Corín y sus novelas "ineditas"

Pues yo no voy a denostar la literatura de Corín Tellado, porque me incomoda esa posición de I am holyer than thou, que asumen muchos intelectuales frente a lo que les gusta a las masas.  La vida me ha enseñado que hay tanta gente perversa y despeciable que lee a Cervantes, a Dante y a Shakespeare, como gente buena que lee a Corín Tellado, a Harold Robbins, y a Barbara Cartland.  
Empero, voy a recordar a la recién fallecida novelista porque siempre en casa de mi tía Sylvia -y aveces en mi casa- uno solía encontrar ejemplares de la revista Vanidades; y en la portada de esa publicación se anunciaba una Novela inédita de Corín Tellado.  Y lo que me vino a la mente es que, aunque nunca leí una de esas historias (quizás porque en ese tiempo el amor me hacía los mandados), yo leía el titular así: Novela “inedita” de Corín Tellado.  Hecho que ahora trae a mi memoria que durante una época extendida de mi vida tuve problemas para leer algunas palabras.  Por ejemplo, leía Biblonia, en vez de Babilonia; leía Tepepute, en vez de El Pulté (este, por cierto, es un cerro que queda allá por la zona 16); leía Sorbeta, en vez de Scribona (esta fue una heladería ochentera, en la Avenida de las Américas); leía ASOMts semáforo, en vez de A 50 mts. semáforo; leía El Pipila, en vez de El Pípila.
Y bueno…eso es lo que recuerdo de la difunta.


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5 comments

  1. he he yo sí leí muchas de las novelas “ineditas” de Corín Tellado porque mi mamá era aficionada a la Vanidades… se parecían mucho, de plano porque la señora tenía que escribir como una por semana y se acaba el tema, pero todas terminaban en la cama! No sabía que se había muerto… buena escritora en términos de volumen y difusión de sus obras… y me acuerdo de Scribona! yo fuí allí con alguna amiguita!

  2. El ultimo De Paz

    Ajá, tu comentario me hizo recordar mis primeras lecturas, las cuáles, debo reconocer, me han ayudado a soportar y comprender a los politicos de siempre:Capulina y también, Capulinita.ArchieHermelinda Linda (en este momento no estoy pensando en la matrona del Jajanano, palabra de niño bueno)Aniceto, (como tampoco estoy pensando en el doc machete, reyes lópez o el yeneral)Ahhh, que tiempos de buena literatura.Ahora a falta de otra cosa debo leer a Alissa Zinovievna Rosenbaum y los politicos, con sus politiquerías, me dan asco. Por aquello de aceptar que la realidad existe.

  3. Antonio Torres Rodríguez

    Saludos, Luis.Comparto tu opinión respecto a Corín Tellado y su obra, tan digna y respetuosa como la que más. No es indigno ni despreciable que sea la autora más veces leída de la lengua castellana, después de Cervantes, como tampoco lo es que escribiera más de 4.000 títulos, hubo algunos años que escribía novela corta por semana, a ver si eso no es no solo respetable si no también admirable. En mi niñez, por los 70s, las novelas de Corín, para las féminas, y las de vaqueros americanos de Marcial Lafuente Estefanía para los machotes de la época, eran una afición generalizada que se intercambiaban en los Kioscos de chucherías y golosinas, tabaco, comic… Un abrazo.

  4. Tengo casi la misma experiencia de haber leído sólo el anuncio de la novela en la portada de la revista. Pero no era tan disléxica como tú, jajajaja. Una vez intenté leer una novela, pero me dio pereza. alcancé a leer quizá una página y allí encontré un pretexto que usé años después para rechazar un noviazgo. jajaja, “nadie sabe para quién trabaja”.

  5. Me pasaba lo mismo con doña Corín Tellado, mi mamá también solía llevar la mencionada revista. Confieso que los mismos “expertos” en todo y en la nada me diagnosticaron como disléxico y urgieron a mi mamá a que aprendiera algún oficio, pues el chamaco, tenía problemas con la lectoescritura y punto menos que era un tarado. Sólo por eso, porque el espíritu humano nació para vencer retos, terminé mi uni y otras cosas. Me admira doña Corín, esa fuerza prolífica de elemental literatura, pero cuantas personas no habrán encontrado un momento de solaz y aún el de vencer diagnósticos varios, leyendo sus socorridas novelas. El corazón siempre merece un alimento aun a veinte pesos el ejemplar. Saludos desde México Alejandro Monzón