Iconografía y búsqueda de legitimidad

El problema de la legitimidad es uno que deben resolver quienes ejercen el poder, si quieren tener autoridad. Si no lo resuelven, su ejercicio es de poderío; y sin autoridad, viene la ingobernabilidad.

En una monarquía absoluta, la legitimidad se resolvía mediante el enlace dinástico con algún personaje ilustre, o con la divindad. En una república democrática, la legitimidad se consigue con el voto mayoritario; pero es duradera sí, y sólo sí, existe el andamiaje institucional necesario para hacer que la legitimidad adquirida en el día de los comicios, se sostenga hasta el día en que el poder debe ser entregado a los nuevos elegidos. Sin ese andamiaje, la legitimidad se disuelve como agua entre los dedos, en la medida en que -sin aquella institucionalidad- quienes tienen el poder se muestran incapaces de satisfacer todas las expectativas que crearon entre los grupos de interés a quienes acudieron para conseguir ser electos.

La iconografía también es importante para apoyar las pretensiones de legitimidad. La corona y el cetro, la banda presidencial, y otros símbolos tienen importancia en este sentido. Los mayas, por ejemplo, sabían de la importancia de la imagenería del poder e incluso de la importancia de la arquitectura del poder.

Los mayas de las tierras bajas inventaron una nueva forma de usar el templo-pirámide: lo conviertieron en un portador de mensajes políticos al añadirle fachadas elaboradas con estuco y pintura tanto en la pirámide, como en el templo. Estos fueron expresiones primarias de las doctrinas políticas y religiosas en las que se fundamentaba la institución de la monarquía. Para los mayas, como para otras culturas, la historia era un constructo de aquellos que la escribían; y los textos mayas que han sobrevivido nos le cuentan desde el punto de vista de aquellos lo suficientemente ricos como para llenar sus tumbas con objetos llenos de inscripciones, de aquellos que tenían el poder para comisionar grandes monumentos y edificios públicos y de aquellos que podían comprar o comisionar objetos preciosos como ofrendas. Acerca de estos temas, usted puede leer en A forest of Kings, the Untold Story of the Ancient Maya, por Linda Schele y David Freidel.

Esto era cierto entonces y es cierto ahora; y a mi juicio explica el uso de la iconografía de La Revolución, la exguerrilla y el socialismo por parte de la administración de Alvaro San Nicolás Colom y Sandra Evita Torres. ¿Recuerda que del Palacio Nacional colgaban mantas con las imágenes de los expresidentes Arévalo y Arbenz? ¿Recuerda que había una con la imágen de Oliverio Castañeda? ¿Ha visto que ahora hay una con la de Alberto Fuentes Mohr, papá del actual ministro de Finanzas?

Como los antiguos mayas, la administración socialdemócrata trata de hacer suya la arquitectura del poder y la adorna con íconos que representan las doctrinas e ideas en las que trata de fundamentarse, para legitimarse. Claro que no siempre le sale bien porque, a la entrada del Pasaje Rubio, donde fue asesinado Castañeda, hay una gran manta en la que algunos sectores de izquierda le reclaman a la administración por el uso del personaje, que, a su juicio no les corresponde. Es arriesgado, pues, hacer uso de iconografía ajena, o de iconografía que no es legítimamente propia. Castañeda era dirigente estudiantil en tiempos en que había lazos muy estrechos entre muchos dirigentes estudiantiles, la uniersidad estatal, y la guerrilla. Pero, ¿por dónde se pueden establecer lazos con la administración de Los Colom?

Otro ejemplo de esta práctica es del Partido Unionista, de Alvaro Arzú, el alcalde capitalino. La dirigencia del partido dice que su nombre está inspirado en el Partido Unionista, de 1920, que unió a todas las clases sociales de Guatemala e impulsó la gesta cívica más importante de la historia guatemalteca, que derrocó al dictador Manuel Estrada Cabrera. De esta forma el unionismo busca pedigree y legitimación social.

El unionismo también usa la arquitectura para buscar legitimación ya que en su sitio Webse cuenta que en la Plaza 11 de marzo -localizada en la 7ª. avenida, frente a torres del Banco Industrial, zona 4- que rememora el momento histórico del triunfo del pueblo de la primera generación del siglo XX, hoy se recuerda lo importante que es progresar basado en la unión del pueblo en favor del pueblo. Y de esta forma el unionismo pretende usufructuar un espacio público y convertirlo en un mensaje político, como hacían los mayas y hace la administración socialdemócrata.

Lo interesante, sin embargo, es que seguramente alguien en la Municipalidad se dió cuenta de que esto sería inapropiado, o temió que les pasara como a Los Colom por usufructuar la imágen de Castañeda, y Tu Muni le ha cambiado de nombre a la plaza, que ya no se llama Plaza 11 de marzo (como sin duda era el plan original según una valla que había ahí y según el sitio Web del partido), sino Plaza de la República.

Es interesante, pues, cómo es que quienes ostentan el poder necesitan probar que lo hacen de forma legítima; y para ello usan iconografía y hasta la arquitectura pública para asegurar sus pretensiones.

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