Esta es la nota que, sobre mi padre, escribí para el 17 de junio de 2006. La comparto con ustedes porque hoy es el Día del Padre y porque entonces no existía este espacio:
“En 1986 las campanas doblaron por mi padre, que dejó de existir casi a la misma edad que tengo ahora; y desde entonces, el Día del Padre no ha sido lo mismo para mí.
Extraño a mi padre cuando tengo un éxito, y lo extraño más cuando tengo un fracaso. Lamento mucho que no esté aquí para ver a sus nietos creciendo y para ver sus caras de felicidad cuando gana su equipo en el Mundial de Futbol.
Mi padre me enseñó a limpiar calamares, a sentarme a leer tranquilamente al final de la tarde, a montar moto, a cangrejear en la playa, a preparar Bloody Marys, y a cantar En un bosque de la China y Pajarillo barranqueño.
Me enseñó a hacer castillos de arena y me construyó un invernadero cuando yo era orquideólogo. Me enseñó tiro al blanco y seguramente hubiera preferido que yo fuera beisbolista, a que fuera orquideólogo; pero recuerdo que estaba muy contento cuando gané mi primer Mención Honorífica en una exhibición nacional.
Con mi padre íbamos a La Placita Quemada a comprar mariscos, donde una señora que tomaba sangre de tortuga.
Íbamos cada 1 de noviembre al Cementerio General a visitar la tumba de su padre, y con mis hermanos entrábamos a pie. Él, además, había inventado la historia de un lorito suyo, de nombre Vito, que había sido piloto. El avión de Vito había sido derribado durante la Liberación y se hallaba enterrado cerca de la tumba de mi abuelo. Así que mis hermanos y yo llevábamos flores para el padre de mi padre, y flores para el lorito caído.
Al final de sus días discutíamos mucho. Él, sin lugar a dudas, era un constructivista irredento; y yo, soy un convencido total de la existencia de órdenes espontáneos. El era un apasionado con un corazonote así de grande; y yo que soy un objetivista, que sin duda le parecía exageradamente racional.
Mis padres eran muy jóvenes, y nada me daba más gusto y orgullo que el mío me presentara como su hermano y que cuando iba por la calle, con mi madre, alguien silbara y me dijera, ¡Adiós, cuñado!
Su última foto se la tomé junto a su Mustang, el mismo en el que hizo su viaje final. Y por cierto que, pocos años antes, había pasado por una crisis financiera. Eso lo lastimó mucho; pero nunca perdió su magnífico sentido del humor. De hecho, para pasar el aguacero vendía contratos funerarios; y en sus tarjetas, ¿qué cree usted que decía? Luis Figueroa, asesor en viajes celestiales.
La última vez que lo vi yacía bien rasurado, todo conectado a tubos, inconsciente, y aparentemente tranquilo.
Y no alcancé más que a decirle, muy quedito y entre dientes: ¡Gracias, fuiste un padre divertido! y te voy a extrañar”.
…y en efecto…lo extraño.
Hijuela, Luis… Me sacaste las lagrimas, debe haber sido un viejo fantàstico…
Que linda historia!Mi amigo Luis….un gran abrazo!!!
Mi Gatón adorado…Me sacó las lágrimas…
Hijole, que suerte!!!la tuya y la de mis hijos.
Cuate:No lo pude terminar de leer. No quise llamar la atención de los otros chavos en las computadoras, las lágrimas empezaron a brotar.Muy emotivo, muy fuerte, muy reflexivo.Muchas bendiciones a tu vida.
He tenido un sentimiento torcido acerca de la invitable muerte de mi padre (espero en un dia muy lejano): De chiquita le pedia a Dios que si muriera mi padre me muriera yo con el, ahora no me puedo dar ese lujo pues tengo hijos y no los quiero dejar; pero el lado torcido es que por mucho que no quiero que se muera mi padre le he pedido a Dios (en mis enfermedades) que porfavor no me muera yo antes pues con el amor inmenso que me tiene el sufrimiento que el tendria de ver a su unica hija morir seria espantoso y mas grande que el sufrimiento resignado de lo natural de que el padre anteceda al hijo en ese destino fatal.Sorry si parece incoherencia lo que estoy escribiendo, maybe it is a case of thinking out loud.By the way gracias por compartir a tu papa con nosotros en este espacio.
Me gustó mucho tu post.Sería bueno ver la foto de tu papá con el mustang – y no sólo porque me muero por los mustangs…
[…] año, sin embargo, el invitado de honor fue el Mincemeat pie; que era el pie favorito de mi padre. Este es un postre tradicional de la Navidad y, aunque poco conocido en estas latitudes. Es […]
[…] sí, hasta la noche en la que mi padre vino a espantarme. Una noche, luego de soñar que mi difunto padre entraba a mi dormitorio, […]
Luis, qué bonito esto, qué relación más entrañable la que tuvo con su papá. Es todo un homenaje lo que aquí escribe. Ha de haber sido un buen contador de historias; me encantó la del lorito aviador. Le mando un gran abrzo.
Luis, gracias por compartir, uno vive a través de tus letras parte de tu historia, mi relación con mi padre es excelente y el tan solo pensar en el momento del desprendimiento me hace sentir un profundo dolor, así que mientras lo tengo, lo disfruto, lo gozo, lo amo y sobre todo lo honro con mis actitudes y siendo la mujer que él quiere que sea…¡Gracias!
[…] mucho en mi papá cuando andaba por el buque; ese es un paseo que él hubiera disfrutado mucho y a mí me hubiera […]
[…] de 27 años, hoy exhumamos los restos de mi padre para llevarlos de un cementerio a otro. ¡Y nadie esperaba lo que nos sorprendió! Ibamos […]