El chiste de Quino, que hoy publica Siglo Veintiuno, ilustra perfectamente el papel de los gobiernos en las crisis que enfrentamos los chapines.
En la primera escena un sujeto esculpe esferas de piedra; luego las pinta para que parezcan pelotas de fútbol y, acto seguido las distribuye por toda la ciudad. Esa noche el hombre se va a la cama cansado.
La viñeta final muestra el sujeto, que es un traumatólogo, en su clínica, dándoles la bienvenida a cuatro personas que se han golpeado los pies.
¿Puede haber una metáfora mejor? Los gobiernos falsean las tasas de interés y otros precios, los gobiernos crean las condiciones necesarias para que se den las crisis como quien fabríca pelotas de piedra y las distribuye por todas partes. Luego, a modo de generoso y abnegado traumatólogo, pretende ser quien cura las crisis, cuando en realidad sólo hace más pelotas y las filas de pacientes se hacen más largas.
El mismo diario publica, hoy, en su Buzón 21, la carta de un grupo de vendedores de ropa que lamenta el asesinato de una compañera. La carta concluye con la siguiente frase: “Que Dios nos proteja de todo mal, porque las autoridades, definitivamente no son capaces de hacerlo”. ¿Quiénes, sin no las supuestas autoridades han sido las responsables del deterioro institucional profundo en el país? ¿Quiénes, si no las presuntas autoridades, han descuidado por décadas la seguridad ciudadana en Guatemala? Las autoridades han esculpido las pelotas de piedra de la impunidad, las han pintado, las han esparcido y ahora todos sufrimos la ausencia de seguridad y de justicia.
En Prensa Libre leo que Punta de Manabique está agonizando. Su deterioro tiene que ver con que es tierra de nadie, porque es de todos; y con el citado deterioro institucional y la ausencia de autoridad. Esas pelotas de piedra, sumadas a la guerra contra las drogas que es otra pelota igual, están acabando con la riqueza y la belleza de aquella región de Izabal.
Ahí tiene usted la Ley Antitabaco: los gobiernos constituyen estados de bienestar y esa pelota de piedra demanda leyes como la citada. “El gobierno quiere gastar menos en enfermedades terminales, como cáncer de pulmón”, dice un reportaje de hoy; y las víctimas son la libertad y la responsabilidad…y el deterioro institucional, así como la pérdida de autoridad.