en Puerto Principe. Su casa se desplomó y está viviendo en su oficina; si hubiera estado en su residencia, durante el terremoto, ahora no estuviera contando la historia. El sismo lo agarró en una calle comercial y vio como colapsaban muchos edificios.
Mientras tanto, los haitianos están sufriendo lo indecible y necesitan -inmediatamente- toda la ayuda que pueda enviárseles. En el mediano plazo, también necesitarán mucha ayuda para levantar cabeza. Empero, si esa ayuda sigue, sigue y sigue, sin que los haitianos tomen el control de sus vidas, de su sociedad y de su destino; sin que los haitianos hagan de la suya una sociedad más rica y por lo tanto más segura, allá están condenados.
Si el futuro de los haitianos va a depender de la ayuda, están perdidos.
Vea usted esta gráfica. En el eje X se muestra el ingreso por persona, ajustado a la inflación; en tanto que el eje Y muestra la ayuda exterior recibida por persona en dólares actuales. Hay tres países ahí: Haití (en amarillo), Tanzania (en azul) y Hong Kong (en rojo); este último para hacer el contraste. Haga usted clic en Play, y verá como ha evolucionado la relación entre los ejes X e Y entre 1960 y 2007. Mientras más vertical y hacia la izquierda es la evolución de las gráficas, más se hace evidente que no hay correlación positiva alguna entre el crecimiento de la ayuda exterior recibida y el ingreso de las personas, ni en Haití, ni en Tanzania.
Ahora vea lo que ha ocurrido con Hong Kong y su gráfica roja. El ingreso de las personas ha crecido, crecido y crecido; en tanto que el monto de la ayuda exterior recibida se ha mantenido estable.
La ayuda exterior es vital durante una emergencia; pero es irrelevante y hasta puede ser nefasta para mejorar el nivel de vida de las personas. Los Haitianos sólo tendrán una sociedad rica y segura cuando establezcan:
1. Derechos de propiedad para todos.
2. Libertades civiles y derechos individuales iguales para todos.
3.Un gobierno que proteja los derechos de todos.
4. Impuestos bajos, transparentes y predecibles.
5. Un sistema monetario no inflacionario.
6. Libertad de intercambio.
7. Políticas que no sean envidiosas contra aquellos que son empresarialmente exitosos.
Por cierto que usted, como yo, quizás sienta recelo de enviar su ayuda a los haitianos por medio de la Coordinadora Nacional de Desastres, la Organización de las Naciones Unidas, o por cualquier otro medio que involucre a políticos y burócratas directamente. He aquí una buena opción: The Human Rights Foundation y el actor Kelsey Gammer, han establecido un fondo generoso.
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This entry was posted on jueves, enero 21st, 2010 at 10:15 am and is filed under derechos individuales, Haití, Human Rights Foundation, igualdad ante la ley, pobreza, riqueza, terremoto.
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y sobretodo cuando paises poderosos dejen de meter la mano